Cuando se revisan las estadísticas nacionales de depresión, intentos de suicidio y violencia intrafamiliar aparece un común denominador: Puntarenas es la provincia más golpeada por estos problemas.
Un análisis de las estadísticas del Ministerio de Salud revela que esta zona del Pacífico lidera la incidencia de estas tres condiciones que impactan la salud mental de sus habitantes, tendencia que lleva al menos tres años manifestándose.
Por ejemplo, en el 2024 la tasa de intentos de suicidio en Puntarenas fue de 112,3 por cada 100.000 habitantes. Dicho resultado rebasa la tasa promedio de Costa Rica para ese año que fue de 77,2.
La diferencia se profundiza en el caso de la violencia intrafamiliar, pues la tasa de 748,41 denuncias por cada 100.000 habitantes registrada el año anterior en esa provincia casi duplicó la media del país que fue de 434,04.
Los cantones de la zona sur son los más golpeados. Se trata de Coto Brus, Buenos Aires, Golfito, Osa, Corredores y Parrita: este último no está en esa región, pero sí colinda con ella.
De hecho, solo en Coto Brus se presentaron 2.284 denuncias de violencia doméstica por cada 100.000 habitantes el año pasado. Esta cifra triplica la de toda la provincia de Puntarenas y es 5,15 veces la de todo el país.
En cuanto a la depresión, en el cantón de Buenos Aires se contabilizaron 606,8 casos por 100.000 habitantes, el doble de lo experimentado en todo Puntarenas y 2,17 veces lo visto a nivel nacional.
Mientras tanto, en Osa los intentos de suicidio llegaron a 142,88 por 100.000 habitantes. Esto es un 27,23% más de lo registrado a nivel provincial y un 85,05% más de lo visto a nivel nacional.
Finalmente, la provincia del Pacífico también muestra una tendencia creciente de femicidios.
Realidad social compleja afecta a Puntarenas
¿Qué fenómenos explican los preocupantes indicadores que arrastra Puntarenas?
La Nación lo explora las posibles de la mano de informes del Ministerio de Salud y de especialistas de la Universidad de Costa Rica (UCR), del Colegio de Profesionales en Psicología, y trabajadores de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
“Esos son los datos que el Ministerio de Salud pudo extraer porque llegaron a una institución. ¿Cuántas personas más están en esa situación y no llegan a las estadísticas? Esos números los podemos multiplicar", aseveró Marianella Monge Fallas, representante del Colegio de Profesionales en Psicología.
Para ella, la violencia puede repercutir y desencadenar episodios depresivos en algunas personas, y, en los casos más graves, desembocar en intentos de suicidio.
Para la cartera de Salud, esta situación es el resultado de complejas circunstancias sociales.
“(Puntarenas) tiene un rezago importante en términos de indicadores sociales y económicos, evidenciándose en actos delictivos, en donde prevalecen la inseguridad y la violencia, convirtiéndose en una zona de alta afectación para las personas más vulnerables en el ámbito familiar como comunal”, cita el Boletín Epidemiológico emitido el pasado 31 de enero.

Un par de semanas después, la misma publicación advirtió: “Puntarenas no solo presenta las tasas más altas, sino que además profundiza esa diferencia cada vez más. Este puerto cuenta en la actualidad con un nivel de desarrollo humano que refleja las desigualdades de las personas para acceder a las oportunidades y, por ende, para lograr un desarrollo integral y satisfactorio".
Ana María Jurado Solórzano, docente e investigadora de la UCR, afirmó que Puntarenas es una provincia sumamente desigual, en cuanto a acceso a recursos sanitarios y educativos, así como a composición social.
“El acceso a recursos es tan desigual que eso golpea. Es una provincia difícil”, añadió.
En su informe, Salud apuntó algunas variables que se suman para afectar las condiciones de salud mental de la provincia y los altos índices de violencia, tanto intrafamiliar como en la que se ve en las calles:
Exclusión del sistema educativo. Muchos jóvenes abandonan la escuela o el colegio. Esto los convierte en presa fácil para las bandas criminales.
