Irremediablemente atrapado por las tiras cómicas en blanco y negro que publicaba el periódico en la década de 1950, el chiquillo que entonces era Ricardo Arias Ugalde se dejó seducir muy temprano en la vida por La Nación.
Aunque en aquellos días, el suscriptor era su papá, hoy es él quien ostenta el honor de ser la persona que más años lleva como suscriptor activo de este diario: son ya 36 calendarios.
“Y continuaré siéndolo hasta que Dios quiera”, afirma este vecino del cantón Central de Alajuela, quien admite que lo primero que hace cada mañana es abrir la puerta de su casa, recoger el periódico e incorporar su lectura al desayuno. “Así se ha forjado esta amistad tan estrecha entre La Nación y yo”, asegura.
“Sin duda, que en esto hay influencia de mi padre. Primero, yo me iba directo a las páginas de historietas, como el Gato Félix, Juan el Intrépido y Rip Kirby, pero conforme fui madurando, me interesé también por las informaciones de tipo periodístico. No voy a negar que he comprado y leído otros periódicos, pero el infaltable siempre es La Nación”, sostiene Arias, quien se pensionó hace 12 años.
Si bien hubo una época en la que el periódico de su casa pasaba por muchas manos, hoy, cuando ya sus hijos crecieron y se independizaron, solo lo leen él y su esposa, María Eugenia. La diferencia, cuenta Arias, es que ella prefiere reservar su lectura para las noches.
“Sé de la existencia de nacion.com y, a veces, mis hijos me comentan sobre alguna noticia que leyeron allí, pero no me siento llamado a consultar el sitio. Y aunque sé que las versiones impresas de muchos periódicos del mundo han desaparecido, yo quisiera llegar al final de mis días teniendo La Nación en papel”.