La diputada liberacionista Silvia Hernández, nueva presidente de la Asamblea Legislativa, coincide en la necesidad de sacar adelante una agenda de saneamiento de las finanzas públicas y procurará ejercer su liderazgo con ese fin, pero advierte que el Gobierno tiene un deber irrenunciable de negociación.
En entrevista con La Nación, Hernández expuso que algunas fuerzas políticas han dicho abiertamente que no están a favor de los proyectos de ley que tocan impuestos, como renta global y el tributo a los premios de lotería, y que ella no puede cambiar esas voluntades.
LEA MÁS: En vivo: Con 42 votos, Silvia Hernández es la nueva presidenta de Asamblea
Luego de ser elegida con 42 votos de la oposición y dejando por fuera del Directorio legislativo al partido de Gobierno, Acción Ciudadana (PAC), la jerarca expuso que ella tiene voluntad de colaborar con el Ejecutivo y que la intención del bloque opositor es construir consensos alrededor de soluciones urgentes, sin una visión politiquera, sobre sostenibilidad fiscal, agenda pospandemia y visión de largo plazo.
—¿Por qué es necesario y se da el ambiente político para un Directorio de oposición?
—Presumo que por la misma razón que se dio con el Directorio actual y por eso no tiene hoy ninguna participación de la fracción oficialista. Puede ser porque a ellos mismos no les interesa o porque no hubo condiciones.
“Pero más allá de debatir si es de oposición o no, yo creo que el ángulo que yo pretendo proyectar es distinto. El país tiene memoria de cuando el término oposición significaba trabas y politiquería.
“Argumentar detrás de ese concepto, que eso sea lo que busca un Directorio de oposición, me parece absolutamente contradictorio. Si hay algo que esta Asamblea Legislativa ha hecho, en particular algunas fracciones, incluyendo la que yo represento, es por mucho dejar claro que actúa de otra forma.
“Ese no ha sido el caso de esta Asamblea, no de traer el término oposición a un significado de trabas y politiquería. Para mí, por el contrario, un Directorio conformado por diputados y diputadas de diferentes fracciones, lo que busca es construir consensos alrededor de soluciones urgentes que está necesitando el país en este momento y no reducir eso a una visión politiquera. Yo creo que las fracciones han encontrado prioridades compartidas que facilitan la conformación de un Directorio multipartidista y eso me parece importante, porque ayuda a una gestión legislativa durante este último año”.
—Las negociaciones no terminan con el 1.º de mayo, porque empieza la reconfiguración de las comisiones legislativas. En este punto, le consulto si considera necesario que las presidencias de esas comisiones tomen otra ruta, diferente a la del año pasado. El PAC quiere mantener las de ellos, pero también diputados de oposición dicen que es necesario reconfigurar eso. ¿Cómo se dará ese camino? ¿Usted también lo considera necesario?
—Ese es un rol que recae, en primera instancia, en las jefaturas de fracción. Desde mi punto de vista, se tiende a creer que el último año no hay cambios bruscos, porque se ha generado una dinámica de trabajo propia de las comisiones, una especie de expertise en la labor de esas comisiones.
“Uno anticipa que la instalación y conformación de comisiones no va a tener cambios bruscos. Eso obedece a una representación obligatoria de derechos que tienen los diputados y las fracciones de participar, de acuerdo con su composición y cantidad de diputados.
“Yo lo que anticipo es una composición muy similar a lo que se ha venido dando estos años. Se ha utilizado de excusa, como argumento, de algunas fuerzas políticas en particular, que eso pueda ser una traba. Debo señalar que ciertamente, en otros momentos, el PUSC quedó fuera de las negociaciones del Directorio y eso probablemente vislumbre para algunos el que haya ahora un mayor interés de cambios.
“Sin embargo, no es la lectura que yo tengo hasta el momento, será un acomodo que hagan las fracciones, a lo interno”.
—Pero las presidencias son una cuestión más política.
—Es una cuestión muy política donde se ha respetado muchísimo la demanda que haga cada fracción y cómo eso se pueda balancear. Por ejemplo, yo no encuentro por ninguna circunstancia, un interés del PLN de renunciar a ninguna de las presidencias, excepto que a lo interno se facilitara alguna negociación de consenso, que abra camino, pero veo elementos muy similares a los que han existido.
