La apertura de relaciones diplomáticas con China obligará a Costa Rica a medir sus pasos dentro del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), el cual es financiado por un antiguo aliado del país: Taiwán.
La imposibilidad de participar en instancias de diálogo político con Taiwán, rival histórico de China, obliga al gobierno de Óscar Arias a abstenerse de algunos encuentros con los restantes países miembros del SICA.
Un ejemplo de ese dilema se dará el 23 de agosto en Honduras, cuando el presidente de Taiwán, Chen Shui-bien, participe en lo que antes se llamaba “Cumbre Sica-Taiwán”.
Ahora esa actividad fue renombrada y está convocada con el nombre Reunión entre el Presidente de la República de China (Taiwán) y los Jefes de Estado y de Gobierno de Belice, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y República Dominicana.
Costa Rica descartó su presencia en el encuentro, confirmó esta semana el canciller, Bruno Stagno. “Hemos participado en el pasado, pero con la relación diplomática con la República Popular de China no participaremos en ninguna reunión política en la cual haya participación de Taiwán.
“Además, viendo la agenda, no estaríamos de acuerdo con los objetivos”, manifestó Stagno mediante un correo electrónico enviado el pasado miércoles desde Colombia.
Al respecto, Gert Rosenthal, canciller de Guatemala, país que ejerce en este semestre la presidencia del SICA, dijo: “La decisión soberana tomada por Costa Rica de reconocer a la República Popular China altera un tanto esta cumbre, que sería la sexta, entre los miembros del SICA y Taiwán”.
Para el politólogo Luis Guillermo Solís, experto en temas centroamericanos, la ausencia de Costa Rica en foros como el del 23 de agosto podría tener efectos negativos.
“Frente a una situación como la actual, está bien que Costa Rica se exima, pero ¿qué pasa si en ese marco deciden tomar acciones que afecten a este país como miembro del SICA?”, se cuestionó Solís.
Arias decidió cortar una relación de 63 años con Taiwán, la cual estaba basada en una fórmula simple: Taiwán daba ayuda económica al país y Costa Rica defendía en organismos internacionales sus derechos como Estado independiente de la gigante China.
Secuelas. La ruptura provocó la suspensión de donaciones que Taiwán había aprobado, equivalentes a $29,6 millones, y préstamos por $35 millones ofrecidos para construir la carretera a San Carlos.
También quedó en el aire la visita de 13 voluntarios taiwaneses que tenían listo el tiquete para venir a trabajar en programas de capacitación y voluntariado en seis instituciones públicas.
El 6 de junio, Arias anunció que el realismo y las oportunidades económicas motivaron el viraje hacia Pekín.
La decisión generó molestia en Taipéi, que se lanzó a reforzar contactos con sus 23 países aliados, la mitad de los cuales están en América Latina.
A pesar de la ofensiva taiwanesa, pocas han sido hasta el momento las respuestas de autoridades centroamericanas que garantizan el mantenimiento de su relación diplomática con Taiwán.