Puntarenas. 29 de diciembre de 1990. Tres pescadores son asesinados y decapitados en la margen del río Guacimal, ubicado en Puntarenas, por Edwin Aguirre Varela, un lugareño que para ese entonces tenía 21 años de edad.
Hoy, nueve años y diez meses después de este hecho, las heridas causadas por la muerte de José Antonio Navarro Zúñiga, José Ángel Sequeira Cortés y Juan Hernández Castillo reviven entre los familiares de estos hombres.
La razón es que Aguirre, sentenciado a 25 años de prisión por los tres homicidios, solicitó y obtuvo la libertad condicional. La decisión ya fue tomada por el Juzgado de Ejecución de la Pena de Alajuela pero aún no está en firme.
El fallo despertó angustia entre los parientes de las víctimas, quienes consideran "injusto" el beneficio solicitado por Aguirre. Entre tanto, los allegados al convicto piden una oportunidad al igual que él. (Vea entrevista aparte)
En contra
El denominado triple crimen de Guacimal ocurrió cuando Navarro, Sequeira y Hernández fueron a "camaronear" al río supuestamente con una sustancia que envenena el agua y obliga a los animales a salir a la orilla.
Esa situación, al parecer, disgustó a Aguirre y lo motivó a cometer el homicidio.
Francisca Zúñiga, madre de Juan Antonio Navarro, se opone al beneficio de liberación: "No entiendo cómo la justicia permite que alguien salga antes de cumplir su pena solo por su comportamiento".
Ella, junto con Zayda Navarro, quien fue esposa de Juan Hernández, han enviado escritos al Ministerio Público y el Tribunal de Juicios de Puntarenas para externar su oposición. Este último despacho tiene la palabra final.
La Nación conversó con ambas mujeres el pasado viernes en la ciudadela Juanito Mora, en El Roble de Puntarenas.
Doña Francisca recordó que aquel 29 de diciembre su hijo salió de la casa en el vehículo de Hernández, quien viajó desde Ipís de Guadalupe para ir a pescar al río.
"Ese día presentí algo extraño. Hice algo que nunca hacía: me quedé en el portón viendo como se alejaba mi muchachito en el carro. Solo el brazo y el pelo le veía, pero ahí me quedé hasta que se fueron", narró.
Por su parte, Zayda Navarro, afirmó que la saña con que se cometió el homicidio es para que el responsable cumpla toda la condena.
"Ellos no iban hacer ningún daño al río como se quiso decir. Ahora, lo que le pedimos a quienes tomen la decisión es que por cinco minutos se pongan en nuestro lugar para que vean lo que se siente", manifestó.
Al final de la entrevista, Francisca Zúñiga indicó: "Uno sabe que nunca va a pagar por lo que hizo ni a revivir a los muchachos, pero que por favor cumpla los años que se le sentenció".
Al otro lado
A más de 30 kilómetros al noroeste de donde viven las familias de los fallecidos, el río Guacimal que pasa al lado de la casa en que residía Edwin Aguirre cuando cometió el crimen.
Allí viven sus padres y su hermano Luis Aguirre, quien solo pide que la sociedad le dé una oportunidad a Edwin. "Cuando ocurrió eso mi hermano era un joven que jugaba en el río, que trabajaba y amaba a la naturaleza. Ya es justo que salga porque cumplió con los requisitos de la ley".
De acuerdo con Luis Aguirre, su familia también ha sufrido por lo ocurrido, ya que comprenden el dolor de las otros y resiente la ausencia del menor de los 13 hermanos.