Costa Rica es hoy un país más verde que hace 20 años.
La cobertura forestal alcanzó un 59% del territorio en el 2020, luego de que a inicios de siglo el espacio boscoso cubría el 47%, menos de la mitad del país, según parámetros de medición del Banco Mundial.
Esa recuperación registrada en las últimas dos décadas quedó documentada en el último Informe del Estado de la Región (Centroamérica), que se elabora desde 1996 como parte del Programa Estado de la Nación.
El estudio sobre desarrollo humano sostenible coloca a Costa Rica como el país más boscoso de Centroamérica, así como el que más masa forestal recuperó desde el año 2000.
¿Cómo logramos ese avance? De acuerdo con el investigador Alberto Mora Román, director del Estado de la Región, en ese proceso convergieron tanto esfuerzos de política pública conservacionista como cambios socioeconómicos no propiciados que favorecieron la reforestación del territorio nacional.
Entre estos últimos mencionó, por ejemplo, un menor uso de espacio en la industria ganadera.
“Tiene múltiples orígenes. Por un lado, la actividad ganadera vino contrayéndose a lo largo de las últimas décadas. Eso liberó territorio que estaba dedicado a pastos y permitió, en muchos casos, la regeneración natural.
“A ello se unen también los incentivos y programas promovidos por el Estado, principalmente el Pago por Servicios Ambientales (PSA). Son incentivos que no necesariamente existen en los demás países de la región, son muy particulares de Costa Rica.
“El otro elemento es el auge de las áreas protegidas, especialmente la red privada de reservas biológicas, que ha venido a contribuir con ese proceso de recuperación de la cobertura forestal.
“Lo que es claro es que la cobertura ha venido aumentando. En el año 2020, Costa Rica es el país con mayor proporción de su territorio dedicado a la cobertura forestal. Esto es coherente con nuestra vocación de conservación de la naturaleza y reflexión ambiental”, afirmó.
Para Gilmer Navarrete, director del programa PSA del Fondo Nacional de Financiamiento Forestal (Fonafifo), el camino fue direccionado por la implementación de políticas públicas, sustentado por una mejor educación ambiental entre las nuevas generaciones.
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“Los resultados son atribuibles a los esfuerzos del Estado en materia de legislación, políticas y desarrollo de mecanismos financieros que, desde los años 70, se vienen desarrollando, sin dejar de lado lo importante que ha sido el tema ambiental en los programas de educación promovidos por el Ministerio de Educación Pública (MEP) a todos los niveles”, afirmó el ingeniero.
Los datos del Banco Mundial, sin embargo, no son reconocidos como oficiales en el país.
Esto se debe a que los análisis se basan en la definición de bosque de la Convención Marco de las Naciones Unidas. La Ley Forestal costarricense tiene otra definición más estricta. Por ende, las cifras no son comparables entre sí.
De acuerdo con información emitida por el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC), la cobertura forestal de Costa Rica representó el 52,4% del territorio nacional en 2015, según la definición de la Ley Forestal.
Fonafifo participó en la elaboración de los mapas de cobertura boscosa de Costa Rica para los años 1997, 2000, 2005 y 2010. Estos se hicieron a través de imágenes satelitales Landsat bajo una misma metodología, que permite compararlos entre sí.
EVOLUCIÓN DE LA COBERTURA FORESTAL
Los mapas se hicieron con imágenes Landsat a partir de una misma metodología, que permite compararlos entre sí.
FUENTE: FONAFIFO || / LA NACIÓN
Costa Rica tenía un 42% de cobertura forestal en 1997. Sin embargo, esa proporción creció al 52,38% para 2010. Según se aprecia en los mapas oficiales, la recuperación boscosa se produjo, principalmente, en el Pacífico Norte y Central.
Sin embargo, esta medición es distinta a la que registró el Informe Estado de la Región con base en la definición de bosques del Banco Mundial.
‘Ellos vienen midiéndolo desde el 2000′
La ministra de Ambiente, Andrea Meza, aseguró que aún es necesario realizar la actualización del dato con base en la definición costarricense de bosque, para estimar la mejora en el último quinquenio.
No obstante, añadió que “en todo caso lo que sí demuestra este estudio es que sí hay un aumento, porque ellos vienen midiéndolo desde el 2000”, dijo la jerarca del Ministerio de Ambiente y Energía (Minae).
“Creo que la apuesta país ha sido importante. Seguir dando valor a la naturaleza y tratar de trasladar beneficios a quienes protegen los bosques con distintas actividades. El PSA es una herramienta, pero también están otras actividades productivas sostenibles que se vienen impulsando a través de varios esquemas.
“El tema de turismo al final, en sí mismo, creo que ha sido un elemento importante para generar actividad económica en torno a la naturaleza”, añadió Meza.
Aumenta pese a baja inversión de incentivos
La recuperación de la masa forestal costarricense ocurre pese a una disminución en la asignación de recursos públicos para la protección de bosques, a través del programa PSA, que ofrece una retribución económica a dueños de terrenos para conservar la naturaleza.