—Pero al quedar el PAC fuera del apoyo a los puestos del Directorio y a la agenda alterna de proyectos, es cierto que perdería algunas presidencias, no sé si estratégicas, como Gobierno.
—No lo sé, me parece que eso es anticiparse. La respuesta a eso es que no me puedo anticipar a una discusión que no ha llegado y partirá de lo que traiga a la mesa cada jefatura de fracción.
—Le toca una presidencia en una etapa muy fuerte, tanto en la agenda de proyectos como en la vía electoral. Sintetizando lo más posible, ¿cómo asumirá esa fuerte etapa que, además, conlleva trabajo administrativo que viene con la presidencia?
—Claramente, el rol de la presidencia de la Asamblea no son las tres horas que dura el plenario. Es todo lo que pasa antes y después. Coincido plenamente. Lo que viene este último año de Asamblea tampoco es extraño o nuevo en la dinámica propia de cada periodo constitucional. Cada cuatro años sucede lo mismo.
“¿Cuál es el elemento diferenciador, complejo, que además tendría? La pandemia, sin duda, que le mete una presión que generaría inclusive, en el mismo tono electoral, desde mi punto de vista, una fuerza mayor de dar respuesta.
“Me explico mejor. No veo en esta coyuntura que los candidatos y candidatas a la presidencia de la República, dentro de la Asamblea, se puedan delimitar a un tema electoral y ser ajenos a su labor en la Asamblea. O sea, que la exigencia de la ciudadanía para escoger a un presidente o presidenta va a pasar mucho por la actuación que tengan ellos y sus fracciones dentro de la Asamblea.
“Ahí hay una presión externa y a lo interno hay una obligación moral muy latente, entre los diputados. Bajo ese entorno, esperaría y estoy confiada en que haya un genuino espíritu de voluntades políticas para caminar hacia una mayor articulación de esfuerzos.
“Le sumaría otro elemento. En los últimos años y periodos electorales, había siempre una presión adicional, que para febrero tradicionalmente había una persona electa en ese importante rol.
“La dinámica casi que nos hace garantizar que habrá una segunda ronda y eso significa que también el tema de una persona electa con anticipación tiende a creer que no se introducen las voluntades de ese partido específico, sino que ante una segunda ronda, va a seguir existiendo esa vigilancia y presión de resultados por parte de la ciudadanía hasta el último momento de este periodo constitucional”.
—¿Cuál es el compromiso suyo con la agenda del FMI?
—Propiciar la coordinación de tres grandes objetivos, que para nada son utópicos dentro de esta realidad compleja que siempre tiene el último año.
“Lo primero es, abrazado por todo el mundo y lo que más reúne voluntades, inclusive para la conformación de un Directorio legislativo, es esa tan llamada agenda pospandemia. Ahí hay un abrazo de voluntades muy grande porque hay una gran cantidad de demandas y de necesidades del país muy fuertes, que están dando un mensaje de parte de la ciudadanía de respuesta y, como es sabido, en momentos de pico de contagios como el que se está dando, se agudiza más un deseo de acción de parte de todo el mundo. Se abrazan, desde mi punto de vista, voluntades muy grandes.
“La segunda es la sostenibilidad fiscal. Hay sobre la mesa, indistintamente de la decisión que se vaya a tomar por cada fuerza política, una agenda que ya está sobre la mesa. Esa agenda va a tener, necesariamente, que tener respuesta. Ahí yo veo dos premisas ciertas, simultáneamente.
“Lo cierto es que el acuerdo con el FMI es necesario como también es cierto que mucha de esa agenda es problemática desde dos puntos de vista. La primera que, dentro de la presentación de los proyectos que abraza esa agenda, hay problemas en el proyecto como tal, en la presentación y redacción, y el segundo punto, problemática porque ya hay fuerzas políticas que ya han dicho abiertamente que no están a favor de proyectos que impliquen impuestos.
