Un zafarrancho entre la oposición y el partido del Gobierno, por un intento de resellar un proyecto de ley vetado por el presidente de la República, Rodrigo Chaves, terminó con la diputada María Marta Padilla llorando en el plenario de la Asamblea Legislativa, este jueves.
Padilla, quien forma parte del partido de Chaves, Partido Progreso Social Democrático (PPSD), se salió de la línea de su fracción y votó en conjunto con los diputados opositores, quienes procuraban evitar el entierro del plan que liberaría al Sistema de Emergencias 9-1-1 de la regla fiscal.
El liberacionista Danny Vargas y las frenteamplistas Rocío Alfaro y Priscilla Vindas aseguran que hubo fuertes regaños de la jefa de fracción del PPSD, Pilar Cisneros, durante una discusión de su bancada.
“Nosotros salimos en un momento al cafetín, en donde escuchamos a doña Pilar llamando a doña María Marta Padilla de forma bastante agresiva, con un tono de voz alzado y diciéndole, casi que en un tono de regaño, que llegara para explicarle lo que estaba ocurriendo en cuanto al voto del resello”, dijo Vindas.
La prensa pudo observar a la legisladora Padilla llorando en su curul, asistida por su compañera Luz Mary Alpízar. Luego, la llevaron al Departamento de Servicios Médicos.
Padilla justificó su voto frente a sus compañeros diciendo que no estaba votando contra el Gobierno, sino a favor del Sistema de Emergencias, porque este le ha salvado la vida a su esposo dos veces.
Por su lado, el liberacionista Vargas relató que, cuando él estaba en el cafetín, la vio dirigirse bastante descompensada y alterada.
“Ella ya nos había manifestado antes que quería el resello, porque su esposo había sido atendido dos o tres veces, y que lo agradecía mucho. En su propia fracción, fue evidente que salió alterada”, acotó.
Vargas se manifestó preocupado de que una adulta mayor resulte afectada en una discusión política.
Rocío Alfaro, también del Frente Amplio, aseguró que hubo gritos de parte de Cisneros. “Hay muchas personas alrededor que dijeron que le faltaron el respeto (a Padilla) porque votó a conciencia, se separó de su fracción. Parece que le llamaron la atención, a gritos. Los gritos sí los escuchamos, a partir de eso es que la llevan a la enfermería. Sí, los gritos de doña Pilar”, declaró la frenteamplista.
Pilar Cisneros niega enfrentamiento
En declaraciones luego de la sesión del plenario, Cisneros negó haber tenido enfrentamiento algunos con Padilla. “Yo no sé, yo la dejé bien, ahí. Cuando yo estaba en la reunión con los jefes, pasó por ahí”, respondió.
La jefa negó haberle hecho reclamos a la alajuelense y adujo que estaban todos de acuerdo: “Vamos por aquí, vamos por allá”.
“Yo no estaba donde ella estaba. Si usted observa, yo me alejo y me voy a la reunión de jefes de fracción y esa reunión dura media hora”, agregó.
La también oficialista Ada Acuña reconoció que la reunión del oficialismo estuvo bastante acalorada y que Padilla “estaba ya descompensada y al parecer se le subió la presión”.
“Era una discusión entre nosotros, la compañera estaba allá arriba (en su curul), un poquito afectada, yo le consulto y me dice que para ella todo es muy reciente con el 911. Entonces, yo comprendí que es la situación que acaba de pasar por un familiar que se ha muerto. No fue porque alguno de nosotros le dijera algo”, apuntó.
Acuña afirmó que su compañera había sufrido “varias muertes, de familiares, y parte tiene que ver con que hizo uso del 911″.
También, Jorge Rojas, del PPSD, dijo: “Como seres humanos, todos manejamos de forma diferente el tema emocional”.
“Entiendo muy bien que, a veces, el entusiasmo y el deseo de que las cosas le salgan bien, en plenario y comisión, hace que esa sensibilidad le altere un poquito la situación emocional. Doña Marta es muy vehemente”, agregó.
¿Cómo se dio el choque?
