Ahora podrá decirse que Rodrigo Arias es un opositor de la candidatura de Johnny Araya.
250 días después de haberse retirado de la contienda electoral, desmotivado por las crudas encuestas, el exministro cuestionó la solidez del candidato oficialista, se abstuvo de decir si votará por la papeleta verdiblanca e hizo una previsión cauta sobre los resultados de febrero del 2014: “cualquier cosa puede pasar”.
La voz de una importante corriente en el PLN, el arismo, aseguró que la distancia ideológica con la candidatura de Araya la comparte también su hermano Óscar Arias, un referente dentro del Partido.
Así habló Rodrigo Arias, quien ahora dice estar aliviado de la competencia política y consciente de que su intento de candidatura fue, efectivamente, una ilusión que no logró superar la realidad. Pensó que podía agradar al electorado y no lo logró.
¿En qué anda usted ahora?
Estoy en mi oficina, la casa que era de mis padres. Aquí tenemos las oficinas del grupo La Lilliana, que es un grupo de mis hermanos que yo manejo, y diay, aquí estamos haciendo los proyectitos que tenemos en la parte agrícola, en café, en la parte de caña en Guanacaste con una finca allá en Taboga, y aquí también con algunos proyectos residenciales.
- ¿Sin política?
- Me siento con una gran tranquilidad, con mucha paz y animado. Y también recibo alguna gente amiga de política; eso es una cosa que no se puede cortar. Son personas que han estado conmigo para analizar problemas nacionales y que estuvieron cerca conmigo durante el gobierno pasado.
- ¿Quiénes son?
- Mirá es un grupito que está Francisco Morales exministro), Alex Sibaja exdiputado), José León Desanti (expresidente de Recope), Claudio Alpízar (politólogo), por ejemplo.
¿Cómo ve la campaña usted desde el palco del público?
Veo que todavía no hay una definición de lo que pueda pasar, me parece que hay muchas cosas que se van a decidir en las últimas semanas. Es una campaña muy tranquila, muy poco animada. No se están discutiendo los temas importantes en el país.
- ¿Cómo cuáles?
-Diay, todos. Lo más importante sería estar discutiendo cómo reactivamos la economía de este país, cómo ponemos esta economía a crecer, cómo vamos a afrontar los problemas sociales si tenemos un problema presupuestario con déficit, cómo vamos a hacer para mejorar nuestra educación y salud si no generamos riqueza y no producimos, cómo vamos a restituir la seguridad jurídica en Costa Rica, que se ha deteriorado tanto en estos últimos años, cómo vamos a volver a dar condiciones para que la inversión extranjera venga al país después de que hemos mandado señales negativas a la inversión extranjera, cómo vamos a ver el futuro energético en Costa Rica, si no estamos de acuerdo si quiera en abrir los mercados eléctricos. Nos hemos centrado en detallitos pero hemos perdido la visión grande de hacia dónde debe ir el país.
¿Culpa de los candidatos, de la dinámica política o del Gobierno?
Yo siento que el ciudadano está muy en otras cosas también. No sé, tal vez han hecho falta los foros apropiados, o tal vez los candidatos están reservándose para una más adelante. Por el momento he oído hablar a Johnny Araya que él ahora representa un nuevo Liberación; no sé qué querrá decir, no sé con qué se come eso; ojalá lo explique.
¿No se ha arrepentido de haberse retirado de la contienda?
No, porque yo tomé la decisión muy pensada. Probablemente cometí un error porque nunca supe explicar para qué estaba yo metido en política o para qué quise seguir en política. A mí me daba ilusión poder continuar con el modelo de desarrollo que traíamos.
Pensé que el gobierno de Laura se podía continuar con esa agenda y se podía robustecer, y que después tendría la posibilidad de concretar un tercer paso que era hacer las grandes reformas que para mí son urgentes todavía, las grandes reformas constitucionales que el país necesita para que realmente tengamos gobernabilidad en Costa Rica.
¿Y no se le creyó eso?
Mucha gente lo malinterpretó. Pensó que yo quería seguir teniendo poder político y me quería volver actor por el poder mismo. En realidad, yo tenía una ilusión, pero en diciembre me di cuenta de que había perdido el músculo político que necesitaba. Entonces tomé una decisión muy transparente: si no tenía esa posibilidad, entonces no valía la pena seguir.
¿Cuando usted dice “músculo político” se refiere a lo que se reflejó a través de encuestas”?
