Fueron campanas de emergencia las que pusieron a Sylvie Durán Salvatierra, de 51 años, en el mapa político de Costa Rica.
Tras el descalabro del Festival Internacional de las Artes (FIA) 2015, Durán fue elegida como viceministra de Cultura por el presidente Luis Guillermo Solís.
La entonces viceministra presentó informes sobre la gestión del festival que le valieron un voto de confianza por parte del Consejo de Gobierno.
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Para el 2 de junio del 2015, Durán dejó el viceministerio para convertise en la nueva ministra de Cultura y Juventud. Su misión era inmediata: estabilizar las relaciones en el complejo sector de cultura.
¿Qué sucedió? Pues lo suficiente como para que Sylvie Durán integre parte del gabinete de gobierno de Carlos Alvarado para el período 2014-2018.
Gestora desde las venas
El primer nombramiento de Sylvie Durán como viceministra de Cultura no fue casual, pues el mundo de las artes no le resultaba ni un poco desconocido.
Durán, tras haberse graduado en la carrera de Artes Dramáticas de la Universidad de Costa Rica, comenzó una exploración de gestión cultural que se expandió durante la década de los noventa.
Para 2006, Durán se graduó como máster internacional en Gestión, Políticas Culturales y Desarrollo por la Universidad de Girona, España. La construcción de un acervo cultural tan fuerte la deslizó entre aulas y bibliotecas como una investigadora de políticas públicas para el emprendimiento.
Además, había trabajado en múltiples oportunidades con el Ministerio de Cultura y Juventud, la Oficina de UNESCO San José para Centroamérica, el Programa de Apoyo para la Integración Regional de Centroamérica en el SICA y la Red de Centros Culturales de la Agencia Española de Cooperación (AECID).
“Además de cumplir del mejor modo los procesos inmediatos, desde la especial situación de cierre del FIA 2015 y el diseño de cómo enfrentaremos sus ediciones 2016 y 2017, nuestro compromiso es salir fortalecidos de la experiencia de este año, pues hay mucho que podemos aprender de ella”, dijo Durán a La Nación cuando asumió el cargo.
En pocos meses y tras ser parte del comité investigativo que evaluó los pormenores del fracaso del FIA, Durán tejió una red que favoreció la comunicación dentro del ministerio.
Uno de sus primeros pasos fue encender el funcionamiento del Centro de Producción Artística y Cultural (CEPAC), ente que se encargó de producir los siguientes festivales.
En el 2016, el ministerio optó por realizar un Festival de las Artes en la zona sur integrado únicamente por artistas nacionales.
Para el 2017 y el 2018, el FIA volvió a la oferta internacional y tuvo como países invitados a Argentina y Colombia, respectivamente, con espectáculos masivos de artistas como Gustavo Santaolalla y Aterciopelados.
Una vez superado el huracán del festival, Durán encabezó otros proyectos.
En noviembre del 2015, el país atestiguó la consolidación del Costa Rica Festival Internacional de Cine (CRFIC).
A pesar de que anteriormente existía un festival de cine en Costa Rica –el Festival Paz con la Tierra–, el CRFIC abrió una oferta internacional de autores que no suelen llegar a las salas costarricenses durante la temporada regular de cartelera.
En el 2016, Sylvie Durán dio vía para la ejecución de Puntos de Cultura, una iniciativa que pretende fortalecer proyectos culturales y artísticos en todo el país.
Con ¢187 millones en su primer año, 21 organizaciones se vieron beneficiadas (lo cual se traduce en unas 35.348 personas). En tres años se ha dado cobertura a más de 100 proyectos.
En ese mismo año se consolidó la Feria Hecho Aquí, proyecto que resultó como un apoyo significativo a la artesanía y el diseño nacional. Con dos ferias por año, el programa ha dado un sólido acompañamiento a la profesionalización de artesanos.
Más recientemente, el Ministerio de Cultura sorprendió con una propuesta de ley de cine.
En diciembre del 2017, Sylvie Durán, junto al viceministro Max Valverde (quien antes de este puesto ocupó la dirección del Centro de Cine), presentó un sorpresivo texto que contó con el apoyo de 21 legisladores.
El texto propone cambiar el nombre del Centro Costarricense de Producción Cinematográfica por Centro Costarricense de Cine y Audiovisual, con el afán de crear una Cinemateca Nacional y reformar el Fondo de Fomento Audiovisual El Fauno y la distribución del impuesto a espectáculos públicos.
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Durán también ha sido un elemento fundamental para procesos de visibilización de la cultura. Uno de los más destacados fue la designación del Teatro Nacional como símbolo nacional, que contó con el respaldo de 40 diputados.
Asuntos pendientes
Durante los tres años de gestión como ministra, hubo algunos temas puntuales que quedaron rezagados.
Uno de los más críticos responde a proyectos de infraestructura, en particular a la construcción del Auditorio del Centro Nacional de la Música y la Cinemateca Nacional.
Para la realización de este último se tenía previsto construir tres salas de cine, un laboratorio para la restauración de películas y un centro de educación y promoción fílmica.
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En noviembre del 2017, el viceministro Max Valverde dijo a La Nación que la construcción de la obra se realizaría sobre la estructura del teatro Variedades.
El proyecto estaba pactado para comenzar en el 2018 y concluirse en 12 meses, pero se desconoce el progreso del plan.
Otro punto criticado es el olvido de la creación de una Ley General de Derechos Culturales que proteja a la cultura como un bien público y que, en conjunto con la declaratoria de Costa Rica como país pluriétnico y cultural, beneficie la diversidad de poblaciones en la vida cultural.
También el gremio audiovisual vio con recelo la propuesta de la ley de cine.
Para el medio, el texto surgió inesperadamente y generó un descontento al no contemplar estatutos que aseguren cuotas en pantallas para las producciones costarricenses.
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En medio de estas circunstancias, Sylvie Durán tendrá cuatro años más para solventar sus deudas con el gremio cultural.
El Ministerio de Cultura y Juventud apostará por un proceso que, nacido en la emergencia, trajo paz al sector.
La ministra es hija de Fernando Durán Ayanegui, químico, escritor y reconocido rector de la Universidad de Costa Rica entre los años 1981 y 1988.