El temido ingreso de la covid-19 a los hogares de ancianos comienza a causar duelo. En tan solo tres semanas, 19 residentes de tres hogares de ancianos ubicados en San José y Alajuela han fallecido por complicaciones causadas por el virus.
También, la enfermedad comienza a propagarse pues ya está en 14 de los 76 hogares de larga estancia que operan en el país. Desde finales de julio a este 19 de agosto, se reporta a153 residentes y a 29 trabajadores infectados. Se acumulan, además, 67 casos sospechosos entre los adultos mayores, y 83 entre el personal.
Donde más han muerto es en el centro que administra la Asociación Vicentina de Escazú, al este de San José. Ahí han fallecido 10 de los 36 adultos mayores albergados, según el registro hasta este miércoles 19 de agosto del Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam).
El segundo con más pérdidas es el Hogar Santiago Crespo, en Alajuela.
Ahí han fallecido, hasta ahora, 8 de sus 196 residentes: siete hombres y una mujer, entre los 82 y 90 años, informó la especialista en Geriatría y asesora de ese centro, Yalile Muñoz Chacón, quien apoya mediante la estrategia llamada Ninguno Solo, de la Federación Cruzada Nacional de Protección al Anciano (Fecrunapa).
El tercer centro reporta un deceso por esta causa. Es la Casa Hogar San José Hermanas de Sión, en San José, donde atienden a 12 personas.
Cinco de las 19 muertes sucedieron en los últimos ocho días, y corresponden a adultos mayores del Santiago Crespo. De los 8 fallecidos allí, cuatro murieron en el hogar; los otros en el Centro Especializado en Atención de Pacientes Covid-19 (3) y en el Hospital San Rafael de Alajuela (1).
Estas ocho personas tenían enfermedades de fondo, como insuficiencia renal, diabetes, enfermedad vascular cerebral y demencia avanzada.
En tres de los casos, sin embargo, había enfermedades terminales (leucemia y cáncer gástrico) cuyo desenlace fue acelerado por la infección con el nuevo coronavirus, aclaró la geriatra Yalile Muñoz.
“Habían terminado el aislamiento pero por su enfermedad terminal fallecieron. Podríamos decir que tres murieron con el covid, pero no del covid, que pudo haber sido un factor acelerante, pero no el principal”, agregó.
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“Cuatro meses y 21 días, contados”
En Costa Rica, hay 76 hogares de larga estancia, donde unos 2.400 adultos mayores reciben asistencia las 24 horas. Sin embargo, Fecrunapa estima en más de 5.000 las personas que podrían estar en esa condición.
De acuerdo con los datos del Conapam, en los 14 hogares que reportan casos, un 15,5% de los residentes se ha enfermado, más un 4% del personal a cargo de su atención.
“Costa Rica duró cuatro meses y 21 días, contados, con cero covid en los hogares. Yo lo destaco porque eso es una cifra espectacular en cuanto a cuidados se refiere. Ni reportamos en todo ese tiempo ni enfermos ni fallecidos”, dijo Teresita Aguilar Mirambell, presidenta de Conapam.
Reconoció, sin embargo, los apuros económicos que han tenido que encarar las instituciones responsables de cuidar a esta población. Primero, para prevenir al máximo el ingreso del coronavirus a los hogares, y luego para afrontar la contención de casos.
De los 30.409 casos confirmados con covid-19 en Costa Rica, desde el 6 de marzo, 1.925 corresponden a personas adultas mayores.
El 12 de agosto, el ministro de Salud, Daniel Salas Peraza, confirmó que la letalidad por covid-19 es más alta entre los adultos de 65 años y más.
Salas dijo que la letalidad general es de 1,04%, pero ese indicador se dispara a 12,1% entre los adultos mayores. Además, indicó, de los 263 decesos registrados hasta ese momento, un 66,3% estaba en la población más envejecida.
Este segmento es el de mayor riesgo de sufrir complicaciones y morir debido a la pandemia, según ha advertido la Organización Mundial de la Salud (OMS). El envejecimiento produce una condición conocida como inmunosenescencia, que se caracteriza por el debilitamiento del sistema inmunitario conforme pasan los años.
Además, muchas son personas con enfermedades crónicas arrastradas por décadas; principalmente, diabetes e hipertensión.
Covid-19 les llega desde afuera
Desde marzo, los hogares de larga estancia prohibieron las visitas a sus residentes, incluso de familiares. El ingreso de personal voluntario también fue restringido como una medida de protección para los adultos mayores.
Por eso, las fuentes usuales de contagio en estos sitios suelen ser los funcionarios que cuidan a estas personas, quienes a su vez se infectan en la comunidad donde ya circula el virus.
Eso fue lo que pasó en el Hogar Santiago Crespo, relató Yalile Muñoz Chacón, cuando uno de los 143 funcionarios que trabajan ahí tuvo síntomas desde el 17 de julio pero no lo reportó. Diez días después, aparece el primer adulto mayor con síntomas.
“El abordaje pudo haber sido mejor si la respuesta institucional hubiera sido más organizada y rápida. El primer caso, del 17 de julio, era el que había que agarrar en el aire, pero no se hizo alerta sanitaria. Si se hubiera hecho esa detección ahí se hubieran captado las dos o tres personas más, se aíslan y ahí queda, pero este muchacho pasó desapercibido hasta que un adulto mayor entró en enfermedad.
“Cuando hay un brote, lo ideal es que entre un equipo de salud y revise a todas las personas para ver cuáles tienen síntomas o son contactos, y de ahí se va generando la separación de cohortes”, explicó la geriatra.
