A seis días de dejar la Casa Presidencial, el mandatario Luis Guillermo Solís afirmó que su gobierno hizo un manejo "heroico" de las finanzas públicas, el cual lo faculta para solicitar a los nuevos diputados aprobar la reforma fiscal que les hereda mediante un "acto de completo patriotismo".
Así lo dijo a pesar de que, durante su gestión, la oposición le reclamó reformas a los pluses salariales del sector público y le criticó hechos puntuales, como el aumento de un 19% en el primer presupuesto que presentó al Congreso, para el 2015, cifra que quintuplicaba el porcentaje de inflación.
Durante su último mensaje de rendición de cuentas ante la Asamblea Legislativa, Solís dijo: "Existe suficiente evidencia objetiva que da cuenta del manejo responsable y hasta heroico de esta administración y particularmente del Ministerio de Hacienda y de la Tesorería Nacional, en el manejo de las finanzas públicas".
"Digo heroico pues, a pesar de la estrechez fiscal y las presiones al alza de las tasas de interés, logramos durante los cuatro años mantener la tendencia a la baja de las remuneraciones en el sector público y aumentar el gasto de capital como porcentaje del PIB. Es decir, nos socamos la faja sin sacrificar inversión pública".
Parte de las razones por las que la oposición también reprochó a Soís, cuando se discutían temas fiscales, fueron la aprobación de un incremento salarial para los empleados públicos muy por encima de la inflación, así como un fuerte aumento en las transferencias a las universidades públicas.
El presidente, por su parte, sostiene que se logró bajar el gasto en remuneraciones en el sector público e incrementar el gasto de capital, a pesar de estrechez fiscal y de las presiones sobre las tasas de interés.
Afirmó que, durante su mandato, se pudo "mejorar el cobrar y gastar mejor" y que el problema fiscal que experimenta el país responde al pago de intereses de la deuda pública acumulada durante una década.
"Por mucho que esta administración desaceleró los gastos, recaudó mucho mejor y evitó un mayor endeudamiento, el problema que experimenta el país corresponde al pago de intereses de una deuda acumulada por 10 años".
"El preocupante incremento en el déficit fiscal que pasó del 5,6% del PIB en el 2014, a representar un 6,2% del PIB en el año 2017, se debe al aumento del costo financiero de la deuda y la necesidad de endeudarnos más para pagar las obligaciones vigentes".
Urge la reforma
Con base en estos argumentos, Solís insistió en que es el momento de discutir la reforma fiscal que él dejó planteada con seriedad y sin demoras, dejando atrás las "discusiones de panfleto" y los cálculos políticos.
Si bien Solís reconoce que el proyecto de Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas es "insuficiente" para revertir el déficit fiscal, que hoy equivale a un 6,2% del producto interno bruto (PIB), sí fue enfático en que el tiempo apremia y que ya se están sintiendo las secuelas de la crisis en las arcas del Estado.
"Los años han pasado y la ausencia de decisiones ha pasado la factura (...). No se debe abandonar el trabajo y la negociación para resolver el problema fiscal. Costa Rica no merece seguir teniendo este sistema tributario y fiscal que claramente está caduco y no responde a las necesidades del país. Ya es hora de que queden atrás las discusiones fiscales de panfleto".
"La falta de decisión en materia fiscal ya le pasa la factura a todo el país, o sea, la reforma la estamos pagando sin haberla hecho, sin recibir beneficios y sin poderla controlar. La pagamos con tasa de interés y costos de producción a la alza; y la pagamos en especial con un Estado que debe sacrificar la inversión y la prestación de servicios de calidad", expresó el gobernante desde el podio en el plenario legislativo.
También, hizo hincapié en los resultados electorales y en la escogencia del oficialista Carlos Alvarado, como su sucesor en la Presidencia, quien desde campaña abogó por una reforma fiscal.
"No es tiempo de excusas, no es tiempo de cálculos políticos. Las elecciones han pasado y los costarricenses han dictado sentencia. A quienes colocó en el oficialismo se les encomendó impulsar las políticas públicas que en país requiere, con el concurso del resto de fuerzas políticas representadas en la Asamblea Legislativa", añadió Solís.
La reforma fiscal crea los impuestos sobre el valor agregado (IVA), con lo cual se grava una mayor cantidad de servicios, y sobre las ganancias de capital.
Bancadas como el PLN reclaman mayores acciones en la parte del gasto. La presidenta legislativa, Carolina Hidalgo, anunció el martes que abrirá un espacio para que los nuevos legisladores puedan proponerle cambios al proyecto heredado.
'Bomba de tiempo'
El presidente aduce que, en su gobierno, hubo aumento en los ingresos totales de alrededor de ¢1,2 billones entre el 2013 y el 2017.
Agregó que la recaudación del impuesto sobre la renta subió en ¢547.000 millones y que se registró desaceleración en el ritmo de crecimiento del gasto, el cual "pasó de un 13,8% en el periodo 2010-2013 a un 8,6% en el periodo 2014-2017".
"He advertido hasta el cansancio que el 'endeudamiento público es una bomba de tiempo que debemos desactivar' y que solo puede desactivarse con una reforma fiscal", enfatizó Solís.
Al mismo tiempo, alertó que Costa Rica corre el riesgo de llevar su deuda al 53% del PIB al termino del 2018.
"Es necesario que la Asamblea Legislativa, en un acto de completo patriotismo, dé una lección de trabajo legislativo y, por el bien de Costa Rica y todas las personas que en ella habitamos, ponga coto a esta discusión mediante la aprobación de la reforma tributaria que dé sostenibilidad a las finanzas del Estado, garantice su operatividad y coloque el servicio de la deuda pública en niveles de sostenibilidad", declaró el mandatario.