De acuerdo con el Estado de la Nación, en la última década se redujo el área contratada para protección de bosques en un 24,5%, al pasar de 54.897 hectáreas en 2010, a 41.445 hectáreas en 2019.
“La cantidad de hectáreas que Fonafifo pueda sumar anualmente en nuevos contratos de PSA está ligado directamente a la cantidad de recursos financieros con que cuente la institución para hacerle frente a la cantidad de aplicaciones que se reciben por parte de los interesados de gozar de los beneficios del pago”, aseguró director de ese programa.
País se recupera de la deforestación del siglo pasado
Una investigación ambiental, elaborada en 2015 por Arturo Sánchez-Azofeifa, señaló que la cobertura costarricense se redujo al 40,9% del territorio en 1986.
Ese informe incluso contradijo estimaciones más alarmantes sobre la realidad ambiental costarricense en el siglo XX, las cuales estimaban que apenas un 21% del territorio estaba cubierto por bosques para ese mismo año.
“Contradice la postura de Joyce y Sader (1986), que crearon el mito, de alcance mundial, de la deforestación total de Costa Rica. El estudio de tales autores refleja las limitaciones metodológicas de la época en que se realizó.
“En otras palabras, las estimaciones de Joyce y Sader sobre la deforestación y extensión de la cobertura forestal en Costa Rica no correspondieron nunca a la realidad”, manifestó el autor en su informe.
Sánchez-Azofeifa señaló que una de las principales causas de la recuperación del espacio verde en el país fue el cambio de modelo de la producción costarricense.
Ese estudio estimó que para 2013, la cobertura forestal costarricense ya alcanzaba, al menos, la mitad del territorio.
“Este importante logro es resultado de muchos gobiernos que implementaron políticas de conservación, pero, más aún que eso, es resultado de un cambio en el proceso de generación de riqueza del país.
“En general podríamos decir que la recuperación de la cobertura forestal se da como consecuencia de un colapso del sistema productivo nacional, que estuvo controlado por factores como el precio internacional de la carne y la presencia de una ganadería extensiva en lugar de intensiva. En otras palabras, la recuperación fue consecuencia de una menor extracción de recursos por unidad de uso de la tierra.
“Ciertamente, el aumento del nivel educativo en Costa Rica, la introducción de nuevas fuentes de generación de empleo y recursos, así como los cambios en las fuentes del producto interno bruto –más producción de servicios y bienes industriales– han contribuido significativamente a la cobertura actual (2013).
“De igual forma, legislación como la Ley Forestal –en menor medida– y el programa de Pago por Servicios Ambientales han favorecido el incremento de la cobertura forestal desde mediados de los años 80”, señaló el autor del informe.
El cambio de uso de suelo y la silvicultura (cultivo, cuidado y explotación de bosques) le permitió a Costa Rica capturar el 46% de las emisiones totales que generó en 2018, según datos de Climate Watch.
Eso provocó que de las 15,8 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO₂) liberadas a la atmósfera ese mismo año, el país retuviera 7,2 millones de esas toneladas.
De esa manera, la producción neta de gas contaminante fue de 8,5 millones de toneladas, muy por debajo del promedio centroamericano.
Dicho balance positivo en el parámetro de uso de suelo y silvicultura solo lo registran Costa Rica y República Dominicana en la región. El resto de países solo tiene un efecto sumativo en sus emisiones.
Centroamérica: Menos cobertura en últimos 20 años
Sin embargo, la exitosa recuperación forestal de Costa Rica no derivó en una mejora en la realidad centroamericana.
Los datos del Banco Mundial señalan que hubo una disminución del 11,7% de la cobertura boscosa de Centroamérica en el periodo 2000-2020.
“En realidad tenemos una disminución de cobertura. Esto se debe, sobre todo, a la reducción de la cobertura en Belice, Guatemala y Panamá. En el caso de El Salvador, Honduras y Nicaragua, habían venido disminuyendo la cobertura pero, en el periodo 2020, se revirtió un poco la tendencia.
“Costa Rica es uno de los países más pequeños de la región. El hecho de que Costa Rica haya aumentado de manera sostenida su cobertura forestal, hasta alcanzar más de la mitad de su territorio, no implica que la región vaya a cambiar significativamente su situación”, afirmó Alberto Mora, director del Estado de la Región.
Belice comenzó su periodo con una cobertura de 64%, pero lo terminó con una proporción de 56% para una reducción de 12 puntos porcentuales. Panamá tuvo un descenso de ocho puntos y terminó con una cobertura de 57% de su territorio, mientras que Guatemala pasó de una extensión forestal del 39% al 33%.
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Para Mora, uno de los problemas que enfrenta la región es la falta de información actualizada y de calidad sobre la tala de bosques.
“Esto es algo que limita la posibilidad de entender, en su conjunto, cómo estamos gestionando la cobertura forestal”, aseguró el investigador.