El obispo de la diócesis de Tilarán-Liberia, Manuel Eugenio Salazar, calificó al régimen Ortega-Murillo de Nicaragua como una “dictadura diabólica” que persigue a la Iglesia como el “anticristo”.
El 31 de diciembre, durante la celebración de una misa en el templo católico de la comunidad de San Juan de Santa Cruz, con motivo del traslado de la imagen del Cristo de Esquipulas desde esa comunidad hacia la de Arado, Salazar se refirió en la eucaristía a los hechos ocurridos en el país vecino del norte durante los últimos días de diciembre.
“Ofrezcamos esta santísima eucaristía por varias intenciones generales. Estamos muy dolidos por todo lo que está pasando en Nicaragua, muy sufridos: tanto arresto de sacerdotes, en una dictadura diabólica, como el anticristo persiguiendo a la Iglesia de Jesucristo, algo que no se veía ni en Cuba, ni en Venezuela, ni otros países.
“O la Inmaculada (advocación de la Virgen María, conocida por ser la patrona católica de Nicaragua, y que se celebra el 8 de diciembre) hace un milagro, o se va a convertir en una cárcel, Nicaragua, como Corea del Norte, donde nadie entra y nadie sale”, manifestó el obispo guanacasteco.
Activistas humanitarios, opositores al régimen y medios de prensa nicaragüenses en el exilio denunciaron, el sábado pasado, que el régimen detuvo al menos 11 sacerdotes entre el 20 y el 30 de diciembre, incluido un obispo.
Entre los últimos detenidos estarían Silvio Fonseca, vicario de familia de la Arquidiócesis de Managua; Miguel Mántica, de la iglesia San Francisco, y Marcos Díaz, de la diócesis de León.
Igualmente están en la lista Gerardo Rodríguez, Mykel Monterrey y Raúl Zamora, que prestan servicios en iglesias de Managua.
El 20 de diciembre, se registraron las detenciones del obispo de Siuna, Isidoro Mora, y dos seminaristas, así como el vicario general de Managua, Carlos Avilés, y los sacerdotes Héctor Treminio, Fernando Calero y Pablo Villafranca.
La semana pasada, la vicepresidenta y esposa de Daniel Ortega, Rosario Murillo, llamó “diablos” a los religiosos que, según ella, siembran odio entre los nicaragüenses.
Frente a los datos sobre las detenciones, el arzobispo de Managua, el cardenal Leopoldo Brenes, llamó a la unidad de la Iglesia Católica frente a las agresiones de la dictadura, mientras que el papa Francisco expresó su preocupación por la detención de clérigos y seminaristas.
Las tensiones de la dictadura nicaragüense con la Iglesia Católica han tenido varios episodios. En octubre pasado, Ortega expulsó a 12 sacerdotes que mantenía como presos políticos y los envió hacia Roma.
En julio, expulsó a 18 religiosas de las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta, grupo que se trasladó hacia Costa Rica, donde fueron acogidas precisamente por el obispo de la Diócesis de Tilarán-Liberia, Manuel Eugenio Salazar.
En agosto del 2022, Salazar había alzado la voz contra la dictadura de Daniel Ortega, durante la eucaristía celebrada en la Basílica de los Ángeles, en Cartago.
En ese momento, el obispo condenó el régimen de Daniel Ortega y llamó a la comunidad internacional a intervenir la nación vecina, en busca de una salida democrática y pacífica a la dictadura.