“Es una realidad que está ahí y no va a cambiar con la conformación de un nuevo Directorio, indistintamente de quién llegue a la mesa de coordinación, de manera que obliga a una negociación irrenunciable del Gobierno y de posibilidades desde la Asamblea y la presidencia legislativa, de propiciar una decisión sobre eso. Yo no puedo para nada presumir que mi rol sea cambiar muchas de las voluntades que ya están dadas, es algo que no puedo anticipar ni arrogarme.
“El tercer elemento de esos tres grandes objetivos es la oportunidad de abrir y propiciar discusiones que tengan, de alguna forma, una visibilización de largo plazo. ¿Qué queremos dejar para la próxima década? Hay proyectos, muchos en el congelador, en razón de las finanzas de las empresas del Estado, por ejemplo. ¿Qué pasa con el AyA, el ICE? Hay proyectos que propician discusiones, que se facilite la posibilidad de dar esas discusiones parece importante para generar un debate. Todo eso solo se puede dar si existe gobernanza y ahí vuelvo a la respuesta original. Ojalá exista una mayor participación multipartidista, que es la renuncia que probablemente se ha dado de querer abrazar cada vez más voluntades a estos tres grandes objetivos”.
—Hablando de esa visión multipartidista, ¿cuál podría ser la estrategia desde la oposición sobre esa agenda?
—¿Cuál es la oposición?
—Los 47 diputados de la oposición. El PAC son diez y se tendrían que allanar a Zapote. ¿Cómo va a manejar una estrategia de dirección del debate, porque hay una cuestión de responsabilidad que la opinión pública le achacará a la Asamblea en general y la presidencia en particular? La estrategia para el avance del FMI puede ser muy complicada, tanto como puede ser más ágil.
—Hay una agenda puesta sobre la mesa, que no está llegando la semana pasada. La agenda del FMI la puso el Gobierno y ellos mismos han encontrado trabas, indistintamente de quién ha estado en el Directorio. Tiene meses de estar sobre la mesa y ha encontrado trabas, a tal punto, que el proyecto de empleo público no se votó bajo las expectativas de tiempo que se tenían.
“Yo anticipo o esperaría traer a la mesa de discusión de las diferentes representaciones políticas, entiéndase jefaturas de fracción, algún tipo de posibilidad de experiencia en cuanto a un manejo de una agenda económica y muy similar que, aunque nadie lo anticipaba en esta Asamblea, es lo que ha estado predominando desde el primer día, con la reforma fiscal, con temas tan complejos como la adhesión a la OCDE, donde propios del Gobierno pusieron obstáculos en algunos de esos proyectos.
“Sin embargo, alcanzó votaciones casi unánimes en temas tan complejos como la autoridad de competencia o seguro de depósitos, que eran espacios donde había resistencia desde la propia fracción de Gobierno, liderando en principio este proceso de adhesión.
“Yo esperaría que esa poca experiencia, o mucha para los efectos, permita traer a la mesa de discusión y de coordinación, desde la presidencia de la Asamblea, la posibilidad de abrazar y propiciar y coordinar y hasta poner sobre la mesa algunos elementos que ayuden a esa toma de decisiones.
“Tengo muy claro que esa toma de decisiones pasa por la no renuncia del Gobierno en una negociación de una agenda que, en principio, están liderando y han puesto sobre la mesa y que es irrenunciable la labor permanente de negociación que deberían abrazar bajo la idea de un interés permanente de negociación multipartidista.
—La cosa no termina con empleo público, pero ese proyecto ya ha tomado mucho tiempo. Aún tomará unos cuantos días más, mientras se dan acomodos en la Asamblea. ¿A cuánto espera tener finiquitado usted, como presidenta, ese proyecto?
—Pasa mucho por la mecánica de manejo de la pandemia, por el momento en que estamos. Vamos a llegar a una nueva legislatura donde, para nadie es un secreto que no se hizo ni una sola sesión virtual de práctica, ni de ejercicio de prueba y error. Eso va a pasar, hay que decirlo con franqueza. No es sencillo. Tener una sesión virtual de una comisión como me ha tocado a mí, que presido dos, con 11 o siete diputados, no es jamás comparable con 57 diputados, menos cuando una votación es casi pasando lista. Se vuelve complejo, hay que decirlo.
