Carlos Alvarado Quesada, de 42 años, dejará la Casa Presidencial al mediodía de este domingo 8 de mayo, y traspasará la responsabilidad del Gobierno a Rodrigo Chaves Robles, de 60 años, quien fue su ministro de Hacienda durante seis meses.
El presidente de la República recibió a La Nación, en Casa Presidencial, junto con su ministro de Comunicación, Agustín Castro, para ofrecer una entrevista sobre sus cuatro años de gobierno.
En criterio del mandatario saliente, su administración tomó “el toro por los cachos”. El siguiente es un extracto de la conversación.
— ¿Cuál es su grado de satisfacción con lo que pudo lograr en esos cuatro años?
— Muchas de las cosas que le propuse al país, desde 2017, en mi plan de gobierno y en la campaña, hoy son realidad: Educación Dual, Ley Marco de Empleo Público, Teletrabajo, la reforma al INA, el ingreso a la OCDE… vetar la pesca de arrastre. Cuando yo contrasto lo prometido con lo concretado, es muy grande el nivel de concreción.
— El electorado decidió que el Partido Acción Ciudadana quedara fuera de los cargos de elección popular. ¿Qué sensación le queda de eso?
— Humildad, porque siempre hay que respetar la voz del pueblo. La voz del pueblo es soberana e inapelable. Creo que también en Costa Rica hoy votamos más por candidatos o, incluso, a veces, en contra de candidatos. Creo que no es un reflejo tanto de los partidos políticos, sino de las personas que aspiran. También, creo que Costa Rica necesita fortalecer los partidos políticos porque nuestra democracia los necesita.
Los partidos políticos son instituciones importantes en una democracia y han venido muy a menos, pero son instituciones muy importantes porque son el reflejo de los diferentes pensamientos y tienen que tener un nivel de organicidad, porque están diseñados ya sea para ser oposición o porque están listos para gobernar.
— Usted ha resumido sus cuatro años de gobierno con una serie de reformas, como la reforma fiscal, empleo público, el cierre de Fonabe o la transformación del INA. ¿Siente que le quedó algo pendiente?
— Creo que lo que queda pendiente es la prohibición de la exploración y explotación de petróleo y gas. Costa Rica es un país que tiene un modelo basado en un crecimiento económico sostenible. Nosotros tenemos que dar el mensaje al mundo de que tenemos que abolir los combustibles fósiles y no explorarlos. Eso es algo que tiene que ocurrir.
Hay personas que creen que haciendo eso vamos a tener una ventaja económica en el corto plazo. Eso lo que va a hacer es socavar las bases firmes de nuestro modelo económico y también las bases firmes de nuestro poder moral del mundo en muchos temas.
Y, por otro lado, creo que tenemos que aprobar la Alfabetización Digital. Tenemos que disponer de los fondos de Fonatel para dotar de equipo y conexión a todo estudiante de la educación pública de nuestro país, y los recursos están ahí para hacer esto.
Siempre apoyamos el proyecto de la exdiputada Yorleny León (futura presidenta del IMAS), que el MEP respaldó, y bueno… parece esperanzador ahora que ella es nombrada como jerarca en la próxima administración, el que se abra la posibilidad para que se siga impulsando este proyecto.
— ¿Qué rumbo habría tomado el país sin las reformas que usted impulsó, como las reformas fiscal y de empleo público?
— Si nosotros no hubiéramos hecho una reforma fiscal, ahí sí probablemente el país hubiera quebrado. A finales del año 2018 el país hubiera quebrado; estuvimos muy cerca de quebrar. Hay que recordar que usamos las letras del tesoro, que es el último recurso de financiamiento de un gobierno. Entonces sí, le evitamos a Costa Rica una crisis que pudo disparar la inflación, el desempleo y la pobreza, como ocurrió en la década del 80. Entonces era necesario hacer eso.
