Debido a la cantidad de recursos que le exigiría al país, el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) descartó introducir el voto electrónico en las elecciones nacionales del 2018.
La ausencia del sistema no afectaría ni el cómputo de los sufragios ni la transmisión de los resultados, procesos que ya se hacen en pocas horas y de manera segura, afirmó Gerardo Abarca, subdirector de Registro Electoral del TSE.
El voto electrónico consiste en colocar urnas electrónicas en las juntas receptoras en lugar de papeletas impresas y lapiceros. Cuando el ciudadano ejerce el sufragio, lo hace en una pantalla.
Para las elecciones del 2014, el TSE abrió 6.515 juntas receptoras de votos, lo que da una idea de la cantidad de máquinas que se requerirían.
El TSE ha hecho varias pruebas del sistema desde el año 2002, en las cuales los electores ejercieron el derecho al voto con normalidad.
Sin embargo, el año pasado, dijo Abarca, se actualizó el estudio de factibilidad y este mostró que el costo no había bajado significativamente como para poder implementar el mecanismo.
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"Hablamos de millones de dólares, es un costo bastante elevado y, ante un escenario fiscal como el que ofrece el país, sería demasiado oneroso", explicó el subdirector de Registro Electoral.
Añadió que el proyecto podría costar entre $28 millones y $60 millones, dependiendo de los componentes que se comprarían o se desarrollarían.
"A finales del año pasado, los magistrados tomaron el acuerdo de no continuar con las acciones del voto electrónico, sino dejarlo en suspenso y vigilar cualquier cambio en herramientas que abarate costos", adujo Gerardo Abarca.
Según el funcionario, el voto electrónico ayuda a agilizar la labor de la junta receptora de votos. El cierre se hace más rápido, ya que el sistema cuenta los votos, pero el cómputo de los sufragios a nivel nacional y la transmisión de datos se harían con los métodos actuales.