Un reportaje del diario The New York Times publicado este domingo 15 de setiembre informó internacionalmente de que las exuberantes selvas tropicales de Costa Rica están infiltradas por carteles del narco para trazar rutas de tráfico y así evadir a las autoridades. La publicación describe los niveles de penetración de los grupos criminales en regiones como el Caribe costarricense.
El artículo indica que Costa Rica, considerada a menudo uno de los destinos más idílicos de la región, escapó por mucho tiempo al flagelo de los carteles. Incluso menciona que el lema nacional, “pura vida”, atrajo por décadas a parejas en luna de miel, asistentes a retiros de yoga y entusiastas de la observación de aves.
“Pero ahora, los frondosos bosques que cubren una cuarta parte de Costa Rica están siendo infiltrados por carteles de la droga que buscan nuevas rutas de tráfico para evadir a las autoridades”, se lee en el reportaje.
De acuerdo con el diario estadounidense, en el año 2020 Costa Rica superó a México, al convertirse en el principal punto de trasbordo del mundo para la cocaína destinada a Estados Unidos, Europa y más allá, según el Departamento de Estado de Estados Unidos. México volvió al primer puesto en el 2022, pero Costa Rica sigue de cerca.
Con el aumento del tráfico de drogas, añade el reportaje, la violencia ha crecido. Cita, por ejemplo, que los homicidios en Costa Rica se dispararon 53% entre los años 2020 y 2023, según cifras oficiales.
“En Costa Rica, las escuelas se están convirtiendo en escenarios de crímenes, con padres acribillados a tiros mientras dejaban a sus hijos en la escuela. Se han descubierto bolsas de plástico llenas de extremidades amputadas en los parques. Recientemente, un paciente fue asesinado a tiros dentro de un hospital por miembros de una banda rival”, enumera el texto.
Según la publicación, bandas locales luchan por el control de las rutas dentro del país en una competencia “de codicia y crueldad”, dice el escrito, para convertirse en el músculo local de los grupos criminales mexicanos rivales que operan en Costa Rica, principalmente los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, según The New York Times.
“Lo que estamos presenciando nunca lo habíamos visto antes. Es la mexicanización de la violencia, para provocar terror y pánico” declaró Mario Zamora Cordero, ministro de Seguridad Pública, a la publicación extranjera.
De acuerdo con el diario, la operación de tráfico de las bandas es “bastante sencilla”. Según funcionarios estadounidenses y costarricenses, el Clan del Golfo de Colombia, el principal cartel de narcotráfico allí, transporta cocaína por el Pacífico en submarinos de construcción rudimentaria hasta las costas cubiertas de bosques de Costa Rica.
Los traficantes se valen entonces de densas marañas de manglares entrelazados con canales fluviales y selvas tropicales como puerta de entrada al país. Alrededor del 70% de todas las drogas que llegan a Costa Rica ingresan por su costa del Pacífico, según la guardia costera del país, afirma la publicación de este domingo.
Gran parte de la cocaína es luego transportada por tierra por grupos locales que trabajan con carteles mexicanos hasta un puerto en la costa oriental de Costa Rica, donde se camufla entre las exportaciones de fruta destinadas al extranjero.
Costa Rica confiscó 21 toneladas de cocaína el año pasado, aunque Zamora dijo que cientos de toneladas pasan por el país sin ser detectadas anualmente.
“El puerto marítimo de Moín se inauguró por primera vez en el 2019. Solo un año después, Costa Rica se convirtió en el punto de trasbordo de cocaína más grande del mundo”, dice el reportaje en referencia a la inauguración, en febrero del 2019, del segundo puesto de atraque de la Terminal de Contenedores de Moín (TCM).
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Fentanilo
Muchas de las pastillas de fentanilo confiscadas tenían como destino Estados Unidos y Europa, según un cable estadounidense de la Embajada de Estados Unidos en San José, citado por The New York Times.
El reportaje lo explica en estos términos: “Costa Rica es un objetivo prioritario para los cárteles en busca de nuevos mercados para el fentanilo”, decía el cable, que fue marcado como “sensible” y enviado a Washington el año pasado. Las organizaciones están decididas a “transformar a Costa Rica en un nuevo centro”.
La publicación advierte de que la zona donde está la “guerra contra las drogas son los parques nacionales”, donde los carteles encuentran poca resistencia.
Según el diario, casi 300 guardaparques son responsables de patrullar 1,3 millones de hectáreas de bosque protegido, equipados con armas más adecuadas para cazar animales pequeños que para contrarrestar ametralladoras automáticas y el sofisticado armamento que manejan los traficantes. Además, recuerda que los guardabosques carecen de autoridad para realizar arrestos.
Por las noches, los guardaparques se despiertan varias veces al mes cuando aviones y helicópteros vuelan a baja altura y aterrizan ilegalmente en el bosque.
“No tenemos poder para hacer nada al respecto”, declaró Miguel Aguilar Badilla a The New York Times, quien lidera un equipo que patrulla 31.160 hectáreas en el Parque Nacional Tortuguero.