Falta de empleo. La escasez de oportunidades laborales lleva a algunos puntarenenses a involucrarse en actividades delictivas como medio de subsistencia.
Narcotráfico. La provincia es utilizada como punto de entrada y almacenamiento de drogas. Esto genera conflictos entre bandas por el control del territorio.
Reincidencia delictiva. Algunas personas vuelven a incurrir en actividades criminales luego de cumplir penas de prisión preventiva.
En cuanto a los cantones del sur, Luis Carlos Vega Martínez, director de la Red de Servicios de Salud Brunca de la CCSS, destacó que el desempleo hace que las personas, sobre todos los jóvenes, sean reclutados por grupos criminales.
Indicó que otras personas migran a la Gran Área Metropolitana (GAM) en busca de fuentes de empleo, pero, por su bajo nivel de escolaridad, accedan a trabajos poco remunerados.
Señales de alerta
Cifras de Puntarenas por cantón
FUENTE: Dirección Vigilancia de la Salud, Ministerio de Salud || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
“Genera problemas para vivir dignamente y es un pivote para la aparición de trastornos de salud mental. Además, en la GAM la influencia de incorporarse en bandas de narcotráfico es mayor, y se incrementa el riesgo de sufrir intentos de homicidio y explotación sexual”, aseveró.
Para Jurado, con esa migración, se pierde parte del tejido social y social. La comunidad deja de estar alerta a lo que sucede y se pierde el apoyo, lo que agrava la salud mental.
Wilburg Díaz Cruz, director de la Red de Servicios de Salud del Pacífico Central de la CCSS, destacó que en esa zona hay comunidades muy dispersas geográficamente y es difícil la presencia de instituciones públicas. Ahí también es más complejo obtener empleo.
“Hay un mar de situaciones que nos preocupan”, resumió.
Los más vulnerables
No todas las personas viven estas situaciones de la misma forma y hay poblaciones más vulnerables que otras. Sobresalen principalmente dos: las mujeres y los adolescentes.
El informe de Salud hace hincapié en la situación que enfrentan muchas jefas de hogar con pocas oportunidades de estudio o formación. Ellas no solo sufren por la violencia en su contra, sino también porque sus parejas, según su ocupación, pueden ser víctimas de ajustes de cuentas.
Por otra parte, los adolescentes resultan muy vulnerables, en especial los hombres, porque son los que más buscan las pandillas o grupos de narcotráfico para reclutar. Ilusionados con un dinero fácil, entran en un modo de vida que los expone a más hechos violentos.
Las mujeres pueden también ser víctimas eventuales de trata.
Auxilio psicológico
La falta de profesionales en salud mental, así como los estigmas para buscar esta ayuda, potencian más las crisis emocionales.
Marianella Monge Fallas, del Colegio de Profesionales en Psicología, comentó que uno de los problemas es que las crisis emocionales no tienen síntomas físicos.
“Si usted se corta, usted ve sangre. Si usted se enferma va a tener dolor; es más fácil ir a un doctor. Las crisis emocionales no siempre se manifiestan igual y por eso no todos buscan ayuda”, aseveró.
Para los hombres también es más difícil reconocerse como víctimas de violencia y admitir que sufren.
Para Monge, también existe el riesgo de que la ayuda profesional, como de líneas gratuitas, no llegue donde se necesita.
“No estamos llegando ahí. No sé si no ven tanta televisión, si escuchan más radio, si los medios de comunicación que usan son más locales, pero la gente no obtiene la información de esta ayuda como la tiene la gente del casco metropolitano”, aseguró.
Para la investigadora Ana María Jurado, se debe ir más allá de políticas públicas. Sostuvo que en Costa Rica hay buena legislación en materia de salud mental, pero que debe ser puesta en práctica.
A su criterio, dotar a los Ebáis de mejores recursos para atender esta problemática es un primer paso necesario.