Al tiempo que alista un proceso de diálogo interno para diagnosticar las causas de su peor derrota electoral en 21 años, la cúpula del Partido Acción Ciudadana (PAC) trabaja en un “acomodo financiero” que le permita mantenerse al día con el pago de sus millonarias deudas y subsistir durante los próximos cuatro años, con una reserva de ¢700 millones a la cual no le ingresará ni un solo colón hasta, al menos, el 2026.
Las condiciones son apremiantes. Los pasivos del PAC, a enero del 2022, suman ¢1.234 millones, y la dirigencia reconoce que las donaciones de los militantes y simpatizantes son “la única manera” de amortizarlas. En paralelo, la agrupación debe recortar sus gastos operativos para rendir durante cuatro años el dinero que, normalmente, gastaría en poco más de un año.
A pesar de lo anterior, Fabián Solano, presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de la agrupación, aseguró a La Nación que “no es momento de que el partido se considere en su peor momento financiero”.
“Es como una casa, es exactamente igual. Es decir, cuando alguien en una casa sale desempleado, cuando los ingresos disminuyen, la casa se tiene que estructurar para que con los recursos que existen se pueda sobrevivir”, afirmó Solano.
Según el más reciente informe financiero que el PAC entregó al Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), con corte a enero del 2022, su mayor acreedor es el banco Lafise, al que le debe ¢669,4 millones de un préstamo que se adquirió para financiar gastos no redimidos de la campaña del expresidente Luis Guillermo Solís, en el 2014. El segundo mayor rubro es la condena de ¢627 millones por estafar al Estado en las elecciones del 2010.
El partido pagó los primeros ¢200 millones en el 2021, con fondos donados por sus simpatizantes, y quedó con un saldo pendiente de ¢429,5 millones. Según el arreglo de pago firmado con la Procuraduría General de la República (PGR), este año debe cancelar otros ¢100 millones. ¿De dónde saldrá el dinero? La dirigencia del PAC confía en que sus simpatizantes donen dinero suficiente para hacerle frente a esta y las demás deudas.
“Es que es la única manera; nosotros no tenemos otra manera. No teníamos otra manera de pagar los ¢200 millones (del primer pago a la PGR), así fue como se levantaron y este pago de los ¢100 millones no tenemos otra manera; eso no cambia con el resultado del 6 de febrero”, aseguró Solano.
El Comité Ejecutivo, además, evalúa plantearle a la Asamblea Nacional que el partido asuma una deuda adicional con la exministra de Justicia Marcia González, para ayudarle a pagar el préstamo personal que ella sacó con el fin de inyectarle fondos a la pasada campaña del PAC, por medio de la compra de un bono de ¢100 millones. Como el partido quedó sin derecho a cobrar deuda política, ese certificado vale ¢0, y ahora González debe pagar el crédito con fondos de su propio bolsillo.
Solano reconoció que a causa de la debacle electoral en los comicios del pasado 6 de febrero, el PAC perderá de donaciones como las que actualmente depositan mes a mes los diputados rojiamarillos, según lo dispone el estatuto partidario. Sin embargo, el dirigente está confiado en que la crisis política no causará una reducción sustancial en los aportes de los simpatizantes.
“Las personas que han estado donando para que ese dinero se reúna, son personas que siguen aún donando; no hemos tenido ningún caso de alguna persona que a raíz de lo ocurrido el 6 de febrero haya desistido”, afirmó el presidente del PAC.
‘Con ¢700 millones tenemos que sobrevivir’
El otro tema que el PAC debe resolver es cómo subsistirá durante los próximos cuatro años, en vista de que no recibirá recursos frescos para pagar gastos de organización hasta que, en una elección nacional, obtenga como mínimo un 4% de los votos, o logre llevar un diputado al Congreso. Es decir, no hay posibilidad de que Acción Ciudadana reciba más dinero del Estado antes del 2026.
Los gastos de operación de un partido incluyen, por ejemplo, alquileres, salarios, las facturas de agua, electricidad y teléfono, viáticos y suministros de oficina. Dichos gastos se suelen pagar con el dinero que los partidos dejan en reserva en el TSE. En el caso del PAC, a dicho ahorro le quedaban ¢889 millones hasta mediados de febrero. Trimestralmente, la agrupación cobra desembolsos con una suma promedio de ¢117 millones.
Solano afirmó que la situación obliga al Partido a “achicarse”, para bajar gastos. Aseguró que para lograrlo, están sobre la mesa todas las posibilidades, incluida una eventual reducción de personal. Según dijo, la reestructuración de todas formas tiene sentido debido a que el partido no tendrá representación en ningún órgano político, solo en algunas municipalidades. Entonces, la labor de la agrupación durante los próximos cuatro años sería más “social”.
“Vamos a considerar cualquier tema administrativo en discusión para darle al Partido sostenibilidad financiera. La reserva que nosotros tenemos es suficiente, es una reserva grande, no es demasiado poco, son ¢700 millones, y nosotros con esos ¢700 millones tenemos que sobrevivir hasta las próximas elecciones”, afirmó.
No obstante, aseguró que lo más apremiante para el PAC es generar una reflexión sobre las causas del fracaso electoral de la agrupación en febrero, para poder tomar las decisiones que les ayuden a “reconectar” con la ciudadanía. La situación financiera, sostuvo, se resolverá con apoyo de sus militantes.
“El tema financiero para nosotros es secundario, estoy seguro de que todas las personas que durante estos años han donado de una manera sistemática, que han hecho que el Partido pueda hacerle frente a deudas, lo van a seguir haciendo. Así nos lo han expresado y tengo la seguridad de que va a seguir siendo así”, dijo Solano.