Dice que no volvería a repetir esas palabras. Que se equivocó y que, la verdad, “estaba muy pollita”. Que, al fin y al cabo, se decepcionó... Que no fue la única. Ese día, martes 20 de mayo del 2014, la diputada socialcristiana Rosibel Ramos tomó el micrófono en el Plenario y blandió en alto su índice hacia Otto Guevara para acusarlo por entorpecer la labor legislativa y bloquear con sus discursos.
“Aquí lo que pasa, don Otto, es que usted y algunos tagarotes políticos agarran ese micrófono y no dejan a la gente trabajar”, dijo entonces.
Calificó el entorpecimiento legislativo como una payasada y aseguró que ella formaba parte de una nueva generación que cambiaría todo. Agregó también una dosis de promesas.
“Decidimos que íbamos a ser una oposición de verdad”, registra el acta de la sesión. “Que no entorpeciera la labor del Gobierno y que sintieran que, verdaderamente, lo estuviéramos apoyando”.
Hoy, un par de legislaturas después, Rosibel Ramos es una de las principales fuerzas del bloqueo parlamentario.
Destacó este año por los reclamos del propio Presidente de la República, quien la acusa de secundar a Otto Guevara en sus planes para impedir la aprobación de proyectos fiscales en el Congreso. Se lo reprochan ministros, diputados oficialistas y congresistas opositores, y ella no teme en aceptar que –aún siendo la presidenta de la Comisión que discute algunos de los proyectos a los que ella se opone– podría decirse que es una cara visible del obstruccionismo parlamentario.
“Depende. Tal vez sí. Voy a utilizar todas las mañas que pueda tener para bloquear impuestos”, dice. “Cuando algo es malo para Costa Rica se puede usar todo para obstruir. Siempre estoy dispuesta al diálogo, pero se obstruye hasta tanto se logren mejores cosas”, afirma.
De aceros y cristales
Se define como diputada de personalidad y carácter fuerte. Es, para ella, su principal valor. Al otro lado, admite que –quizás– es impulsiva. "Me cuesta mucho calcular y siempre digo lo que pienso”.
Un buen ejemplo de ello ocurrió en marzo de este año en una conferencia de prensa ofrecida por el ministro de la Presidencia, Sergio Alfaro, tras una reunión con el PUSC. Allí, detrás de un jerarca que resaltaba los logros de diálogo con la fracción, Ramos negaba con la cabeza y gesticulaba ante las declaraciones.
“A veces no me importan las consecuencias. Creo que puede ser bueno, pero casi siempre es malo”, comenta.
Exalcaldesa de Pérez Zeledón, comenzó su vida pública a los 22 años. Afirma mantener fuertes ligámenes con su zona (“soy auténtica de pueblo; me gustan los caballos, bailar, la fiesta; me gusta mucho eso, de verdad”). Es licenciada en administración y representante de la provincia de San José.
Dirige también la comisión que aprobó (con poca presteza) proyectos como los de lucha contra el fraude fiscal y de lucha contra el contrabando, el de mejora en la gestión de la Caja Única del Estado o los recortes en los regímenes de pensiones. Los procesos de estos textos tardaron más de dos años, pese a que el bloque opositor se había comprometido a ejecutarlos en una legislatura.
Responsabiliza al Ejecutivo del lento avance que puede registrar su comisión, entre mociones y prolongados elogios que Otto Guevara extiende a Imagine de Lennon o las propuestas de Trump. Lo resume en dos ideas: dice que el ministro de la Presidencia no la atiende (“¡Claro que extraño a don Melvin, el obispo! Para que uno lo llegue a extrañar... ¡Imagínese en las manos que caímos ahora! Por lo menos le mentía a uno, pero lo atendía”) y que el presidente está desinformado (“No conoce lo que pasa en la Asamblea. Seguro le aburre toda la parte técnica”).
Su férrea postura se sintetiza en que (aún con un déficit del 3,9% del PIB) el país posee una oportunidad para garantizar la eficiencia del gasto del Ejecutivo. Por ello calificó de “traidores” a los legisladores liberacionistas cuando comenzaron a apoyar el proyecto de impuesto a personas jurídicas. Cualquier apoyo a los impuestos es, para ella, irresponsable antes de efectuar los cambios que –piensa– requiere el gasto gubernamental.
“Son tan poquita cosa en su pensamiento que no entienden que, aunque quieren impuestos para el 2018, están dejando una posibilidad para dictar políticas de contención de gasto que paren el sufrimiento de los costarricenses”.
Después de la curul
En marzo de este año, después de que el presidente Solís le llamara la atención por cometer “exabruptos” en una reunión, el precandidato presidencial Rodolfo Piza salió en defensa de Ramos y calificó de “infundadas” las declaraciones del mandatario.
—¿Qué relación tiene usted con él?
—Lo escucho mucho y estoy apoyando la precandidatura. Es demasiado responsable, demasiado inteligente... No solo defiende contención del gasto, sino que primero dice: reglas fiscales. Le consulto mucho mis decisiones, teniendo claro que yo tomo la última decisión.
—¿Quisiera estar en un gobierno junto a Rodolfo Piza?
—Le he dicho a don Rodolfo que eso lo respeto totalmente y que, donde él vea que le puedo servir mejor al país, que me ponga ahí. Me encantaría... Esperando que yo pueda durar, porque con mi personalidad es un poco difícil.
—¿Cómo cambiaría su forma de trabajar con respecto a este gobierno?
—Buscaría más diálogos. Tendría que estar en una institución donde pudiera ejecutar. Hacer. Inversión pública. Creo que viviría metida en la Contraloría pidiendo perdón. Pero ejecutaría mucho. Sería un animal de trabajo en ese tema, pero muy sana y justa.
—Y para ejecutar todo eso necesitaría nuevos impuestos...
—Pueden pedirse impuestos, pero si se pone un freno primero a los gastos y al crecimiento de las remuneraciones.
—Solís dijo que haría lo mismo. ¿Qué pasa si en un gobierno usted se encuentra a una diputada opositora que asegura que no se ha hecho lo suficiente?
—Es que... ¿qué me puede decir el PAC que ha hecho en contención del gasto? Hay que llegar y tomar esas decisiones. Yo no soy economista. Soy administradora. Cuando Ottón Solís y Epsy Campbell como economistas llegaban y te explicaban, vos pensabas: ‘Diosito qué estoy haciendo aquí, no entiendo nada’. Y ya, cuando pasaron los meses, y te dan las dos de la mañana estudiando y entendés, vos decís: ‘esto es demasiado fácil de entender: o paramos remuneraciones o aquí vamos directo al abismo’.
“Y, lastimosamente, en este gobierno se está sacrificando esa inversión pública... No se ve eso”. Hace una pausa. “Yo también creo que esa disminución en la pobreza está medio conversada”.