Liriannys Reyes López, docente en Educación Especial, vivía "cómodamente" en su natal Venezuela. Trabajaba en el sector público para el Ministerio del Poder Popular para la Educación y para la Universidad de Carobobo en Valencia, ciudad industrial de dos millones de habitantes que, a la vez, es la capital del estado de Carobobo.
"Allí tenía casa propia, mi vehículo, pudiéramos decir que éramos clase media profesional. El sueldo nos permitía vivir accesiblemente, cómodos, sin mayores problemas", recuerda la mujer de 42 años.
Sin embargo, su vida empezó a estrecharse cuando escasearon los alimentos, principalmente porque una de sus dos hijas es intolerante al gluten y, si ya era difícil conseguir comida regular, se tornó casi imposible obtener la dietética que su menor necesitaba.
"El presidente (Nicolás Maduro) restringió las importaciones diciendo que no eran alimentos de primera necesidad, esa fue la razón principal por la que comienzo con el desespero por salir del país", relata Liriannys Reyes.
Según explicó, como el gobierno bolivariano ejerce un excesivo control sobre el tipo de cambio, no le asignó dólares preferenciales a las empresas que traían los alimentos que su hija requería y estas, al carecer de esa moneda, dejaron de importarlos o lo hacían a precios innaccesibles porque debían conseguir dólares en el mercado negro.
Recuerda que un dólar asignado por el gobierno costaba 230 bolívares, mientras que en el mercado negro, 3.000 bolívares.
"Aunado a eso, en diciembre del año pasado fueron las elecciones legislativas. Yo era empleada pública y todas las personas votamos a favor de la asamblea opositora", dice Liriannys . El 6 de diciembre del 2015, la oposición obtuvo 112 escaños frente a 55 del chavismo.
"Los funcionarios que votamos fuimos llamados, me llamaron a la Zona Educativa Carobobo. Debía presentarme y, cuando acudí a las oficinas del jefe inmediato, me separaron del cargo y me suspendieron el sueldo. Todo lo dicen de forma oral, porque es contra la ley. Me dijeron que no pueden tener a gente que esté en contra del gobierno revolucionario de Maduro", afirmó.
La docente sostiene que, para el gobierno bolivariano, fue fácil darse cuenta de quiénes votaron en su contra, pues la mayoría de los votantes de su zona apoyaron a la oposición y, entonces, revisaron qué funcionarios asistieron a las urnas.
"No es del todo secreto (el voto). Ellos tienen el manejo de toda la información. Todos los poderes públicos, excepto la Asamblea, están a favor del gobierno, manejan todo", dijo recordando la forma en que se quedó sin salario.
"Eso me crea otro problema. Además de que no se consigue la comida, es muy cara, la situación de inseguridad obliga a vivir en un condominio privado y hay que pagar un peaje a antisociales para que no te roben, es como una renta. Como mis ingresos disminuyeron, no pude seguir pagando y entonces comenzaron los ataques a mi casa. Entraron y encañonaron a mi mamá diciendo que yo debía pagar".
"Fue cuando decidí vender mi casa y mi carro y decidí irme del país", continúa la mujer, divorciada, que llegó a Costa Rica el 17 de febrero del 2016 con su madre de 66 años, una hija de 12 años y otra de 7.
Una vez en San José, solicitó condición de refugiada, petición que todavía está en trámite. Por ahora, vive y trabaja en Heredia centro para consultorio neuropedagógico que presta apoyo, a domicilio, a niños con autismo. Ella se encarga de la parte emocional.
Sin embargo, dice Liriannys, para conceder refugio, Costa Rica exige que la vida de la persona corra peligro en su país de origen y, con ese argumento, ha rebotado a muchas personas que huyen de Venezuela.
"Deberían considerar todo este éxodo de venezolanos, que estamos huyendo del hambre, de la muerte. La gente no cree que un país tan próspero, con petróleo, esté pasando por lo que está pasando".
"En Migración a uno le preguntan si la vida corría peligro. Uno dice 'claro que corría peligro', no por ser una figura política que persigan, pero sí por estar en manos del hampa. Allá no hay Estado de derecho, porque al mismo poder público, a la Guardia Nacional, hay que pagarle; son los mismos que trafican con la comida, te roban los vehículos y te piden rescate, te hacen secuestro express. Si no hay Estado de derecho, a dónde puedes recurrir. No hay a dónde pedir auxilio, yo necesito que me ayuden. Son las conclusiones que uno saca y, cuando uno va a Migración, probablemente no entiendan que la vida de uno corra peligro. Necesitamos ese apoyo en cuando a la flexibilidad de la legalidad".
Agrega que si su hija comía gluten, necesitaba antialérgicos y estos no se conseguían. Ni siquiera se conseguían analgésicos. "La vida corría peligro doblemente", apunta la docente.
¿Por qué se vino a Costa Rica? En realidad, Liriannys no tenía ningún familiar o amigo cercano aquí. Diez años atrás, visitó el país durante 15 días por un seminario sobre Educación Especial y se llevó una buena impresión.
Entonces, investigó sobre los sistemas educativo y de salud del país, si podía ejercer su profesión, si le podían homologar los títulos, por ejemplo, proceso en el que preferiría más flexibilidad.
"También decidí venir hasta acá porque sales asqueado de tanto poder militar en Venezuela y saber que no existe aquí, se valora. Aun cuando hay errores, la educación funciona en Costa Rica. Es un pueblo culto. El sistema de educación público es bastante accesible".
"No fue fácil, mis bienes los invertí en venirme hasta acá. Mis hijas estudian en una escuela pública (en Heredia centro) sin ningún inconveniente, una va para sexto y la otra para segundo"
"En la parte migratoria, también te prestan bastante colaboración con la información, pero se desconoce muchísimo acerca de cuál es una condición de ser refugiado. Las empresas desconocen. Se debe informar más acerca de ello".
Mientras se resuelve su situación migratoria, alquila un apartamento pequeño y la vida aquí la resumen así: "Tenemos paz, tengo empleo".