Los rostros de los sobrevivientes no se vieron y sus identidades se mantuvieron en el anonimato por seguridad; sin embargo, los detalles de los testimonios de 18 víctimas de la tortura sexual, a manos del régimen de Daniel Ortega en Nicaragua, estremecieron a los asistentes.
“Nosotros presenciamos cómo violaban a la chavalas. A unos los ponen de frente y les cortaban tal vez un dedo, los amputaban, les quitaban las uñas o les metían cuestiones dentro del ano (...). Usted podía ver a través del vidrio lo que le estaban haciendo a los chavalos”, relató una persona identificada como E013.
Este es un fragmento de los casos expuestos, este martes en San José, ante el Tribunal de Conciencia organizado por la Fundación Arias para la Paz y el Progreso Humano, en el que se conocerán testimonios de víctimas del régimen a partir de la crisis política del 2018.
De los 18 casos, diez mujeres fueron sometidas a violaciones sexuales. Solo una se libró de ser violada porque presentaba fuertes hemorragias, a causa de un aborto que los oficiales le provocaron al golpearla.
Las agresiones sexuales también se cometieron contra dos hombres, a quienes se les introdujo tanto miembros viriles como objetos.
Participan exiliados nicaragüenses en Costa Rica y expertos en el tema, con el fin de visibilizar las actuaciones del Gobierno de Nicaragua ante organismos internacionales.
Lina Barrantes, directora de la Fundación, explicó que, desde hace año y medio, empezaron a acercarse expresos políticos y descubrieron que había un patrón en las agresiones que relataban: la violación y el abuso sexual como tortura durante el encarcelamiento.
“Estos testimonios nos permitieron empezar a detectar los patrones de comportamientos, como sucedían, que no era un acto esporádico. Les trasladamos esos testimonios a cuatro expertos (...), de manera que logramos armar un caso bastante sólido como para invitar a las personalidades que tenemos, para que sirvan de jurado y nos den una resolución”, explicó Barrantes.
Un grupo de expertos dará su opinión calificada, en busca de que en el futuro los hechos se puedan llevar a alguna instancia jurisdiccional.
“Tenemos muchos tipos de violencia sexual que se han certificado”, aseguró la directora.
Dentro de la lista de expertos asistieron Soraya Long, exdirectora del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil); Roberto Samcam, nicaragüense analista político y exiliado; Javier Meléndez, sociólogo nacido en Nicaragua y exiliado en Estados Unidos; y una perita encargada de revelar la parte psicosocial, cuya identidad está protegida.
Las agresiones
Soraya Long explicó, en su peritaje de los hechos, que se produjo un ensañamiento contra los ofendidos, pues estos relatan que se les amenazaba para que dieran información sobre los líderes de la oposición y las fuentes con que eran financiados.
Long señaló que, en el caso de las mujeres, se dio un mayor ensañamiento, pues fueron repetidamente violadas por varios agresores, mientras eran observados por otros reos.
“El peritaje busca determinar si este delitos de violación sexual son tortura. Para que esta se constituya, debe ser inflingida intencionalmente, debe causar dolores o sufrimientos graves; la afectación debe ser física o mental, y debe tener un propósito, como obtener una confesión”, afirmó Soraya Long.
Dentro de las prácticas que se daban durante los ataques sexuales, las víctimas describieron que se les obligaba a desnudarse; luego, eran forzadas a hacer sentadillas. Acto seguido, se les colocaba un arma debajo de sus cuerpos y esta les era insertada por el ano.
En algunas ocasiones, antes de que se les introdujeran a los cuerpos, las armas , como escopetas ,hacían disparos perdidos, por lo que el cañón se calentaba y les quemaba las partes íntimas.
“Me tiraron al piso, me violaron dos de los tres hombres encapuchados. Mientras uno me violaba, el otro me apuntaba con un arma, yo sentía que quería morirme; ellos estuvieron una hora mientras me abusaban”, narra el testimonio de la persona E007.
Las personas también fueron expuestas al frío, pues había un cuarto oscuro, donde les ponían aire acondicionado frío y los lanzaban golpeados y desnudos.
También, alegan haber recibido descargas eléctricas, cortes de pelo con cuchillo y se les emitían constantes amenazas de muerte hacia sus familiares.
Las agresiones se dieron entre abril del 2018 y agosto de ese mismo año, contra 11 mujeres y siete hombres, cuando fueron detenidos por simpatizantes de Ortega.
De las víctimas, siete eran estudiantes universitarios, tres laboraban como profesionales, uno era agente de seguridad y los restantes siete se dedicaban a labores varias; todos tenían edades entre los 19 a 38 años de edad.
Dos estaban involucrados con el gobierno de Ortega, tres contaban con experiencia en campañas electorales y activismo social, mientras que los otros 13 era la primera vez que participaban en marchas en apoyo a estudiantes y los rebajos de las pensiones.
Según trascendió, diez de las víctimas estuvieron presos en “El Chipote”, una cárcel ubicada en Nicaragua, donde son llevadas las personas detenidas como enemigos políticos del gobierno de Ortega.
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Daños psicosociales
En el caso de las huellas que han marcado la vida de cada una de los nicaragüenses que lograron vivir para contar su historia, una experta cuya identidad se encuentra protegida, narró el daño psicosocial que ha permeado a cada víctima.
La experta explicó que las personas se preguntan constantemente ¿por qué a mí? Viven en el temor desde el exilio, son asediadas por la inseguridad y sufren la lejanía de sus familiares.
“Me dicen: ‘¿mamá, cuándo va a terminar todo esto, cuándo se va a ir Daniel Ortega mamá?, ¡ya quiero que vivamos como antes!’”, afirma una de las víctimas separada de sus niños.
Según explicó la especialista, las secuelas psicológicas y emocionales se agravan con la situación de desplazamiento forzado y la precariedad económica que enfrentan", aseveró.
Otro de los detalles que más los perjudica es el caso de la ruptura del futuro, pues en el caso de los universitarios debieron dejar sus estudios sus registros y documentos se volvieron fantasmas, pues los orteguistas los eliminaron de las instituciones educativas.
Este viernes el jurado de conciencia emitirán su criterio sobre los casos. Este se conformará por Almudena Bernabéu, Clemencia Correa, Aida Facio, Jared Genser, Bianca Jagger y Sonia Picado.