Autoridades ambientales desmintieron este lunes al Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca) al asegurar que nunca fueron consultadas sobre la inclusión de animales silvestres, como iguanas, tortugas y corales, en una lista de especies susceptibles de explotación comercial.
Incopesca se refirió a esa supuesta consulta en el acuerdo AJDIP/057-2023, publicado el 28 de abril en el diario oficial La Gaceta, el cual aumentó de 34 a 234 la cifra de representantes de la flora y fauna que pueden ser explotados por los seres humanos.
En ese documento, el Instituto afirmó que el listado fue elaborado por sus biólogos y, posteriormente, fue sometido a consulta de entidades como el Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa), la Universidad de Costa Rica (UCR), Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), Universidad Estatal a Distancia (UNED), la Universidad Nacional (UNA) y el Instituto Tecnológico de Costa Rica (Tec).
Mario Coto Hidalgo, director técnico del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), denunció que el Sistema no fue consultado aun y cuando advirtió que así lo establece el Reglamento a la Ley de Conservación de la Vida Silvestre N° 7317 N° 40548-MINAE.
“Nunca nos hicieron consulta, lamentablemente, pero esa normativa (el Reglamento) establece que este tipo de publicaciones deben coordinarse. Esa es nuestra gran preocupación de tipo técnico: ¿cómo entran especies supervisadas por Sinac a una lista para comercializarlas, sin coordinar con nosotros”, declaró.
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La lista incluye la tortuga verde de oreja roja y la de oreja amarilla, a garrobos e iguanas. Además, ocho tipos de corales y 13 tipos de esponjas marinas; estas dos últimas familias de animales desempeñan funciones en su entorno de las cuales dependen otras formas de vida.
Rafael Gutiérrez Rojas, viceministro de Ambiente, también confirmó este lunes que esa cartera nunca fue consultada.
Álvaro Morales Ramírez, director del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar) de la Universidad de Costa Rica (UCR) dijo este lunes que, desde que octubre del 2021 cuando empezó a dirigir ese centro, Incopesca nunca les ha pedido oficialmente un criterio para hacer una lista de posibles especies de carácter comercial.
“Nosotros vimos la lista con mucha preocupación y decidimos hacer una revisión profunda por los diferentes grupos y expertos nuestros del Cimar, de la Escuela de Biología y otros centros de investigación, como el Centro de Investigaciones en Biodiversidad y Ecología Tropical. Luego de esa revisión, emitiremos un comunicado conjunto”, declaró.
Ángel Herrera Ulloa, director de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional (UNA), incluso solicitó a Heiner Méndez, ministro de Pesca y director de Incopesca, borrar la inclusión de esa casa de enseñanza en la decisión porque nunca se les hizo consulta oficial al respecto.
Asimismo, invitó al jerarca a replantear el acuerdo AJDIP/057-2023, “para subsanar errores”, pues afirmó que el listado no asegura en lo absoluto la sostenibilidad social ni económica de las comunidades costeras.
“Es una seria amenaza a las poblaciones de fauna y flora del país, y devuelve nuestra perspectiva ambiental a la Costa Rica de 1970″, afirmó.
Retroceso ambiental
El investigador y docente así lo aseveró en una carta en la cual recuerda al ministro la necesidad de una consulta técnica. En su oficio UNA-ECB-OFIC-468-2023 con fecha de este 8 de mayo, incluso señala una serie de contradicciones y peligros por la decisión.
Por ejemplo, sostuvo que Incopesca apela a la Ley N°7384 (Ley Creación Incopesca) para designar especies de interés pesquero y acuícola sin atender la fragilidad ecológica y que, basándose en la misma norma, ignora la Ley 7317 (Ley de Vida Silvestre).
Además, mencionó “una confusión o, en su defecto una intención directa”, porque la lista de interés acuícola también es parte de la lista de interés pesquero, de manera que todos los organismos incluidos no solo serían objeto de estudios acuícolas, sino también, blanco directo de actividades pesqueras.
“Se abre así una connotación nueva y altamente peligrosa, que permite a comerciantes y especuladores el negociar organismos ecológicamente muy frágiles, y llevarlos incluso a su extinción, como ha sucedió con el pez sierra o con algunas poblaciones de sardina, y se permitiría la extracción de iguanas y de algas tanto macro (estás son altamente frágiles) como micro”, alertó el docente.
El investigador reclama que, bajo esa misma premisa de citar la Ley N°7384, Incopesca bien podría declarar de interés pesquero las ballenas azules o las tortugas baulas.
En el listado del acuerdo, también se incluyen especies exóticas que, según la UNA, no han sido introducidas a Costa Rica y por tanto “bajo ningún motivo se debe permitir su ingreso para cultivo en territorio nacional” sin mediar antes un análisis previo del impacto ambiental a la biodiversidad.
Herrera Ulloa dice, por ejemplo, que Incopesca incluyó peces como el pangasio (Pangasianodon hypophthalmus), el cual es originario del sureste de Asia. Cita que este ha sido un éxito comercial en Vietnam, pero sus efectos sobre especies locales se desconocen si llegara a escapar de granjas piscícolas locales.