— Justamente ahora que usted toca el tema, me gustaría retomar las declaraciones de la diputada Pilar Cisneros, jefa del Partido Progreso Social Democrático (PPSD). Ella menciona que usted deja un país quebrado. ¿Qué responde usted? ¿Cuál es la percepción que tiene de este tipo de declaraciones?
— Bueno, creo que ha sido el mismo vicepresidente electo de su propio partido (Stephan Brunner) quien ha dicho que eso no es así; han sido también varios especialistas en economía de distintos signos políticos y espectros ideológicos, quienes han dicho que el país no está quebrado, que está lejos de estar quebrado.
Sí tiene una situación aún con algún grado de compromiso, pero la ruta está encauzada hacia la mejora, no a empeorar. Entonces, creo que ahí están las respuestas, ni siquiera tengo que ser yo quien lo plantee.
Y sobre el tema que hay algunos ministerios que no tienen fondos para terminar este año. Desde octubre del año pasado, nosotros denunciamos que, cuando se aprobó el presupuesto de este año, las fracciones de la Asamblea Legislativa cambiaron el presupuesto y quedó así. Ahora, eso es algo que se puede resolver.
Como nosotros hicimos dentro de estos cuatro años, se pueden presentar presupuestos extraordinarios y resolverlo; hay margen de plata, el país tiene los recursos para hacerlo hoy gracias a lo que hemos hecho, y si hay alguna restricción legal, también se puede modificar en el Congreso, entonces, no es algo diferente a lo que nosotros hicimos dentro de estos cuatro años.
— Cisneros también menciona que su gobierno fue opaco con el manejo de las cifras fiscales y, además, dice que acomodó la deuda para que los pagos más ligeros los hiciera este gobierno y que le tocara al próximo los pagos más altos. ¿Nos puede explicar al respecto?
— Sobre el tema de la información fiscal, es información que da el Banco Central, que es independiente, el Fondo Monetario Internacional, que es independiente, las agencias internacionales, que son independientes. Es decir, ahí no hay forma de que un gobierno pueda maquillar esas cifras, y las cifras son positivas.
Entonces, esa afirmación no se sostiene. Y, por otro lado, en cuanto a los vencimientos, fuimos un gobierno que alivianó la curva de vencimientos. También dejamos créditos aprobados para cambiar deuda cara por deuda barata, que no vamos a usar nosotros, los van a usar el próximo gobierno; tanto así que presentamos una nueva emisión de eurobonos para que quede encaminada para el próximo gobierno.
Ciertamente, todos los últimos tres gobiernos han tenido vencimientos de deuda, es inevitable que no los tengan porque somos un país altamente endeudado, pero no es preciso decir que pateamos la bola con eso. A nosotros todos los años nos correspondió hacerle frente a altos vencimientos de deuda y, como quedó demostrado, pudimos cumplir con ello. No hay nada que detenga a un nuevo gobierno a cumplir con sus obligaciones de deuda.
— Este gobierno se caracterizó porque la Asamblea Legislativa también trabajó con el Poder Ejecutivo, a pesar de sus diferencias. ¿Quiénes son las personas de oposición a las que usted más agradece por eso?
— Hay muchas… pero a mí la experiencia me dice que mejor no los nombre porque en sus propios partidos, a veces, los tachan de colaborar con el gobierno, y eso es una gran injusticia. Esas personas saben quiénes son y en lo privado siempre les he agradecido su labor patriótica.
Yo les hago un mal si las menciono porque en sus partidos las canibalizan si uno dice que hicieron la labor patriótica que tenían que hacer.
También, ocurrió porque, como gobierno, supimos recibir ataques de la oposición sin perder la prudencia y el rumbo; aceptamos los ataques como algo normal de la democracia, pero lo que nos interesaba no era entrar a pelear con los diputados o con los partidos; lo que nos importaba era que avanzara la agenda del país. Entonces, mientras ellos votaban proyectos que eran importantes para el gobierno, recibíamos control político.
