Yazmín Morales Camacho, Miss Costa Rica 1994, quien acusa a Óscar Arias Sánchez por el delito de abuso sexual, asegura sentirse fuerte, pero con “temor a represalias”, luego de hacer público lo que ocurrió con el expresidente.
En entrevista exclusiva con este diario, Morales Camacho, de 48 años, reveló que el exmandatario la contactó por medio de la red social Facebook.
Añadió que decidió presentar su caso contra premio Nobel de la Paz luego de la denuncia por violación que el lunes presentó Alexandra Arce von Herold también ante la Fiscalía Adjunta de Género.
“Me acuerpé mucho en esta muchacha. Si lo hizo una joven como ella, porqué no yo, que representé a Costa Rica en concursos de belleza. Del 2015 a hoy 2019, creo que hemos avanzado muchísimo en el tema de levantar la voz”, expresó.
Según la mujer, los hechos ocurrieron en el 2015, cuando ella acudió a la casa de Arias a recoger un libro que él le había regalado.
“Él se puso frente a mí, se atravesó en la puerta que se encontraba cerrada, yo soy más alta que él, sin embargo, él me agarró la cabeza, yo andaba cabello suelto, me agarró, me acercó a la fuerza al cuerpo de él, luego con una de sus manos me tocó mis senos por encima de la ropa y luego me dio un beso en contra de mi voluntad", dice la denuncia divulgada en el sitio AmeliaRueda.com
La también filóloga manifestó que admiraba a Arias con quien empezó a comunicarse a nivel de redes sociales, porque fue este quien le envió una solicitud de amistad en Facebook.
"Eso me hizo sentir halagada. Él empezó a darle like a mis fotos y me dije: “Oscar Arias sigue mis publicaciones y le agradan”, agregó vía telefónica.
Conforme su recuerdo de aquel período en el 2015, fue por el servicio de mensajería de Facebook por donde Morales Camacho le dio gracias por seguir sus publicaciones, “le seguro que fue un mensaje muy diplomático y de respeto por el cual le dije gracias por ese gesto”.
Agregó que, por ese servicio de mensajería, Arias le pidió el número de teléfono celular y ella se lo suministró suponiendo que era lógico que una persona de ese nivel prefiriera no manejar sus comunicaciones mediante una red social. Luego, la invitó a ir por el libro.
– ¿Por qué decide denunciar ahora?
– Es algo que por casi cuatro años callé porque, en primer lugar, sabemos el temor que este personaje puede infundir.
– ¿Cuándo se decidió?
– El martes en la noche tomé la decisión, el miércoles lo consulté con mis seres amados que me apoyaron. Tenía muchísimo miedo y la verdad no he dormido bien.
– ¿Cómo fueron esas horas previas?
– Estos incidentes no son fáciles de explicar y tampoco de hablar, en verdad no lo es. He pasado con gastritis, me dio colitis, me tomé pastillas y estaba acompañada siempre y, aún así, estaba asustada. Sigo asustada. Sé que me acompaña la verdad pero temo por lo que viene.
– ¿Cómo ha estado su red de apoyo en estos días?
– Tengo el apoyo completo de mis seres queridos. Me siento con fuerza y siempre he sido así. Además, hago mucho ejercicio y eso ayuda. Tengo cierto temor a represalias, pero sí sé que voy con la verdad de frente, no he dicho nada que no ha sido cierto.
– Y sin embargo es difícil hablar de esto, ¿no es así?
– Vea, yo estuve ayer más de dos horas hablando en la Fiscalía y no es fácil. Vos tenés una psicóloga al lado preguntando cómo estás y a cada momento te ofrecen agua. Ahí yo no lloré.
– ¿Cuándo entonces?
– Únicamente cuando me subí al carro ese día del 2015. Lloré mucho dentro del carro cuando logré apartarlo. Luego me enfurecí mucho, una gran rabia no alcancé a gritarle nada.
“Soy una mujer de carácter, la gente que me conoce lo sabe. Pero me dio mucha rabia que no pude ni pegarle una cachetada o gritarle. Uno simplemente está en shock. Yo me congelé, me sorprendí y quedé paralizada cuando ocurrió. Esa rabia me perseguía ese día. Yo nunca hice nada inapropiado y tampoco me insinué.
“Fui ese día esperando saludar y recibir un libro como regalo. Esperaba encontrarme a la familia e incluso a personas del servicio doméstico. Lo que me topé fue una casa solitaria con él mismo abriendo los portones”.
– ¿Qué opina de todas estas denuncias públicas y ahora penales?
– Lo único que le diré es que si me pasó a mí, le pasa a cualquiera y hay que creerles. Este problema del silencio nace desde la familia y las niñas crecen muchas veces callando lo ocurrido porque ni sus mamás llegan a creerles.
“Quiero ser una voz más y es hora de abrir la boca, levantar la voz y que no haya más impunidad. Ni el hombre más sencillo, ni una persona con tanto poder. Cero impunidad a esto”.
– ¿Cómo el movimiento #metoo (yo también)?
– Me motivé mucho por ese movimiento y eso francamente me movió. Creo firmemente en ello y ya no hay que callar ese tipo de cosas, las mujeres tenemos un gran poder ante las injusticias. Sea quien sea. Sé con quien estoy metiéndome en este asunto, pero eso no impide que yo levante la voz y que muchas más lo hagan.