“Vamos a llegar al momento en que habrá una enorme presión de contagios, dentro de la Asamblea y fuera de ella, que probablemente va a imposibilitar el que la Asamblea tenga voluntad de sesionar en jornadas como las que se han venido haciendo para empleo público.
“Lo que se buscaría para hablar de tiempos es generar algún espacio de opciones, por ejemplo estar sesionando las tres horas obligatorias por Reglamento y en que hay mayor consenso, quizás de lunes a viernes, es una alternativa que podría ir sumando mucho más tiempo.
“Traer sobre la mesa esas opciones que ojalá abracen voluntades en esa coordinación y decisión que tendrá cada una de las fracciones o jefaturas que tomar, de forma colegiada.
“El Ejecutivo tenía previsto estar una semana a tiempo completo y eso implica que probablemente haya un espacio muy cercano en que se esté dando ese cierre para ese proyecto particular”.
—¿Usted ve bien eso, de sesionar los viernes? Creo que lo había mencionado el presidente de la República, hace varios días.
—No sé si lo mencionó el presidente. Me parece que, en momentos extraordinarios, podría ser una opción y tiendo a creer que hay oportunidad para hacerlo, cuidando ese genuino interés de que haya más espacios de construcción de confianza en el marco de una pandemia, que —por ejemplo— en las mañanas, si se acuerda seguir sesionando en las tardes, haya una mayor sanitización de los espacios donde se comparte por más tiempo y, quizás alargando la jornada más días por menos horas cada día, pueda abrazar más voluntades. No me parece una mala opción.
—Viene renta global, tema que genera mucha pasión y mucha oposición. ¿Cuál es su posición sobre ese tema?
—Tiene problemáticas, que hay que transformarlo y tiendo a creer que, incluso, el Ejecutivo está valorando un texto sustitutivo, pero más allá de eso, creo leer que hay un entendimiento general de que es bueno migrar a un sistema de renta global. Lo que encuentro es una necesidad de discutir mejor sus alcances, pero, sobre todo, a lo interno del proyecto, hacer revisiones. Eso no es menor. La forma en que está quedando, por ejemplo, los balances en trabajadores independientes, me parece para ponerlo en resumido que ahí, paralelamente, para abrazar cada vez más voluntades, el Ejecutivo debería en la Asamblea pedir respuestas sobre el costo de la seguridad social, porque me parece que ese es el elemento número uno, que está compensando.
“En el momento en que se abra la discusión de renta global, hay que ver cómo, en paralelo, se abre una discusión sobre el tema del costo de la seguridad social en cuanto al aporte de las cuotas de la CCSS.
“Ahí va a ser imposible renunciar a esa discusión, por lo que ya trae el proyecto.
“Luego, tiene algunas cosas que deben señalarse. En la Comisión de Hacendarios, el proyecto ni siquiera ha tenido todavía el espacio, porque se dio esta desconvocatoria, no se sesionó, para ver las consultas a otros actores.
“Ahí vendrá todo un momento de modificaciones propias de cualquier ley, que podrían ir construyendo, cada vez más, alguna noción de los puntos positivos, como los negativos que ya hoy tendrá, para mejorar la información.
“Yo, sinceramente, no he tenido ni siquiera respuestas de ese proyecto”.
—Los diputados tienen derecho de enmienda sobre todos los proyectos, pero las autoridades gubernamentales han pedido que haya mucho cuidado con las cuentas, en el sentido de que si quitan por un lado, de dónde se agarra para no desbalancear el rendimiento en ingresos de una propuesta. ¿Cómo se puede mantener ese balance dentro de las limitaciones que tendría usted como presidenta?
—Es muy interesante la visión que se hace partiendo de la idea de que eso es un ejercicio estrictamente de la presidencia de la Asamblea. Yo tengo muy claro el ejemplo de la reforma fiscal. Eso que usted comenta es inevitable que vaya a suceder y no tiene nada que ver con una presidencia legislativa. Tiene mucho que ver con la posibilidad de habilitar la discusión y la tramitación de esas leyes, que realmente avance su discusión.
“Aquí existe hoy una estrategia que primero hay que contextualizar. La reforma fiscal agrupó en un mismo proyecto, y sobre todo, en una misma condición, esto no es un tema menor, una discusión enorme de cuatro grandes capítulos muy distintos entre sí, para recoger dinero, por así llamarlo, para traer amnistía, para traer empleo público, para traer renta y para traer impuestos, ingresos.