Ese análisis epidemiológico fue el que se hizo hasta el 28 de julio. “Vea los tiempos. La intervención integral fue muy tardía”, explicó Muñoz.
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La situación ha sido diametralmente diferente en otros hogares. Por ejemplo, en el Carlos María Ulloa, en Goicoechea, San José, la detección de un enfermo a finales de abril fue contenida rápido y no se reportaron casos secundarios.
En Alajuela, sin embargo, ya se han registrado dos brotes desde finales de julio. Ahí, 94 funcionarios fueron enviados a aislamiento; un 66% de todos los trabajadores, que tuvieron que ser sustituidos inmediatamente. De ellos, 63 eran responsables del cuido directo de los adultos mayores.
Entre los residentes, se confirmó la infección en 128, un 65% del total de adultos mayores. Todos se han recuperado. La mayoría, no presentó síntomas, que solo aparecieron en un 10%.
El último caso positivo en cuarentena en el Santiago Crespo corresponde a un trabajador. Si no aparecen más casos secundarios o nuevas infecciones de aquí al 27 de agosto, se declararía al hogar libre de brotes.
“Ha sido un aprender sobre la marcha. Cuando preguntamos al Ministerio de Salud sobre el aislamiento, el de los 14 días famosos, nos dijeron ‘¡no!’. Por ser un centro de alto riesgo tenían que quedarse en aislamiento por dos periodos de incubación, es decir, 28 días.
“¿Qué sucedió? Que los funcionarios se fueron 14 días y regresaron, y los adultos mayores seguían aislados. Ayer (martes 18 de agosto), el primer grupo salió de su cuarentena de 28 días. Hicieron como una pasarela: los funcionarios aplaudían, flores a las señoras, los recibieron con bombos y platillos. Fue una fiesta”, comentó Yalile Muñoz.
Según la geriatra, los hogares hicieron todo para prevenir el ingreso de esta enfermedad a los hogares. Sin embargo, la aparición de los primeros casos desveló una carencia: la falta de lineamientos específicos para la atención de brotes por esta causa en los centros de larga estancia que atienden población adulta mayor.
Alejandra Acuña, viceministra de Salud, informó por medio de su oficina de prensa de que los primeros lineamientos para atender covid-19 en esos centros se empezaron a lanzar en abril.
“Estos lineamientos han sido modificados según las condiciones epidemiológicas de la pandemia y cambios en los hogares. En el proceso de abordaje, se ha contado con un equipo intersectorial, con participación de instancias coo la CCSS, Fecrunapa, Ministerio de Salud y Conapam.
“La semana anterior se recibieron observaciones y en este momento el Ministerio de Salud está incorporando los cambios para publicar la versión número cuatro de esos lineamientos en el transcurso de la semana”, prometió la viceministra.
Con las uñas
Desde marzo, varios centros han manifestado el temor por tener que atender el impacto de la pandemia con recursos ordinarios, presupuestados para un año sin covid.19.
La alerta la han lanzado desde Fecrunapa y, más recientemente, desde Conapam, donde su presidenta ha reconocido la enorme presión que están teniendo los hogares para dar abasto con todas las demandas que desencadenó la atención de la pandemia.
La Asociación Doteña de Protección al Anciano, que funciona desde 1986 y hoy atiende a 28 adultos mayores, entre los 63 y los 96 años, ha visto incrementados sus gastos en un 10%, mientras sus ingresos ordinarios se reducen sustancialmente por efecto también de la pandemia.
El administrador de este hogar, Luis Mata Guevara, confirmó que tuvieron que adaptar el segundo piso del hogar –originalmente planeado para recibir a más adultos mayores– como eventual sala de aislamiento para posibles casos de covid-19, que hasta ahora no se han presentado.
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“En junio, comenzó la estrechez. Cuando empezamos la pandemia, íbamos bien, pero en junio (la Junta de Protección Social) nos depositó solo un 10% de lo que normalmente nos depositaba debido a la limitación con los sorteos. Con eso solo la corriente (electricidad) pagamos. En agosto, se nos depositó un 25%, y esperamos tener un poco más de fondos de aquí a octubre”, comentó.
Ahí han tenido que depender de la solidaridad comunal para mantener a sus adultos mayores protegidos y con los servicios básicos con la mayor normalidad posible. En Dota calculan que la atención de cada caso que aparezca y deban aislar ahí, rondará los ¢1,5 millones por mes, dinero que no saben de dónde van a sacar.
De alguna manera, han tenido más suerte que otros centros. Volviendo a Alajuela, la atención de esos dos brotes representó una erogación de ¢42,5 millones
“Solo en personal extra y las sustituciones más el refuerzo fueron ¢28 millones... Otro brote más no lo aguantan. Yo les calculé a seis meses manteniendo esta situación de aislamiento y si salieran brotes: serían casi ¢200 millones en seis meses. Y ese dinero no está.
“Ellos están funcionando con recursos ordinarios. Solo en readecuaciones para la etapa de preparación, como colocación de lavamanos, distribución en la infraestructura y compra de equipo se invirtieron ¢14 millones”, agregó Yalile Muñoz, quien también habló en representación de la administración del Hogar Santiago Crespo.
Daniel Solís, trabajador social de Fecrunapa, calculó el gasto extraordinario por mes en esos hogares entre ¢2 millones a ¢4 millones por hogar. “Ese es el rango, desde marzo. Esta situación incluye compra de equipo de protección personal, insumos de limpieza, adaptaciones para salas de aislamiento...
“Los hogares están haciendo milagros para funcionar y atender una situación extraordinaria con presupuesto ordinario, programado para un año en donde covid no aparecía entre los planes”, reiteró Solís.