Sin esa barrera electoral, por ejemplo, la actual Asamblea Legislativa habría empezado con 12 fracciones en vez de siete. La fracción de Liberación Nacional (PLN), la mayor del Congreso, habría tenido solo 12 diputados en vez de 17. El Partido Restauración Nacional (PRN) habría ganado 10 curules, en vez de 14, mientras que Integración Nacional habría ganado seis escaños en lugar de cuatro.

A su vez, habrían entrado a Cuesta de Moras cinco agrupaciones que hoy no están en el Congreso: Auténtico Limonense, Nueva Generación, Movimiento Libertario, Accesibilidad sin Exclusión y Alianza Demócrata Cristiana.

Ese escenario no fue posible porque las reglas para asignar curules favorecen la representatividad; se le da prioridad a los partidos que recibieron una votación fuerte para el Congreso y se filtra a los que no captaron suficiente apoyo popular. Para ello, Costa Rica usa el método de asignación de curules denominado cuota de Hare modificada, establecido en el Código Electoral.

¿Cómo funciona? Primero, los 57 diputados se eligen por provincias. Veamos el ejemplo de Limón en el 2018.

En esta provincia, que elige cinco diputados, los ciudadanos emitieron 151.053 votos válidos.

El Código Electoral establece que el total de votos se debe dividir entre el total de escaños para definir el cociente, que en este caso es de 30.210. Los partidos obtienen una diputación por cada cociente que hayan alcanzado en número de votos.

En Limón, solo Restauración Nacional (PRN) superó el cociente, con 35.164 sufragios, con lo que ganó una diputación y le sobraron 4.953 votos.

¿Qué pasa con las cuatro diputaciones restantes? La ley establece que estas se distribuyen en favor de los partidos en el orden decreciente de la cifra residual de su votación, pero incluyendo a aquellos partidos que apenas alcanzaron el subcociente, como si su votación total fuera cifra residual; y si aún quedan plazas sin llenar, se repite la operación anterior hasta adjudicarlas en su totalidad.

Aparte de Restauración, en Limón solo el PLN logró superar el subcociente de 15.105 votos.

Liberación obtuvo 22.505 votos y Restauración tenía un residuo de 4.953 votos. La regla dice que la votación del PLN debe tratarse como si fuese una cifra residual y repartir las curules de mayor a menor.

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Así, Liberación ganó una de las curules disponibles y Restauración otra. Sin embargo, como todavía quedaban otros dos escaños sin asignar, estos se repartieron de nuevo entre el PLN y el PRN repitiendo la misma operación.

De esta manera, el PLN ganó dos curules con 22.520 votos y Restauración, cuyo residuo era de apenas 4.953 votos, ganó las otras dos.

Otras agrupaciones que obtuvieron más votos que el residuo de Restauración Nacional quedaron fuera del Congreso porque no superaron la barrera del subcociente. La Unidad Social Cristiana (PUSC), Auténtico Limonense y Acción Ciudadana (PAC), por ejemplo, recibieron 14.564, 13.661 y 10.314 votos en Limón, respectivamente.

De no existir la regla del subcociente, las cinco curules limonenses se habrían repartido entre cinco partidos: Restauración, PLN, PUSC, Auténtico Limonense y PAC.

Restauración se dejó el 60% de los escaños con haber obtenido el 23% de los votos; y Liberación, el 40% de las plazas con 15% de la votación.

‘Cuando el voto se divide mucho, se premia a los más votados’

“Es la fórmula más proporcional entre las fórmulas proporcionales; nuestra fórmula proporcional es matemáticamente la fórmula más proporcional de las que hay en el mundo, pero el efecto de esa fórmula no siempre es la más proporcional porque hay dos elementos de nuestro sistema electoral que son clave. Por una parte, tenemos un Asamblea Legislativa pequeña y, en segundo lugar, nosotros elegimos los diputados por provincia”, explicó el magistrado del TSE, Hugo Picado.

“Este mecanismo favorece a los partidos que más apoyo tienen porque van a salir premiados. A los pequeños se les hace más difícil brincarse esa barrera y restringe sus posibilidades”, explicó Ronald Alfaro, investigador de la Universidad de Costa Rica (UCR) y del Estado de la Nación.

“Cuando el voto se divide mucho, se premia a los más votados. Asumir el hecho que tenemos muchos partidos no significa necesariamente que vayamos a tener una Asamblea Legislativa muy fragmentada. Esto va a acabar con las aspiraciones de muchas personas porque la fórmula no está pensada para lograr a meter a muchos de esos aspirantes en la Asamblea Legislativa”, añadió Alfaro.