Limón. La refinería de Recope tiene dos años de haber sido desmantelada, pero, aun así, sigue pagando salarios a los 350 empleados de la planta en Moín.
La vieja instalación de la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) no opera desde agosto del 2011 y su plan de modernización y ampliación en conjunto con China hoy pende de un hilo.
Sin embargo, la planta pareciera estar obligada a sobrevivir para evitar despidos en una región donde hay poco empleo.
“El país necesita refinar por necesidad de abastecimiento y por la seguridad social de Limón. Aquí hay pocas oportunidades de empleo ”, declaró el gerente de Refinación de Recope en Moín, el ingeniero químico Henry Arias.
Cuestionado sobre si se justifica una refinería no rentable solo por el tema social, dijo: “En realidad, la justificación de la refinería debe venir por ella misma, pero no podemos olvidar el beneficio que le produce a la provincia”.
Recope tiene 1.600 empleados en total y, de ellos, 350 (22%) se dedican a recibir los combustibles importados, operar el muelle y dar mantenimiento, entre otros.
El costo de la planilla general alcanza los ¢42.000 millones al año, cifra que los convierte en los trabajadores más caros del sector energético del país. Cada uno gana, en promedio, ¢25 millones al año.
Pese a los costos, en Limón prevalece el criterio de que nadie debe ser despedido. Lo dicen ciudadanos, dirigentes comunales y hasta altos funcionarios de Recope.
“Aquí, en Limón, si usted dice que tiene una plaza disponible, le llegan 60 personas. El problema de Limón se llama empleo”, dijo Xinia Rose, limonense dedicada a a la asesoría aduanera.
Ocupados. ¿Y qué hace el personal de la refinería si esta tiene 23 meses varada? Arias responde puntual: “siguen aquí y están ocupados”.
El ingeniero explicó que solo unos 25 técnicos vinculados al proceso de refinado, debieron ser reubicados en otros puestos.
Según dijo, los operadores de outsite (fuera de proceso) y los supervisores mantienen sus funciones y las calderas siguen activas, pues los tanques de asfalto y búnker deben mantenerse calientes.
Añadió que la unidad de concentración de gases, la de destilación atmosférica y la de hidrotratamiento de destilados medios siguen en pie. Parte del personal trabaja en el mantenimiento para que estén en condiciones óptimas de cara al futuro complejo.
Manuel Rodríguez, secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros, Químicos y Afines (Sitrapequia), indicó que como Recope tenía que preparar la vieja refinería (que data de finales de los años 60) para enlazarla con la nueva, parte del personal está en eso.
“Hay mucho equipo que se tuvo que rescatar. Se le hace un trabajo para guardarlo y protegerlo para poder ser usado. Además, en el plantel hay otras ocupaciones”.
En sintonía con Recope, el Concejo Municipal de Limón aprobó un acuerdo de apoyo al proyecto de la nueva refinería, pues se considera una necesidad impostergable que generará empleo y desarrollo en beneficio de la provincia.
Guillermo Rodríguez, de la organización Agencia para el Desarrollo de Limón, coincidió en la importancia de una refinería que garantice el abastecimiento, pero demandó mayor eficiencia.
“Hoy solo se importa y Recope tiene una gran cantidad de trabajadores que no están haciendo nada y con un costo fijo muy alto”, dijo.
Mientras tanto, el plan con los asiáticos para ampliar la antigua capacidad de la refinería de 25.000 barriles diarios de crudo a 65.000 fue suspendido, el mes pasado, por la Contraloría General de la República al encontrar irregularidades en el estudio de factibilidad.
El ente contralor le dio seis meses a Recope para replantear el proyecto o presentar un plan alterno.
Según proyecciones de Recope, en la etapa constructiva la obra demandaría 2.000 empleos directos y 3.000 indirectos. Una vez en operación, la planta ocupará a unos 700 técnicos calificados.