Las encuestas estaban negativas para mí, se necesitaba gastar muchos recursos y, aunque le parezca mentira lo que le diga, en esos momentos yo tenía mis limitaciones en cuanto a lo que yo podía gastar de recursos propios. Siempre he sido muy realista, tengo los pies en el suelo y sabía de qué podía disponer y de qué no.
Y sobre todo se le fue gente que daría dinero.
Es normal. Cuando se va ganando le contribuyen más, y si no va ganando la posibilidad de conseguir recursos se merma. Pero el principal factor para mí fue darme cuenta de que no tenía la capacidad para hacer las cosas que me dieron ilusión en el momento de estar en política, de hacer las grandes reformas importantes, la fiscal, la energética, la constitucional...
La pregunta más bien es qué que le hizo pensar que sí iba a poder hacer todo eso.
Entre el 2006 y 2008 habíamos podido caminar en ese sentido de hacer cosas importantes. Logramos aprobar el TLC con Estados Unidos, logramos aprobar una agenda de implementación que tenía 20 años de atraso en el país. Fue importante aprobar la modernización del ICE, la apertura de las telecomunicaciones y los seguros, y la reforma a la propiedad intelectual, que es vital para que las empresas inviertan aquí en Costa Rica.
Entonces, usted dice que se ilusionó por lo que el gobierno de ustedes hizo y se desilusionó por lo que hizo doña Laura...
Pensé que el gobierno de doña Laura iba a continuar en ese camino, pero yo me di cuenta a finales del 2010 de que ella había tomado una decisión de separarse bastante del arismo, del gobierno pasado y oponerse a algunas ideas que ya habían quedado bastante encaminadas, incluida una reforma fiscal que Guillermo Zúñiga había dejado casi lista. Y yo, además, tuve después piedras en el camino que no las había visto tan claras.
¿Cómo cuáles?
Me volvieron a levantar el caso de BCIE, tuve que ir a una comisión legislativa, a la Fiscalía, pasé un año defendiéndome en un tema que yo pensé que ya estaba cerrado. Todo eso alteró la opinión pública, todo eso hizo que la valoración que se tuvo sobre mí no fuera la mejor.
Don Óscar tampoco estaba tan convencido. ¿Verdad?
Bueno, Óscar... yo nunca hubiera esperado de él una participación como yo lo hice en dos campañas políticas en las que lo apoyé, porque no es igual. Él es dos veces expresidente, es Premio Nobel de la Paz, no le iba yo a exigir que asumiera una jefatura de la campaña mía, pero me ayudó en la medida de sus posibilidades, para ponerlo así.
¿Llegó él a decirle “Rodrigo, dejemos esto aquí”?
No, eso lo discutimos en diciembre del año pasado y siempre me dijo “si vos considerás que querés seguir, diay, contá conmigo, yo te apoyo”. La decisión fue muy mía.
¿Cuánto dinero le hizo gastar esa ilusión suya?
Mire, en realidad, el gasto fue en el 2012 porque el 2010 y el 2011 no fue nada así estructurado. En el 2012 o levantaba o no, y fue cuando me organicé más, tratamos de montar una estructura para ver si podíamos levantar y llegar a ganar una convención. Tuve ayudas ese año, tuve amigos que me ayudaron con algunos gastos, pero hablar de sumas no vale la pena. Sí le puedo decir que pude haber gastado unos $200 .000 de recursos míos.
Esto prueba que en la política hay cosas que el dinero no logra.
Yo creo que no solo se requiere dinero, por supuesto. Se requiere mística, crear ilusión, que la gente se identifique con esa ilusión y yo estuve lejos de eso.
Decía José Merino que estos son tiempos fatales para hacer política. ¿Concuerda con eso?
Es una gran observación; yo concuerdo 100 por ciento. El costarricense se siente muy desmotivado, muy frustrado, muy defraudado de la política y eso lo vemos en todas las valoraciones hoy. Es muy difícil; todo ha cambiado mucho. Las redes sociales han sido una transformación total de la política costarricense. La misma función de los dirigentes políticos, que antes eran las redes que llevaban los mensajes a las comunidades... eso está superado totalmente. Yo tuve una gran dirigencia en Liberación, pero eso no es suficiente para nada.
El desencanto popular por la política se debe achacar a políticos de años recientes, como usted.
Podría ser generoso y decir que todos tenemos una dosis de responsabilidad, pero la gente lo que más critica es la inacción y la indefinición. Y nosotros siempre fuimos claros en nuestros planes.