— ¿Qué hechos tangibles recuerda de estas personas que usted prefiere no mencionar?
— Bueno, hay que ver las votaciones. Llegar a acuerdos y convencer a las fracciones… convencer a fracciones que muchas veces no querían votar proyectos porque decían que simplemente era apoyar al gobierno del PAC y que eso no era bueno, probablemente por una motivación electoral. Pero si toda la democracia fuera así, nos perderíamos.
Entonces, hubo mucha gente que desde dentro, o incluso fuera, personas influyentes en los partidos, que auspiciaron y guiaron a diputados y diputadas a apoyar las reformas que eran importantes para el país. Ahí hay un mérito de muchas personas.
— Hoy el FMI dice que Costa Rica saldrá a flote con las metas de ajuste fiscal aun sin más impuestos. ¿Usted cree que era necesario subir tributos para salvar el funcionamiento del Estado?
— En el momento, con los números que teníamos, era necesario. De hecho, hoy estamos teniendo resultados holgados, como lo dice el Fondo, por el buen aumento que tuvimos en el crecimiento económico, gracias al manejo de la pandemia, a que abrimos rápidamente el turismo, a la confianza que tuvo el país con la inversión extranjera, y también a una fuerte contención del gasto.
Ahora, sobre los impuestos, hay dos objetivos que pueden tener: uno es cumplir con el acuerdo del Fondo, entonces ya no sería un objetivo subir impuestos para hacerlo; entonces el objetivo es hacer una sociedad menos desigual y más solidaria.
Uno de los impuestos que nosotros abogamos fue el de casas de lujo. En muchas partes de las costas de este país, en las zonas más pobres, hay verdaderas haciendas de lujo de nacionales y extranjeros, muchas alquiladas en Airbnb, otras de vacaciones… casas millonarias que no pagan esos impuestos. Estamos hablando de menos del 2% de la población, pero mucha gente dice ‘que cómo vamos a ponerle impuestos a las casas, que eso afecta a la clase media’; yo no conozco a nadie de la clase media que tenga una casa de $1 millón, que me la enseñe. Entonces, nos quejamos de la desigualdad de la sociedad, pero ese tema no lo atendemos.
Obviamente, los políticos, por las elecciones, le tienen miedo a ese tema, porque es un tema polémico, no es popular, pero lo que yo tengo miedo es que nuestra sociedad se hace cada vez más desigual y el Estado costarricense se fundó en la solidaridad del estado social de derecho, no se fundó en que cada quién se salva como puede. La solidaridad se basa en que quien tiene más oportunidades y es más pudiente, de una manera responsable, prudente y mesurada, contribuya para que aquellos que no tienen oportunidades puedan tenerlas, ese es el ideal del Estado costarricense.
— ¿Eximir a las municipalidades de la regla fiscal en mayo del 2020 fue un canje de voto para algún proyecto del gobierno? Le pregunto porque esta consulta se la he realizado en el pasado y usted ha dicho, entre otras cosas, que las municipalidades tienen sus propios ingresos. Pero es que también su línea de campaña fue de que fuéramos responsables fiscalmente todos los sectores.
— Uno… (suspira) las municipalidades como tal no tienen impacto en el déficit del Gobierno Central. Y seamos responsables todos. Nosotros, Gobierno, somos responsables. Ustedes, municipalidades, sean responsables, cada quien tiene que ser responsable. Eso no afecta las finanzas públicas. Entonces, para mí era una pelea que… ahí lo que estaba en disputa era qué tan fuerte era la defensa a la regla fiscal. En ese tiempo, el municipalismo, como se demostró, tenía un gran peso en Liberación Nacional y en la Unidad Social Cristiana, y muchos de los diputados tenían mucha ascendencia en las municipalidades, y en la aritmética para después pasar otras leyes, esos votos eran necesarios.
