Por el aumento en la cantidad de pacientes fallecidos, la morgue se convirtió en uno de los puntos más críticos del Hospital Alemán Nicaragüense, al norte de Managua.
Se trata de un pequeño cuarto frío, sin gavetero y con una capacidad limitada para seis cuerpos.
Las seis camillas disponibles ya no alcanzan para guardar los cadáveres. Entonces, los cuerpos son empacados en bolsas de plástico y deben ser amontonados, uno sobre de otro, para que puedan caber en el cuarto frío.
“Quedan a la espera de que lleguen los familiares con los ataúdes a recogerlos y se van a sepultarlos directo al cementerio”, explica Pedro, un funcionario del hospital que relató a La Nación lo que está ocurriendo por el coronavirus en Managua.
Cuando la morgue se desborda, continuó, los fallecidos son colocados en otro cuarto a unos 100 metros, cerca del portón número 2, que fue dispuesto para ese fin.
La cantidad de muertos en el Hospital Alemán Nicaragüense se multiplicó en las últimas semanas, relatan Pedro y Juan, nombres ficticios de dos servidores sanitarios del centro médico.
Ellos narraron la situación a La Nación bajo la condición del anonimato, por temor a sufrir posibles represalias por parte del gobierno de Daniel Ortega.
De un fallecido que se registraba a diario en condiciones normales en este centro médico, la cifra ascendió a 10 o 15 por día en tiempos de covid-19.
“La situación es grave. El hospital está lleno, casi colapsado. No hay suficiente personal de salud para atender la magnitud de la emergencia”, dice Juan.
"Diario mueren muchas personas, la mayoría de 50 o 60 años. Es triste, es doloroso. No hay niños”, continúa.
Según su versión, solo por coronavirus están internadas unas 260 personas en el Hospital Alemán Nicaragüense, mientras que la capacidad normal del recinto no alcanza las 300 camas.
“Solo entre anoche y la madrugada de hoy, en un turno de 12 horas, murieron ocho pacientes. Cuatro de ellos estaban en UCI (Unidad de Cuidados Intensivos), incluido un camillero del propio hospital que se habría contagiado en su trabajo”.
"El resto se reportó desde otras salas. Si analizamos los datos de un día completo, el total de muertos anda por los 10 o los 15. Y te estoy hablando de cifras conservadoras”, detalla en tono afligido.
El Alemán Nicaragüense es uno de los hospitales destinados por el Ministerio de Salud de Nicaragua (Minsa) para atender casos del nuevo coronavirus. En principio, era uno de los centros de referencia de Managua que recibiría solo casos importados que llegaran por el aeropuerto internacional Augusto C. Sandino, de esa ciudad.
Sin embargo, Pedro comenta como el centro pasó a convertirse en un hospital que solo atiende covid-19.
Este cambio ocurrió progresivamente después de Semana Santa, casi un mes después de que Nicaragua oficializara el primer caso importado y que, pese a ello, no tomara medidas de confinamiento y, más bien, promovió eventos masivos.
“Antes de esa fecha, se manejaba que había 40 pacientes. Después, hubo un incremento y el hospital tuvo que cerrar la atención en todas sus especialidades hasta llegar a convertirse en un hospital solo para covid. Todas las salas son de covid”, afirma.
De hecho, fue desde la segunda quincena de abril que los trabajadores empezaron a sospechar que la evolución de la pandemia no iba bien, debido a que la administración los convocó a reunión para comunicarles que todas las vacaciones quedaban suspendidas.
En el mismo encuentro se les informó de que todo el personal quedaba disponible para atender en las salas de covid-19, pese a que de previo ya había un grupo de médicos y enfermeros seleccionados para esa labor.
Los registros de ‘neumonía atípica’
Sobre el aumento en la cantidad de muertos, ambos trabajadores la atribuyen al coronavirus, aunque el reporte oficial diga que se trata de “neumonía atípica”.
Relatan que los cuerpos son sellados en bolsas plásticas de color negro y blanca y la condición, al ser entregados a sus familiares, es que se entierren de inmediato y sin ceremonias.
“Si se tratara solo de neumonía atípica, ¿por qué se entierran de inmediato?”, cuestiona Juan.
Por su parte, Pedro añade: "Ingresan con síntomas de covid-19. Se les hace la prueba y salen positivos, pero en el expediente se describe que tienen neumonía y, entre paréntesis, se ponen como sospechosos de covid. Si fallecen, se cambia el expediente y se pone como que fallecen por neumonía atípica”.
De acuerdo con ambos trabajadores, desde que el Alemán Nicaragüense se convirtió en un hospital dedicado exclusivamente a la atención de la pandemia, los traslados desde otros hospitales públicos y privados del departamento también incrementaron.
Incluso, afirman, llegan pacientes desde otros departamentos, como Masaya. Solo la noche del jueves anterior ingresaron 29, afirma Juan, pero hay días en que la cifra puede alcanzar a 80, añade Pedro.
En cuanto a las condiciones de salud de las personas, estas llegan en diferentes estados. Unos presentan síntomas leves y otros llegan graves, con problemas respiratorios.