¿Usted cree que don Johnny (Araya) ha generado ilusión?
No. Yo no le conozco ninguna idea de don Johnny hoy en día. Esto que he oído ahora que habla de un nuevo Liberación no sé qué es; espero que no sea más estatismo porque eso sería muy grave.
Don Johnny está arriba en las encuestas recientes.
Porque es el candidato que ha tenido mayor exposición en los últimos años. Fueron 20 años en la alcaldía, es el equivalente a haber estado en cinco gobiernos. Muchas inauguraciones, muchas cosas, eso crea prensa positiva y probablemente en gran parte por eso es la opinión que tiene a favor.
Parece claro que usted no votará por el candidato del PLN.
El voto es algo muy personal.
No lo veo a usted votando por una persona que no tiene ideas, como dice usted.
Yo no nací en una familia liberacionista, mis padres eran de descendencia más echandista y ulatista. Sin embargo, yo ingresé a Liberación por convencimiento propio en 1967. Mi primer voto fue por don José Figueres, pero había apoyado a José Joaquín Trejos en la campaña del 66. Entonces yo me hice liberacionista por convicción, porque creí en el partido, en las ideas que tenía (...).
Usted es liberacionista, ¿no?
Hoy día sigo siendo liberacionista, pero siento que tengo una larga distancia, me siento muy distante del candidato y de su equipo. No puedo participar en una campaña en donde esté tan alejado.
¿Quién puso esa distancia?
He estado aquí desde que me salí de la política, yo he seguido en lo mío. No he tenido una llamada de nadie de la campaña en ocho meses, así es que eso me demuestra que no hay interés.
¿Está fuera el arismo?
No hay interés en que el arismo de alto nivel esté cerca de la campaña, me parece obvio.
¿Le gustaría aportar algo al movimiento de don Johnny?
No, en estos momentos ya tomé la decisión de mantenerme muy distante. Me voy a limitar a votar.
De nuevo, ¿es esta la posición del arismo?
Hay un arismo de dirigentes comunales que están incorporados a la campaña; en su gran mayoría son dirigentes de base que aspiran a un puesto. Y hay otro arismo ciudadano que no veo muy claro hacia dónde va a votar.
¿Don Óscar está en su misma línea de distancia?
Ideológicamente sí, pero lo que estoy hablando es por mí, no puedo hablar por él. Su distancia es parecida a la mía, por las ideas, aunque creo que él ha conversado con Johnny un par de veces por teléfono.
¿No votará ni siquiera por don Ronny Monge (primer lugar en la papeleta diputadil del PLN en Heredia; primo de Johnny Araya)?
Votaré según mi conciencia.
No dieron espacio a Carlos Sequeira (arista) para ir por Heredia.
Hubo un candidato aquí en Heredia que ganó la provincia que fue don Carlos Sequeira y su grupo, el grupo del diputado Víquez y bueno, no tuvo el aval del candidato.
¿Le cobraron ser tan arista?
Sí, claro.
¿Qué hace ahí su amigo Carlos Arguedas (exmagistrado y tercer lugar por San José)?
Bueno, una linda sorpresa. Fue mi gran asesor del periodo 86-90, trabajó conmigo los 4 años, después él fue a la Corte y bueno, Carlos fue uno de los que estuvo en mi grupo de trabajo para estas reformas constitucionales casi que desde el 2008. Me alegré mucho que se pensara en él. Lo llamé para felicitarlo, me dijo que no sabía si debía felicitarlo o no.
El espacio que deja el arismo lo han ocupado figuras que estuvieron alejadas varios años.
Bueno, me parece a mí que la candidatura de don Johnny se rodeó hace mucho tiempo de un antiarismo muy claro, eso es obvio. Este es el mismo grupo que fue a una precampaña en el 2010 y perdió, es la misma estructura. ¿Qué es Liberación? A un partido político lo definen los seres humanos que tiene, pero las personas que estaban en el 2002 son muy distintas a las del 2006 y ahora...
Don Johnny habla de una propuesta de unidad nacional, pero veo que tiene división en su propio partido.
Me parece que le falta lo primero, que es unir la casa.
¿Cree que lo hará?
No, me parece que ya es tarde.
¿No le da rabia haber tenido que entregar las riendas?
