Jorge Vargas Cullel, director del Programa Estado de la Nación (PEN), afirmó este martes que el diálogo multisectorial entre sectores y el Gobierno dispondrá de mecanismos para evitar que “le vayan a tirar la aplanadora” a sector alguno.
Ante una solicitud del presidente Carlos Alvarado y del jerarca del Congreso, Eduardo Cruickshank, el director del PEN aceptó ser el facilitador del diálogo y diseñó un mecanismo para que el encuentro permita recomendar medidas de estabilidad fiscal.
No obstante, Vargas Cullel afirmó este martes, en una transmisión vía Facebook, que “hoy en día por supuesto que hay un montón de suspicacias, de sospechas”.
"La pregunta que se hacen muchos sectores es ‘¿me están embarcando?’ ‘¿Me están invitando a un espacio en que lo que va a ocurrir es que me tiran la aplanadora y después yo salgo en la foto?’”, señaló Vargas.
Según dijo, ese “mar de dudas” ha dado a una “aritmética de las sillas”, que gira en torno a la cantidad de votos que tendrá cada sector en el diálogo.
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En su criterio, esta situación “impide ver que existen garantías y válvulas de seguridad que impiden que a ningún sector, independientemente de cuántas sillas tenga en la mesa, le vayan a tirar la aplanadora”.
Afirmó que la primera garantía, de tipo general, es que el diálogo es únicamente para resolver el problema concreto de la emergencia fiscal, para mejorar de manera permanente la situación del déficit primario y el endeudamiento, mediante una mezcla de medidas de ingreso, gasto y manejo de la deuda.
La idea es que las propuestas sean balanceadas y que se distribuyan el costo, para lo cual mencionó cinco de válvulas de escape que impedirían la imposición de mayorías automáticas:
1- La primera es que “cualquier solución no cuenta".
“Ahí está indicado que las soluciones tienen que cumplir una serie de parámetros y principios; tienen que ser balanceadas entre ingresos, gastos y manejo de deuda. No significa 50%-50%, o 33%, 33%, 33%, porque eso es imposible, pero tiene que haber un balance, una distribución de los costos entre sectores; tiene que haber un principio de protección social a los pobres y, además, un principio de realismo”, explicó.
2- ¿Quién demuestra que un acuerdo cumple con esos parámetros o no? Para ello, Vargas Cullel recordó que un panel de expertos de alto nivel, aún por anunciarse, asesorará a los miembros de la mesa y revisará los acuerdos para evitar resoluciones poco realistas.
“Van a certificar que las soluciones que está encontrando la mesa cumplan con los parámetros, o no, con los cuales fue convocado el diálogo, de manera que una idea loca no pasa por ahí”, aseguró Vargas.
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3- El informe final de recomendaciones tiene que salir certificado por los expertos e indicar en cuánto resolvería el problema fiscal o si, por el contrario, los acuerdos empeorarían la situación; ese dictamen vendría adjunto.
4- El compromiso es que el Gobierno se compromete a diseñar políticas con base en los acuerdos, pero en los temas en que no haya acuerdos o no sirvan, el Poder Ejecutivo puede actuar.
“Si la sociedad no se pone de acuerdo, no quiere decir que la emergencia fiscal concluyó. Si los acuerdos no alcanzan a resolver el problema, el Poder Ejecutivo y el Legislativo tienen libertad para diseñar medidas complementarias”.
5- “Cada representante en la mesa tiene el botón nuclear. Si consideran que el diálogo no va para ninguna parte, si considera que es perjudicial, pueden decir ‘hasta aquí llegué’ y, en ese momento, mi obligación como facilitador es dar por terminado el diálogo. ¿Por qué? Porque toda esta iniciativa está basada en la aceptación de las partes. El Estado de la Nación es un mero facilitador, el éxito o el fracaso depende enteramente de las partes”, dijo el director del Estado de la Nación.
Vargas detalló que la aritmética de las sillas es un punto de partida para formar una mesa lo más balanceada posible, pero admitió que “no existe ninguna regla que satisfaga a todos".
"Hoy en día hay mucha gente que no está, que quiere estar, otros están, pero quieren más, pero la distribución es la que es, es la hipótesis de partida”.
Si hay desacuerdo en la conformación, los sectores podrán mandar sus postulaciones al Estado de la Nación, que se encargaría de analizarlas y diseñar la mesa.
Más allá de lograr un diseño satisfactorio para todos, Vargas señaló que el objetivo es que las partes presentes alcancen acuerdos.
“Si los sectores no se ponen de acuerdo en lo básico, ¿qué viabilidad tiene un diálogo nacional, multisectorial? (...) Es un llamado al realismo, y a ser práctico”, explicó.
A pesar de las suspicacias de las partes, Vargas afirmó que él confía en que el sistema utilizado facilitará la participación.
“¿Cuál es la alternativa en este momento cargado de tensión, de incertidumbre? ¿Qué otro espacio hay?”, dijo Vargas.
“Si usted se pregunta ‘¿por qué es tan complejo? ¿Por qué lo diseñaron tan complejo?’, les voy a responder, precisamente, porque estamos convocando a un diálogo entre personas que no tienen confianza uno a otro, y en donde si no se les da garantías, no entran”, manifestó.
El diálogo fue convocado este domingo por Carlos Alvarado y Eduardo Cruickshank, luego de que el primero de ellos retirara su propuesta inicial de estabilidad fiscal, para la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la cual se recargaba en impuestos.
Las reuniones se iniciarán este sábado y tendrán 29 sillas: cuatro para el Gobierno, empresa privada, sindicatos y cooperativas; dos para los sectores solidaristas, productores agrícolas, grupos de mujeres, iglesias y municipalidades; y una para grupos comunales, estudiantes universitarios y agencias de desarrollo.
La idea es resolver cómo “lograr una mejora permanente de al menos 2,5 puntos porcentuales del PIB en el déficit primario del Gobierno Central” y bajar la deuda pública en ocho puntos del producto interno bruto (PIB).
“Nuestro país enfrenta el reto más importante de su historia moderna. Necesitamos tomar medidas para generar empleo y crecimiento económico y, en lo inmediato, evitar una crisis económica y fiscal”, dijo Alvarado en la cadena nacional.