Seis de cada diez mujeres que dan a luz en los hospitales del país, especialmente en los públicos, enfrentan solas todo el proceso de parto, sin un acompañante que les permita reducir la carga de estrés mientras están internadas.
Quienes sí viven esa experiencia junto a la pareja o bien alguna persona allegada, usualmente ven reducido ese beneficio al momento del alumbramiento; no lo disfrutan en instantes previos ni posteriores.
Los datos surgieron de la primera encuesta sobre atención en el parto de la Fundación Previda, un grupo que apoya las acciones para humanizar la asistencia de los nacimientos.
Los principales resultados de ese estudio revelan que solo un 5% de las mujeres puede elegir la posición para tener a su bebé: casi todas asumen la tradicional posición ginecológica.
Además, la mitad de las parturientas deben padecer la administración de oxitocina, una sustancia que les acelera las contracciones. Esta medida está contraindicada, pues se ha demostrado que no tiene beneficios.
Al 60% de las futuras madres les ponen limitaciones en los hospitales para moverse, y poco menos de la mitad pudo iniciar la lactancia en la primera hora posterior al nacimiento de su hijo.
Esta encuesta se hizo con una muestra de 1.114 mujeres que fueron atendidas en 12 maternidades del país, entre el 2013 y 2014.
Entre otras cosas, a ellas se les preguntó si conocían la guía para la atención integral en el periodo prenatal, parto y posparto.
Los resultados se dieron a conocer el pasado viernes 13 de marzo, en la Universidad de Costa Rica (UCR).
Violencia obstétrica. En el país nacen más de 70.000 niños todos los años. De esos nacimientos, el 94% sucede en las 23 maternidades de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
Jenny Kozlow, de Previda, es una defensora de partos más humanizados y asegura que el mayor impedimento para poder lograrlo es la actitud de los funcionarios de salud.
“Lo que las mujeres quieren son cosas sencillas; no son cosas costosas. Por ejemplo, mayor información sobre su estado y un mejor trato de parte del personal”, manifestó Koslow.
La especialista en temas de género, Thaís Aguilar, resaltó que el sondeo revela que, con medidas de bajo costo y alto impacto, se puede mejorar la experiencia de parto para la madre y el bebé.
Según Aguilar, de la consulta aplicada, también se pueden extraer resultados positivos.
Mencionó, por ejemplo, la reducción de las episiotomías o piquetes (solo un 28% de las encuestadas reportó que le hicieron este procedimiento), y la disminución en el número de mujeres a quienes se les hace presión sobre el abdomen para sacar al bebé (un 17% admitió que había sufrido esta práctica).
La Defensoría de los Habitantes y la Sala Constitucional han llamado la atención sobre casos de violencia obstétrica. Entre ellos, algunas de las prácticas analizadas en la encuesta.
La CCSS, por su parte, emitió una directriz a todas sus maternidades para recordar la obligación de respetar a las embarazadas.