No, porque uno sabe que todo tiene sus ciclos. Dimos un aporte al país, tuvimos ideas transformadoras que en su momento surtieron efecto. El arismo ha sido un movimiento transformador. La gente del liberacionismo estuvo a favor de don Johnny, se manifestó a favor de él en las encuestas y bueno, diay.
¿Le cuesta aceptar que él fue mejor candidato que usted?
No, la política es así, uno tiene que respetar la opinión del costarricense, probablemente algo no hicimos bien para generar esa ilusión, o a lo mejor he recibido muchos ataques infundados en el 2012 y 2011, muchas cosas.
¿Ve usted algún candidato con quien pueda coincidir? Rodolfo Hernández, Luis Guillermo Solís, Otto Guevara... no sé.
A la mayoría de los candidatos los conozco, conozco a José Miguel Corrales, tengo buena relación personal con él, con don Guillermo tengo una buena opinión de él, el doctor Hernández lo conozco muy bien, pero esperaremos que ellos presenten sus propuestas en las próximas semanas, espero que sean buenas propuestas y que enriquezcan el debate político para que tengamos un buen debate político de aquí a finales de enero.
La clase empresarial no tiene candidato. ¿O sí?
No sé, algunos amigos míos no están decididos por quién votar.
¿No teme un tropezón del PLN en estas elecciones?
Veremos qué pasa, don Álvaro. Nos faltan 5 meses.
¿Cree que la gente debe conocer más a don Johnny?
Sí, me parece que sí; para eso son las campañas políticas, para conocer no solo a la persona, sino para conocer sus valores, sus principios, sus ideas...
¿Está deseando que acabe el gobierno de doña Laura?
Bueno, ya falta muy poquito (se toca el reloj). Creo que ya lo que pudo hacer, lo hizo.
¿Podrá acabar bien?
No, en lo absoluto. Desgraciadamente es un Gobierno muy triste, un Gobierno que les falló a los costarricenses, un Gobierno que no supo para dónde caminar.
¿Les falló a los costarricenses o a ustedes?
Sí, por supuesto.
Dijo don Óscar que él se equivocó al impulsarla, ¿usted se equivocó también en apoyarla?
Usted sabe que yo no... bueno esto es historia, pero no es nada oculto, yo no estaba tan claro cuando Óscar tomó esa decisión.
Estaba en desacuerdo.
Sí, yo tenía otro precandidato en ese momento, me parecía que Guillermo Zúñiga pudo haber sido un candidato en ese momento, pero Óscar me dijo que él quería una mujer, y tenía un definición por doña Laura. Yo se lo respeté y cuando ella tomó la decisión de salirse hice todo lo posible por ayudarla, pero yo también me llevé tamaño golpe cuando sentí que ella lo menos que quería era estar cerca de uno. Malinterpretaron, creyeron que yo estaba allí porque quería que me ayudaran a mí en la precampaña, que quería seguir mandando.
¿Nunca pensó en contradecir a don Óscar en eso?
En realidad, cuando Óscar tomó la decisión de apoyarla yo lo avalé, lo respaldé e igualmente la respaldamos a ella. Probablemente todos somos responsables de esa decisión.
¿En qué momento vio usted cómo sería el gobierno de ella?
Yo hice la primera valoración muy pronto y me criticaron mucho por eso. Al mes y medio de estar ella en el gobierno vi que ella quería que estuviéramos muy alejados de ella. Dije en ese momento que el gobierno… que le faltaba tacto político, por eso me criticaron mucho, pero uno se da cuenta rápidamente.
¿Cree que el problema es ella o quienes la han rodeado?
Bueno el problema de una persona en la función pública es saberse rodear y debe tener la humildad de reconocer que usted no sabe de todo.
¿Está diciendo que ella ha sido soberbia?
Ha pecado de mucha falta de humildad, por supuesto.
Llevamos semanas viendo un pleito abierto entre René Castro (ministro) y Víctor Hugo Víquez (diputado arista). ¿Es un reflejo más de la distancia entre gobierno y el arismo, o es un asunto particular de ellos dos?
Don René como canciller tuvo grandes responsabilidades por lo que pasó con el conflicto con Nicaragua, cometió errores inmensos. Él es responsable de mucho de lo malo de este gobierno.
¿Su vida política ya tiene un punto final?
Mire, hoy yo me siento tan bien que no me pasa ni por la mente pensar en una actividad política a futuro; así es que prefiero quedarme aquí donde estoy.
¿Ahora sí podemos darlo por descartado en la política?
Probablemente, sí.