La imagen estremece: Yendry Vásquez Cordero, madre de Allison Bonilla Vásquez, está en un pasillo de los tribunales de Cartago donde esperó para encarar al entonces presunto responsable de matar a su hija y quien luego sería condenado.
El fotógrafo Rafael Pacheco Granados de La Nación captó aquel momento desolador e intenso, razón por la cual, fue reconocido este lunes con el Premio Anual de Fotoperiodismo Mario Roa del Colegio de Periodistas de Costa Rica.
“Es una imagen dramática e impactante al captar la expresión de la madre de la víctima al encontrarse de frente al sospechoso. Logra transmitir su dolor, pero a la vez su fortaleza, como queriendo obtener una explicación del sospechoso. A su vez, la fotografía es de alto valor noticioso pues capta el principio del fin de un caso que ha estremecido al país”, indica la proclama del galardón.
“Tiene muy buen manejo de la luz tomando en consideración las circunstancias que rodeaban la situación; la lluvia agrega dramatismo a ese momento. Un detalle que observamos es que todos, menos el sospechoso, visten de ropa oscura, hecho que hace sobresalir a este individuo”, añadieron los jueces.
El instante lo capturó el lente de Pacheco Granados el 4 de setiembre del 2020 cuando Nelson Sánchez Ureña, alias Sukia, era trasladado a una sala de audiencias para que el juez penal le comunicara medidas cautelares dictadas en su contra mientras preseguía la investigación. Sánchez fue condenado en agosto pasado a 18 años de cárcel.
La historia de cómo el fotógrafo logró la imagen fue una mezcla de paciencia, astucia y suerte.
“Fui muy afortunado esa vez, porque el día anterior al entonces sospechoso lo habían capturado y mucha prensa perdió interés en él. Ese día, los canales y otros medios se centraron en la búsqueda del cuerpo. Sin embargo, yo sabía que la mamá iba a estar en los tribunales y decidí estar atento”, explicó Pacheco.
Su empeño fue certero: desde un pasillo distante advirtió la presencia de la madre quien se quedó sola por un tiempo prolongado; parecía que esperaba. Él también esperó.
“Cuando tomé la fotografía todo fue muy rápido. Al final, lo más importante de esa imagen es que representa la importancia de estar en el lugar y momento justos, sobre todo en tiempos de pandemia cuando se ha restringido la presencia en coberturas”, manifestó.
El fotógrafo contó que Sukia nunca enfrentó la mirada que la madre le clavó mientras lo movían esposado hacia su comparecencia. Cuando el asesino se había alejado, agregó, la mamá de Allison lloró sin consuelo.
Marvin Caravaca, jefe de fotografía del Grupo Nación, resaltó el trabajo de Pacheco Granados, pues previó que un hecho importante estaba por ocurrir y se preparó para captarlo. Esperó con paciencia y reaccionó de manera oportuna para conseguir el objetivo.
“Además del trabajo que se le asigna, él siempre genera más información. Lo lleva en la sangre. Rafael puede ir de regreso a su casa al final de su jornada, pero si se topa con algo de interés, ahí mismo interrumpe su camino para atender el asunto. Tiene una gran sensibilidad para el trabajo y el oficio”, agregó Caravaca.
El galardonado, de 56 años, empezó a colaborar en el Grupo Nación desde el 2003 y asegura sentirse afortunado porque su pasión por esta labor no se ha apagado.
“El premio para mí es una señal de que vamos por buen camino, pero sin duda no se trabaja para, aunque lo agradezco, en especial al jurado y a tantos buenos fotoperiodistas quienes participaron. Tengo la gran fortuna de seguir cuando otros compañeros, por causa incluso de la pandemia, han debido buscar otras ocupaciones”, concluyó.