Una investigación preliminar reveló un engaño en el Hospital Rafael Ángel Calderón Guardia para sustraer fentanilo, un poderoso y adictivo estupefaciente utilizado para anestesiar y controlar dolores intensos en pacientes graves. Luego de varias denuncias, un perito en anestesiología descubrió que, solo en febrero de 2016, se inventaron 21 cirugías para justificar recetas por cientos de ampollas de ese opioide. Sin embargo, los procedimientos quirúrgicos nunca existieron y las personas que supuestamente recibieron el tratamiento ni siquiera estuvieron hospitalizadas en las fechas indicadas.
Al revisar recetas sospechosas de ese mes, Jefrey Carvajal Villalobos, perito en anestesiología, halló 21 expedientes médicos con prescripciones por un total de 225 ampollas para la realización de procedimientos quirúrgicos que nunca sucedieron. Por ejemplo, en uno de los casos se encontró la receta número 3638952, emitida el 18 de febrero de 2016, por 10 ampollas de fentanilo para la operación de un paciente, pero el asegurado no estuvo internado, ni fue atendido en esa fecha. Solo registra una biopsia en 2007, una hospitalización en 2011 y una visita a consulta externa en 2015.
“No se evidencia ninguna cirugía reciente que justifique el despacho de fentanilo”, dijo el perito en el informe del expediente DG-IP-007-2016, del cual La Nación tiene una copia. Como ese hay 20 casos más y en cada una de las revisiones el experto anotó el número de receta, la fecha, la cantidad de ampollas y las iniciales del paciente como parte de la prueba. También trató de analizar prescripciones sospechosas de otras nueve personas, pero no aparecieron sus expedientes médicos.
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De acuerdo con la pesquisa, en ninguno de los expedientes analizados se cumplió con el protocolo para la aplicación de fentanilo, pues las recetas y expedientes carecían de la firma y código del regente farmacéutico. Esas irregularidades no son hechos aislados. En el expediente DG-IP-007-2016, los investigadores también reportaron el robo y consumo de fentanilo por parte de un enfermero de apellido Jiménez, quien no sufrió sanciones ya que confesó una adicción. Él estuvo suspendido con goce de salario por siete meses en 2016 mientras era investigado y, en la actualidad, continúa trabajando en el Servicio de Anestesiología.
A pesar de la gravedad de los hechos reportados por el perito, la Dirección Médica del hospital engavetó la investigación, no ordenó pesquisas mayores, ni revisión de otros expedientes para determinar si existían más cirugías ficticias.
El 10 de noviembre, La Nación envió a Taciano Lemos, director del Hospital Rafael Ángel Calderón Guardia, varias consultas sobre anomalías en el manejo de la poderosa droga, pero él omitió responder la pregunta relacionada con las cirugías falsas. En específico, se le cuestionó si, al conocer el hecho, presentó una denuncia ante el Organismo de Investigación Judicial.
Este miércoles 24 de noviembre, un periodista de La Nación llamó al teléfono de Lemos para insistir en obtener su versión, pero indicó que desconocía sobre los procedimientos quirúrgicos imaginarios. “Yo no conocía ese tema (...) Ponga que hemos omitido la respuesta que usted solicitó (a través de un correo) y así yo me dedico a buscar y darle la mejor información posible”, respondió.
Desde 2019, el Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD) alertó sobre consumo ilegal de fentanilo en el país. El uso sin supervisión médica puede provocar problemas respiratorios, daño cerebral y la muerte.
Inconsistencias y falsificaciones.
Otro aspecto señalado por los investigadores es que para las operaciones ficticias se prescribieron más ampollas de fentanilo de las que permitía la normativa vigente para el año 2016. Según la circular 38.362-5 de la Caja Costarricense de Seguro Social, en cirugías ambulatorias debían usarse 3 ampollas; en cirugías generales, 5; en ortopédicas, oncológicas o vasculares, 10, y en neurocirugías, operaciones de tórax y trasplantes hasta 15.
Además, las irregularidades no se limitan al fentanilo. Las revisiones incluidas en el expediente DG-IP-007-2016 delatan problemas con otras poderosas sustancias. Tres médicas anestesiólogas reportaron alteraciones, en febrero de 2016, de 19 recetas de un anestésico conocido como Sevorane y de una benzodiazepina llamada Midazolam.
“La letra y las firmas no son mías. Por otra parte, las estructuras de la recetas que me han mostrado no son las que yo utilizo. Yo nunca pongo como referencia, en las recetas, el número telefónico del hospital, siempre pongo el mío”, declaró Adriana Gamboa Bastos, médica del Calderón Guardia.
María José Sáenz, otra de las profesionales denunciantes, declaró: “Ninguna de las recetas vistas corresponden a mi letra y firma. La estructura de la receta no es la que yo utilizo, además observo que hay detalles que no corresponden a mi forma de escritura, como, por ejemplo, mi letra es más grande, mi apellido va tildado, cosa que no observo en esas recetas”.
“Ninguna de las recetas que me han mostrado fueron hechas por mí, en razón del tipo de letra”, agregó Karla Jiménez Córdoba, otra anestesióloga del Calderón Guardia. “En el espacio del número telefónico siempre pongo mi número celular y ahí aparece el número del hospital. Luego, la estructura de las infusiones de los medicamentos no es la que yo empleo”.
Esos hechos también fueron ignorados por la Dirección Médica del Hospital y no existe evidencia de que fueran denunciados ante las autoridades judiciales.
Desde el 12 de noviembre se consultó a Román Macaya, presidente ejecutivo de la CCSS, sobre el manejo de fentanilo en centros médicos y los casos de robo y sustracción de ese estupefaciente, pero no ha respondido aún. Este miércoles, la oficina de prensa de la Caja informó que el jerarca se encuentra de vacaciones.
Otros casos
El 20 de noviembre, La Nación publicó que un enfermero, de apellido Barboza, del Hospital México, se hizo pasar por médico para ingresar a la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital San Vicente de Paúl, en Heredia, para sustraer ampollas de fentanilo. El hombre se valió de una gabacha blanca y un estetoscopio para pasar por todos los puestos de control del centro médico.
La Dirección Médica del Hospital San Vicente de Paúl presentó una denuncia por hurto de estupefacientes. El caso fue tramitado en el Tribunal de Juicio de Heredia bajo el número de expediente 18-001285-0059-PE, el imputado aceptó su responsabilidad y se acogió a un proceso de suspensión a prueba en la que admitió pagar una indemnización de ¢1,2 millones rebajados en cuotas de ¢50.000, según confirmó la oficina de prensa de Poder Judicial.
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Además, semanas atrás, una investigación de la Auditoría Interna de la Caja reveló que el fentanilo sale de las bodegas sin medidas de control y seguimiento como cajas con marchamos numerados. En los hospitales Rafael Ángel Calderón Guardia, México y San Juan de Dios, los auditores descubrieron decenas de recetas sin información clave como cantidad de dosis prescritas por paciente, tiempo del tratamiento, sellos de farmacia, inconsistencias en letras y firmas de las recetas y hasta medicamentos en maletines personales de médicos.