Los trasplantes están prácticamente abandonados en nuestro país, a pesar de que decenas de pacientes requieren un órgano nuevo con urgencia.
Varias autoridades médicas afirmaron ayer que la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) no tiene interés en dictar políticas para la donación de órganos ni en formalizar un programa nacional de trasplantes.
De hecho, los implantes de hígado y pulmones no se practican en forma regular en los hospitales públicos.
Entre tanto, el último trasplante de corazón se hizo en abril de 1999, pero los cardiólogos creen que al menos, 12 personas por año necesitan ese procedimiento.
“Después de diez trasplantes con éxito absoluto, el programa se suspendió porque las autoridades de la Caja no nos dieron los recursos”, afirmó Longino Soto, jefe de Cirugía del hospital México.
Explicó que durante este tiempo el hospital se ha preparado mejor en equipos y personal.
“He visto a mucha gente morir esperando un trasplante y por eso quiero retomar los trasplantes cuanto antes”, declaró el pionero de los implantes cardíacos.
De hecho, el especialista reveló que ya tiene un candidato para trasplante de corazón y espera definir este mismo mes si lo somete a la cirugía.
Soto comentó que aunque su proyecto es convertir al hospital México en el centro nacional de trasplantes, no ha logrado respaldo político.
Con las uñas. Los trasplantes de hígado tampoco se practican con la regularidad necesaria.
En el país se requieren unas 80 cirugías al año, pero solo se practican entre 12 y 13.
Actualmente, hay 16 personas esperando un nuevo hígado.
Esos procedimientos se practican solo en el Hospital Nacional de Niños (tanto para adultos como menores) con órganos de donantes vivos o cadavéricos.
Hoy, precisamente, se cumplen tres años del primer trasplante de hígado practicado a un adulto.
Para María Amalia Matamoros, coordinadora nacional de trasplantes de hígado, estos logros responden más bien a esfuerzos aislados de algunos médicos que a un programa.
La cirujana se quejó de que la Caja no tiene una política institucional sobre donación de órganos en que se establezca cómo deben actuar los hospitales para aprovechar los donantes cadavéricos.
Cuando el donador no es vivo se cuenta solo con 24 horas para realizar el trasplante; de lo contrario el órgano no se puede usar.
Matamoros explicó que en la actualidad se pierden muchos órganos porque los hospitales no tienen un manejo adecuado del donador cadavérico.
“Ahora es algo muy informal. Cuando hay un órgano me llaman a mi celular, yo agarro mis trastos y mi carro y me voy a traerlo al hospital donde esté”, comentó.
Tanto Matamoros como Soto coinciden en que la donación no es un problema, pues la gente acepta ceder los órganos de sus parientes.
Lo que se requieren son camas, espacio en las salas de cirugías y remunerar debidamente al personal que interviene en esas cirugías.
En el 2005, la Caja hizo 257 trasplantes de córnea, 112 de riñón, 12 de médula ósea y 11 de hígado.