“Detrás de eso, en una misma comisión, se facilitó por parte de las autoridades del Gobierno que tienen no solamente claro el panorama de los números, entiéndase las cuentas, sino que además había una posibilidad de llevarle un mejor seguimiento a qué se quita, dónde se quita y qué implica, y si se quita cómo se hace. Yo siento que el reto más grande que hay con la agenda del Fondo es también el formato que se ha querido utilizar, proyectos en que nunca se buscó una posibilidad de agilizar, ningún mecanismo de aceleración en la Asamblea y, por el contrario, se pensaron en la vía ordinaria, repartidos en comisiones.
“¿Quién va a llevar ese balance de números? No es la presidencia de la Asamblea Legislativa. Es el Gobierno, el Ejecutivo, principalmente el Ministerio de Hacienda, que va a tener la labor enorme, como sucedió en la reforma fiscal, de ir sabiendo qué pasa en la Comisión de Jurídicos, si al proyecto de loterías le suben el umbral, que está en los ¢225.000, y deciden que se pague por encima de los ¢5 millones. ¿Cuánto repercute eso en la caída de los ingresos? Eso no lo puede llevar la presidencia de la Asamblea, jamás.
“Ese dato fino de cuánto afecta esa caída en una decisión que haga una comisión en particular, en cómo salga dictaminado de ahí, definitivamente es un acompañamiento y decisión de quienes están coordinando eso.
“Segundo, el tiempo de tramitación, porque puede haber comisiones que se aferren, por así ponerlo, al derecho de consulta permanente y eso no tiene nada que ver con la presidencia de la Asamblea Legislativa. Yo quiero dejar esas expectativas muy claras, porque hay un manejo de agenda por el cual se decidió y donde se pretende buscar, por la necesidad país, quiero creer, que el liderazgo de una presidencia pasa por la aprobación o no de una agenda en particular, donde ya había reglas de juego muy definidas previamente, que por dicha coinciden, por lo menos en el interés particular de esa presidencia, de darle una respuesta al país en la sostenibilidad fiscal. En eso estoy absolutamente clara y abrazar la mayor cantidad de voluntades para que se materialice.
“No voy a negar un tercer y último elemento. El Gobierno apostó a la atracción de ingresos por un picadillo de proyectos de ley. Hablar del IVA era lo más antipopular del mundo. Va a haber una fatiga de ajuste, por así llamarlo, no solamente hacia afuera de cómo se percibe la credibilidad de este proceso, sino a lo interno. Cada vez que se someta a votación uno a uno esos proyectos de impuestos o ingresos, genera en colada de desgastes de voluntades.
“Eso hay que manejarlo muy coordinadamente. Yo tengo toda la voluntad de colaborar con el Ejecutivo y con las voluntades de las fuerzas políticas, pero tengo muy claro el panorama que hay detrás, desde la Comisión de Hacendarios, desde la reforma fiscal y desde la forma en que he visto, desde la propia jefatura de fracción del PLN, algunas formas de llevar adelante decisiones”.
—Hay proyectos como el de regulación de exoneraciones, que lleva lo de salario escolar. Eso es plata…
—Yo estoy a favor.
—Pero Franggi Nicolás, presidenta de Jurídicos, se opuso (a la eliminación de la exoneración parcial para excedentes de cooperativas). El proyecto anda por ahí. ¿Usted me dice que está a favor, pero cuál es el compromiso del PLN con ese proyecto?
—Bueno, esa es una respuesta que la jefatura de fracción tendrá que dar de forma más amplia y apropiada, de cuál es el compromiso como bancada. En términos generales me parece que hay una enorme voluntad de tener una discusión en esos temas y facilitar el trámite, en primer lugar.
—Días atrás, conversé con Zoila Volio, la primera diputada que le dio su apoyo. Me llamó la atención una frase que me dijo, que la identifica a usted como afín al sector privado y empresarial. La sentí muy eufórica en eso.
