Cientos de venezolanos residentes en Costa Rica acudieron este domingo a la sede del consulado, en Los Yoses, San José, para votar con la esperanza de un cambio de sistema de gobierno, en un proceso electoral controlado por el régimen de Nicolás Maduro.
Pese al entusiasmo general, impulsado por la movilización popular en Venezuela, el proceso electoral llegó al día de las votaciones con varias restricciones. Estas incluían limitaciones previas impuestas por el régimen para el registro en el padrón electoral, la devolución de votantes en la puerta del consulado con cédula en mano, y amenazas constantes de suspender la elección si periodistas y electores tomaban fotos o videos desde fuera de la sede diplomática.
Estas medidas aumentan los temores de un posible fraude electoral a favor del régimen, aunque los votantes se mantienen animados, sosteniendo que la fe es lo último que se pierde.
Para este proceso, una coalición opositora liderada por María Corina Machado, logró inscribir como candidato presidencial al exdiplomático Edmundo González, luego de las inhibitorias de Machado y de Corina Yoris.
Venezolanos en Costa Rica confiados en un cambio
Gaby Onetto, encargada de comunicación de Comando Venezuela, la plataforma de la oposición encargada de supervisar la elección, considera que el actual proceso es histórico para el país. En 25 años del régimen chavista, esta es la mejor oportunidad de la oposición para forzar un cambio, agregó.
La activista señala que el régimen de Maduro está debilitado por el aislamiento internacional y una crisis económica, en contraste con una oposición unida que ha logrado movilizar a miles en las calles a pesar de múltiples limitaciones económicas, logísticas y legales, así como la opresión del oficialismo.
“Estamos conscientes de que el aporte desde el exterior no será tan definitorio; el proceso se decidirá en Venezuela. Sin embargo, cada voto cuenta. Para nosotros, estar aquí, aunque sea en la puerta del consulado, ya es una forma de participar en el proceso que vive nuestro país”, expresó Onetto.
El entusiasmo era palpable, y cada venezolano que logró votar era recibido con aplausos a la salida del consulado. Algunos cantaban el himno nacional, pusieron a sonar música llanera de su país y otros gritaban consignas como “se oye, se siente, Edmundo presidente”.
Además, se unieron al fervor un grupo de nicaragüenses exiliados que también claman por democracia para su país y los diputados Eliécer Feinzaig, Johana Obando y Kattya Cambronero, del Partido Liberal Progresista (PLP); así como la socialcristiana Vanessa Castro.
Venezolana llora porque régimen de Maduro le impidió votar
Sin embargo, no todo fue celebración. María Eugenia Cabanillas Alonso, oriunda de Caracas y residente en Costa Rica desde hace 25 años, lloraba fuera del consulado porque se le impidió votar.
Su cédula, un documento emplasticado entregado por el Consejo Nacional Electoral (CNE) para procesos anteriores en convenio con la empresa Kodak, fue invalidada esta vez. A las 10 a. m., alrededor de 10 personas con ese documento ya habían sido devueltas desde la puerta del consulado, según contabilizó Comando Venezuela, y poco más de 50 personas habían ejercido su derecho.
“Anoche consulté la página oficial del CNE y aparezco como registrada. Hoy me dicen que no puedo votar. Me indigna mucho. Esto lo hacemos por amor al país, porque siempre hay esperanza, pero viendo cómo se gestionan las cosas, solo Dios sabe. Dejé a mi madre en casa, vine corriendo y me voy con una gran frustración”, declaró Cabanillas Alonso, entre lágrimas.
Las restricciones para el voto de venezolanos en el exterior comenzaron semanas atrás. Según Onetto, de más de 7 millones de conciudadanos en el extranjero, solo 69.000 lograron habilitarse para votar en los consulados.
En Costa Rica, donde la comunidad venezolana está estimada en más de 30.000 personas, solo 1.268 se inscribieron para votar, según María Farías. Farías fue embajadora de Juan Guaidó, el presidente interino de Venezuela, desde enero de 2019 hasta su renuncia en enero de 2023.
Entre los requisitos establecidos por el CNE en Costa Rica estaban tener un documento de residencia permanente (Dimex) con al menos 5 años de emitido, cédula de identidad venezolana vigente o vencida, y pasaporte del país que, si estaba vencido, debía presentar constancia de trámite, cuyo costo es de $320.
Además, el preregistro en el consulado, que debió durar un mes o más, solo se habilitó cuatro días durante abril, según Onetto.
El consulado abría sus oficinas para este proceso a las 8 a. m. hora costarricense y cerraba a las 2 p. m., que en Venezuela eran las 4 p. m., dijo Jorge Rondón González, secretario general en Costa Rica de Acción Democrática, uno de los partidos de la coalición opositora.
Berta Sánchez de Castro, de 71 años y residente en Costa Rica desde hace 11 años, no pudo registrarse en el padrón electoral. Cuando acudió al consulado en abril, su documento de residencia, emitido hace dos años, se vencía el 20 de junio, por lo que renovó un día después. No obstante, le indicaron que no podía votar porque su documento estaba próximo a vencer, a pesar de tener cédula de identidad y pasaporte.
“Me negaron el derecho, y también a mis hijos, somos una familia de unas 14 personas que podían votar. Aquí argumentaron montones de cosas no válidas. A mis hijos les dijeron que no había sistema”, lamentó Sánchez, quien considera una injusticia la restricción.
Amanezas de suspender votaciones
El consulado amenazó con suspender el proceso si los medios de comunicación o los electores se acercaban a la puerta del edificio para tomar fotos y videos. A las 10 a. m., el ingreso se suspendió temporalmente después de que un equipo de La Nación tomara fotos y videos cerca de la entrada. “No se pueden tomar fotos hacia adentro, está prohibido”, aseguró el guardia de seguridad.
Después de este incidente, el consulado solicitó la colaboración de la Fuerza Pública para colocar vallas metálicas en la acera y ordenar la fila. El proceso estuvo suspendido por poco menos de una hora.
Los venezolanos tuvieron que adaptarse a las condiciones impuestas por la sede consular. Los votantes ingresaban de tres en tres, que era el número de urnas disponibles. El guardia de seguridad solicitaba las cédulas de identidad y las verificaba en el interior del recinto para asegurarse de que el documento era válido para votar. El voto era manual, a pesar del sistema electrónico que impera en Venezuela.
Dentro, había visores o fiscales de los partidos políticos, incluida la oposición, que logró colocar un miembro de mesa. El proceso de ingreso al recinto podía demorar poco más de una hora, pero una vez habilitados, los votantes tardaban alrededor de 10 minutos en ejercer su derecho.