Este mediodía, los jefes de las fracciones legislativas acordaron debatir si se resellaba la iniciativa. Sin embargo, a la hora del plenario, la oposición se dio cuenta de que no tenía los 38 votos necesarios para lograr ese objetivo, debido a ausencias de diputados de Liberación Nacional (PLN), Unidad Social Cristiana (PUSC) y Nueva República (PNR).
Entonces, cinco jefes de fracción optaron por dejar el tema para otro día.
Ante la posibilidad de sepultar el proyecto de una vez, el partido de Gobierno apoyó una moción que habría puesto el veto en el primer lugar de la agenda.
Votaron a favor nueve oficialistas junto con el verdiblanco Rodrigo Arias, presidente de la Asamblea. Del PPSD solo votó en contra María Marta Padilla. El intentó fracasó.
En una segunda moción, para debatir otros proyectos de ley y esperar al lunes por el resello, tampoco se lograron los 38 votos necesarios y Padilla votó nuevamente junto a la oposición.
Eso generó un enfrentamiento entre Jonathan Acuña, del Frente Amplio, y Cisneros.
Al final, luego de una fuerte conversación entre los voceros partidarios, y un debate reglado en que principalmente se exigió respeto entre congresistas, se levantó la sesión sin haber avanzado en el debate de proyectos de ley.
¿Qué es el resello?
El resello es el mecanismo que permite a los diputados ignorar el veto de un presidente a un proyecto aprobado por la Asamblea Legislativa y convertirlo en ley, siempre que se cuenta con el apoyo de 38 votos.
Con la votación en firme, el Congreso envía el texto directamente al diario oficial La Gaceta para que la ley entre a regir.
Su uso no es usual. En los años recientes, este mecanismo no ha sido utilizado.
A finales de agosto, los diputados aprobaron en definitiva el proyecto de exclusión del 9-1-1 de la regla fiscal, cuatro meses después de la votación en primer debate, y luego de numerosas discusiones en el Congreso.
La regla es un mecanismo que le impone un tope al crecimiento del gasto público, si las condiciones de endeudamiento del país son adversas, como ocurre actualmente.
El sistema de emergencias argumentó que podría entrar en cierre técnico si no puede utilizar el 0,75% que pagan los usuarios de telecomunicaciones, como un recargo en sus facturas, para mejorar la calidad de servicio.
No obstante, el 27 de setiembre, el presidente Chaves vetó la ley. Argumentó que no se opone a eximir al 9-1-1, sino que aboga por la aprobación de un proyecto de ley para reformar en términos generales la regla fiscal.
El mandatario alegó que es mejor un cambio integral que avalar excepciones aisladas.
Chaves se refería a un proyecto de ley del Poder Ejecutivo que permitiría al Gobierno Central elevar en ¢140.000 millones el gasto en servicios, salarios y transferencias, en el 2023.
Ese texto excluiría los intereses de la deuda pública y el gasto de capital (obras y equipamiento) de la regla fiscal, lo que abriría más espacio para el resto de rubros a la hora de aplicar el tope al crecimiento del gasto público.
Esta iniciativa, además, excluiría de la regla a instituciones con ingresos ajenos al Presupuesto Nacional, como el Consejo Nacional de Producción (CNP), la Fábrica Nacional de Licores (Fanal), el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) y el Instituto de Fomento Cooperativo (Infocoop).
No obstante, el martes, el Fondo Monetario Internacional (FMI) se opuso a este proyecto de ley.
Manuela Goretti, jefa de misión del FMI, dijo que la regla fiscal ha sido el anclaje que ha permitido mejorar las cifras fiscales de Costa Rica y advirtió que el país todavía está muy endeudado.
“Cualquier reforma a la regla debe pensarse y no apresurarse. Si bien vale la pena el perímetro de aplicación de la regla, no estamos de acuerdo con excluir el gasto de capital e intereses, dado el alto nivel de deuda de Costa Rica y las mejores prácticas internacionales”, destacó Goretti
Ante ello, los diputados quedaron a la espera de recomendaciones técnicas del FMI sobre la regla fiscal, mientras que el jefe de fracción de Liberal Progresista (PLP), Eliécer Feinzaig, se opuso a aflojar la norma la calificar esa acción de “jugar con fuego”.