—Bueno, no sé bajo qué escenario o de qué forma lo dijo, desconozco el contexto. Lo que sí presiento, por lo menos o que comparto con ella, es que tengo muy claro que hay una enorme afectación, en este momento, que pasa por la destrucción masiva de empleos, que se está dando en el sector privado, no en el público.
“Hay que tornar la mirada a cómo encontrar soluciones. Ahí hay completa afinidad en buscar por ejemplo el Fondo de Avales. Ella sabe que yo he sido una persona que cree en traer instrumentos a la mesa, como el plan de nómadas digitales, u otros proyectos que podrían evitar una mayor destrucción masiva de empleos en el sector productivo”.
—La oposición tendría que estar consciente de que, en cierta forma, liderar la Asamblea significa cogobierno, porque hay corresponsabilidad en la toma de decisiones. ¿Cómo asume la conciencia de un cogobierno, no para lo malo, sino en el sentido de la responsabilidad de las decisiones?
—Si le entiendo bien la pregunta, cuando dice cogobierno es que hay que articular con el Ejecutivo.
—Claro, articular con Zapote y tratar de empatar visiones…
—No, vamos a ver, yo tengo clarísimo y además sin ninguna preocupación de señalar que eso va a existir. ¿En qué sentido? A esta Asamblea, después del 1.º de mayo, le restan seis meses de sesiones extraordinarias, en distintos momentos, pero seis meses. Pretender o creer que en un periodo de extraordinarias, donde todas las fracciones quieren negociar proyectos de ley con legítima razón, es imposible.
“Va a existir una negociación y, más bien, una voluntad de mi parte, al ciento por ciento, para facilitar que en esas sesiones extraordinarias se avance con mucha de la agenda que, casualmente las fracciones y la oposición, principalmente, están interesadas en que se dé y no se quede en el congelador. Al ciento por ciento, creo que eso es necesario. Por el contrario, mi preocupación es la idea de que se pueda leer o se venda, desde la fracción oficialista, de que se renuncia a esa realidad y que se renuncia a esa necesidad”.
—Me parece que desde el Gobierno y desde la fracción oficialista había mucho reparo en que usted asumiera como presidenta. En corrillos se mencionaba mucho de que esperaban que no hubiera otro BID (o sea, que suceda otro caso de pérdida de un proyecto como los préstamos del Banco Interamericano de Desarrollo que se perdieron el año pasado). ¿Tendrá seguridad del Gobierno de que no habrá otro “BID” como lo ven ellos, en sentido de proyectos que se pierdan?
—Bueno, yo no sé a qué se refiere. Me parece que esa respuesta la tienen que dar ellos. El Gobierno es el que debe tener la seguridad y la capacidad de entender que debe existir, permanentemente, un diálogo, una negociación con todas las fracciones y que la presidencia legislativa lo que hace es facilitar esa articulación de voluntades, sobre todo, de transmitir y trasladar esa mayoría de necesidades y de voluntades. Me parece que esos comentarios los desconozco y no me corresponde a mí señalarlos.
—Lo último. Me llama mucho la atención que, habiendo tenido desencuentros usted y Laura Guido, en Hacendarios, recuerdo sobre todo en la discusión del Presupuesto Nacional, les tocará coordinar a ella como jefa del PAC y a usted como presidenta. ¿Afectarán o no esas diferencias de criterios que tuvieron antes? ¿Cómo lo manejará usted?
—Mmm, no sé. No sé la posición de doña Laura. Yo puedo hablar de la mía desde el ejemplo. Nosotras hemos tenido que coordinar y trabajar permanentemente, por todo un año, en la Comisión de Hacendarios, donde ha sido así, y por fuera en otras comisiones, con otros compañeros. En ese caso particular, incluso en forma muy reciente, aprobando leyes como el propio préstamo del FMI, de manera que es evidente que la coordinación y el trabajo cordial y, sobre todo, respetuoso dentro de los roles, es permanente y va a seguir así.
“A quién designa cada fracción, eso es absolutamente propio de una dinámica de la Asamblea Legislativa. Además, absolutamente respetable, como lo es, en mi caso, la designación de la fracción del PLN. Así que, por supuesto, veo un ambiente de trabajo completamente normal, como va a suceder con las otras jefaturas de fracción”.