Cuando uno hacía el balance, si no perdíamos con sacar a las municipalidades, si no tenía un efecto en el déficit, más que una duda no razonable con nuestro compromiso con las finanzas, yo estaba dispuesto a escoger que esa no era una pelea. El (veto a la rebaja en el) marchamo sí era una pelea, (el veto a) la pesca de arrastre sí era una pelea porque eso iba a la raíz de lo que es fundamental para nosotros. Lo municipal no era una pelea, tanto así que La Nación reportó recientemente que las municipalidades incrementaron su gasto, pero eso no afectó las finanzas públicas del Gobierno Central. Ya después si quiebra una municipalidad irresponsable, que debe haber alguna, como hay muchas otras responsables, pues tendrá que ver qué banco la salva, porque tampoco es que el Gobierno va a ir a hacerle un salvamento gratis o especial que le va a costar al país, ahí es donde todos tenemos que ser responsables.
— ¿Considera que se cometieron errores políticos en Presidencia cuando se propuso, en aquel momento, triplicar el impuesto de bienes inmuebles o gravar la educación privada?
— Uno apuntaba 100 metros adelante, porque sabía que en el proceso lo iban a devolver 50 metros, eso es así. Si uno sabía que 50 está bien y apuntaba a 50, no se queda con 50, se queda con 0 o más bien aprueban más exoneraciones y bajan el IVA al 9%. Entonces, es parte de la misma política, pero uno tiene que ir con propuestas bastante ambiciosas, en un tema como esos, porque sabe que eventualmente la oposición necesita victorias para mostrarse como oposición al gobierno, eso es cierto y es así. Cuando alguien dice ‘logramos quitar al Gobierno esta barbaridad’, es una forma a la oposición de mostrarse y es parte de la política. A veces pasa por presión de sectores, hacen lobby, aunque sepan que es un privilegio, ellos defienden su privilegio. Sería muy interesante ver todo el lobby que se hizo desde junio hasta noviembre de 2018 en la Asamblea Legislativa (con la reforma fiscal). Y ahí uno ve todos los sectores que se movieron en torno al plan fiscal para procurar que su afectación fuera la menor.
Hay una cosa que a mí me convence de que hicimos bien las cosas, porque nos atacaron los que yo considero que son los cuatro grupos de presión del país.
Uno: No todos, pero unos empresarios dicen que nosotros somos un gobierno comunista. Nosotros pusimos a pagar más y a bajar la evasión.
Otro grupo de poder fuerte son los empleados públicos, que dicen que somos un gobierno neoliberal, pero nosotros quitamos un montón de pluses, de convenciones colectivas, impulsamos Empleo Público e hicimos que no se multiplicaran los salarios y también peleamos por llevar al mínimo constitucional las pensiones de lujo. Ese es uno de los grupos de presión más fuertes, de hecho el estudio de Sauma y Trejos dice que, sobre la desigualdad en Costa Rica, que mucha se explica por el crecimiento de los salarios públicos.
Hay un tercer grupo que tiene ideas diferentes a las nuestras, con una visión más conservadora de la sociedad, que no le parecían nuestras ideas en materia de derechos humanos y, fue un grupo de presión con el que tuvimos tensiones, muchas veces muy respetuosas, otras veces exacerbadas en las calles. Con ese grupo de presión tuvimos diferencias.
Hay un cuarto grupo. Este grupo es el narcotráfico, lo enfrentamos fuerte, nosotros pasamos de incautar 30-40 toneladas en el 2018 y 2019 a incautar 71 toneladas en el 2020 y 2021. También a desarticular tanto del Poder Judicial, como del Ejecutivo, varias bandas del narcotráfico e incluso lavado de dinero. Este año yo le tengo mucha esperanza a que se instituya la jurisdicción especial del crimen organizado, ese es otro grupo al que nosotros golpeamos fuertemente. Eso me convence a mí de que nosotros tomamos el toro por los cachos.
— ¿Se comió la bronca?
— (Risas) Yo tomé el toro por los cachos, para decirlo así.