La mayoría son distribuidos en las diferentes salas que se habilitaron y aquellos que empeoran son trasladados a UCI, donde se dispone de 20 camas con equipos de ventilación artificial, relató Juan.
En esta área, el lunes 18 de mayo, estaban 17 personas en estado grave. “Son personas que generalmente fallecen. Son pacientes con enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión y hasta con problemas renales que se complican cuando son contagiados”, afirma Juan.
Añade que quienes pueden le pagan a una funeraria y esta se encarga de vestir a los cadáveres, “si no, los familiares se meten, llegan al pasillo y lo visten”.
La morgue del hospital nunca estuvo rebasada, cuenta.
Mientras todo esto pasa adentro, afuera del inmueble, en el portón 2 del hospital, los familiares de pacientes con diagnóstico sospechoso y positivos hacen filas desde la mañana esperando recibir noticias de los suyos.
El diario La Prensa publicó, el 15 de mayo, que las personas toman la acera de toda una cuadra. Usan mascarillas, guantes y protectores faciales, pero a veces se les olvida guardar el distanciamiento social.
Por su parte, Juan dice que algunas estas personas llevan a sus familiares víveres, los cuales son entregados al paciente por el personal médico.
Mientras lloran en silencio y sufren por preocupación, los parientes ven entrar vehículos con pacientes y camionetas con ataúdes que van directo al cementerio.
Juan reconoce que el hospital se preparó para recibir la pandemia, pero considera que ha sido insuficiente. “Creo que el gobierno no midió la magnitud del virus. Creo que se viene lo peor”, advierte.
Recuerda que el personal médico empezó a recibir capacitaciones teóricas y prácticas desde finales de enero, casi dos meses antes de que Nicaragua reportó el primer positivo. “Nos mandaban al auditorio a capacitaciones después que salíamos de turno”, afirma.
La teóricas duraron aproximadamente un mes. “Yo recibí unas 14 horas en ese tiempo. Nos decían que los infectados no pasarían por emergencia, sino por el portón número 3. Luego nos llevaron durante cuatro días a los lugares para hacer la práctica. Nos mandaron a la sala que habían habilitado para covid-19″.
“Estaba supuestamente equipada, esperando el primer paciente. Recuerdo que había ocho camas, cuatro para personas con síntomas y otras cuatro para cuidados intensivos que tenían ventiladores artificiales”, comenta.
Todo se salió de control
Juan y Pedro dicen que, al inicio de la pandemia, en ese hospital se clasificaron los pacientes en tres categorías. Los A eran sospechosos, los B tenían síntomas agudos como flemas y problemas de respiración y los C eran los graves que ameritaban estar en UCI.
“Ahora se salió de control y se perdió el protocolo. Ahora hay solo dos categorías, los de las otras salas con diferentes síntomas, desde un relativamente sano junto con otro que puede estar tosiendo; y los graves en UCI”, cuenta.
En ese hospital también hay quejas por falta de equipos adecuados para el personal vinculado con la atención.
“No son trajes como los que se ven en otros países. Son unos tipo impermeables, ralitos, que se puede pasar el virus, y unas botitas que apenas te cubren la planta de los pies. Nosotros tenemos que amarrar bolsas plásticas para andar más protegidos. Los trajes, las mascarillas y los protectores faciales se desechan. Solo los lentes son reutilizables”, dice.
Por su parte, Pedro recuerda que, cuando no se habían reportado casos, los superiores les obligaban a no usar mascarillas bajo el pretexto de que se podría causar miedo a los pacientes.
De hecho, afirma, ahí se han contagiado enfermeros y doctores que, al estar sin protección, tuvieron contacto con los primeros pacientes de covid-19.
"Están metiendo personal de salud sin mayor protección. La marcarillas N.° 95 no existe, no se ven. Llegó una donación de Taiwán de equipos, pero casi no se ven”, dijo en tono molesto Pedro.
“Por esas condiciones, unos 10 enfermeros abandonaron sus trabajos esta semana, pese a que desde un inicio nos advirtieron de que, si renunciábamos, no nos iban a pagar ningún peso”, concluyó Pedro.
Cifras distintas
Según el reporte oficial dado el martes por la ministra de Salud, Martha Reyes, del 12 al 19 de mayo el número de casos en Nicaragua pasó de 25 a 254; mientras que el dato de fallecidos ascendió de 8 a 17.
También, la jerarca informó de que 199 pacientes se habían recuperado.
Por su parte, el Observatorio Ciudadano, un organismo no gubernamental, dice que al 20 de mayo el país tendría 2.323 personas afectadas en 75 de los 153 municipios del país y 465 muertes.
Por departamentos (provincias), los más afectados serían Managua (1.051), Masaya (246), Matagalpa (165) y Chinandega (135).
En una publicación del 12 de marzo, el diario local La Prensa informó de que, en el protocolo de “Preparación y respuesta”, el Minsa calculó que el coronavirus podría cobrar la vida de 813 nicaragüenses y registrar 32.500 afectados. Del total de las cifras, el 75% serían leves (24.375) y el resto graves (8.125).