El mecanismo de voto público, que por primera vez en la historia se utilizó para la elección del Directorio de la Asamblea Legislativa, permitió identificar a los siete diputados votaron en contra de sus respectivas líneas de fracción.
Antes, cuando se utilizaba la votación secreta para las elecciones del 1.º de mayo, era una tarea casi imposible dilucidar quiénes eran los disidentes y menos aún conocer las razones o pactos por debajo de la mesa.
Ahora, quien vota en contra de un acuerdo, no tiene otro camino que salir a dar explicaciones, pues el voto queda plasmado en una boleta con su nombre.
Así quedó claro desde la votación para la presidencia de la Asamblea, en la que se preveía que el liberacionista Rodrigo Arias se reelegiría con 45 votos, pero el resultado final fue de 44.
Esto obedeció a que quebró su voto Ada Acuña, del partido de gobierno, Progreso Social Democrático (PPSD). Alegó que quería nuevos liderazgos.
Ella votó por Gilberto Campos, del Liberal Progresista (PLP) a pesar de que el presidente de la República, Rodrigo Chaves, les había pedido a sus legisladores votar por Arias, al igual que lo acordaron Liberación Nacional (PLN), Unidad Social Cristiana (PUSC) y Nueva República (PNR).
También, hubo votos disidentes en otras tres elecciones.
Carolina Delgado y Danny Vargas, del PLN, no votaron por la reelección de Gloria Navas, del PNR, como vicepresidenta de la Asamblea. Lo hicieron porque se oponen al proyecto de reforma a la Ley contra el Crimen Organizado y no están de acuerdo por la forma en que Navas manejó el proyecto en la Comisión de Seguridad y Narcotráfico.
En el caso de la segunda secretaría, ganada por el oficialista Manuel Morales, la votación pública permitió observar que el voto de Ada Acuña contra Rodrigo Arias no cayó bien en varios liberacionistas.
Votaron en contra de Manuel Morales tres del PLN: Francisco Nicolás, Dinorah Barquero y Montserrat Ruiz, tal como consta en las boletas de votación hechas públicas a través del portal web del Congreso.
Originalmente, eran más los liberacionistas que habían recibido como una ofensa el gesto de Ada Acuña, pero el jefe liberacionista, Óscar Izquierdo, los llamó a la calma y a cumplir con lo pactado en cuanto a votos para el Directorio.
La cuarta votación con quiebre fue la de Carlos Andrés Robles, del PUSC, para la segunda prosecretaría, en la cual María Marta Padilla, del partido de Gobierno, votó en contra de lo pactado, según consta en las boletas.