Por su largo tiempo ausente en la carrera mundial de investigación biomédica, Costa Rica necesitará años de esfuerzo para recuperar la posición de vanguardia que tenía entre los países de Latinoamérica.
La importancia de este campo del conocimiento quedó demostrada durante la pandemia, cuando el mundo logró una vacuna contra la covid-19 pocos meses después de declarada la emergencia sanitaria internacional.
El país no solo debe demostrar que la investigación clínica es un tema importante en su agenda nacional, sino también debe crear las condiciones propicias para desarrollar proyectos que beneficien a miles de pacientes al brindarles acceso a terapias innovadoras.
La Nación conversó sobre esos temas con Gabriela Dávila, quien es directora regional de Investigación Clínica para Europa, Canadá y Latinoamérica del laboratorio farmacéutico Pfizer. El siguiente es un resumen de la entrevista.
− ¿Cuál es su opinión sobre las oportunidades que actualmente brinda Costa Rica, tanto en el ámbito público como en el privado, para llevar a cabo investigaciones médicas?
− En los últimos años Costa Rica enfrentó esta especie de paro en investigación clínica. Es importante empezar con ese antecedente porque permite entender que estos bloques a lo largo del camino imposibilitan explotar el potencial que este país tiene.
“Ahora Costa Rica tiene una mejor infraestructura regulatoria, con una ley que nos permite hacer investigación clínica. Sin embargo, este gap detuvo al país cuando veníamos en una carrera importante, entrenando investigadores. Esto quiere decir que cuando queramos regresar hay que volver a reentrenar en las buenas prácticas clínicas. Esto lleva tiempo, un proceso de entrenamiento y adaptación para que conozcan cómo ha evolucionado la investigación clínica en estos años.
“¿Cómo estamos ahora? Reiniciando la carrera: va a ser un proceso en donde empezaremos a escoger y a entrenar a la gente. Esto nos dejó en un lugar diferente en relación con América Latina. No en una mala posición, pero sí en un lugar diferente en donde hay que reiniciar”.
− Pero estamos rezagados. No estamos en los últimos lugares, pero tampoco en los primeros. ¿Cuánto tiempo nos tomará superar esa brecha?
– Es correcto. Para que se dé una idea, países como México, Brasil o Argentina están en los primeros 15 lugares. A Costa Rica le llevará años volver a entrar en esta carrera de competencia en investigación clínica y posicionarla en los primeros 15 lugares.
− ¿Se deben convertir los hospitales públicos y privados en centros de ciencias médicas, de investigación, docencia y terapias innovadoras?
– Sí, y no solo eso. Hoy estamos hablando de la descentralización de la investigación clínica: tener plataformas electrónicas de primer nivel para hacer más virtual o remota la investigación. Que el médico desde su institución envíe a una enfermera a la casa del sujeto de investigación.
“¿Qué necesitamos para que esto suceda? Primero, que la autoridad regulatoria nos permita este modelo híbrido en donde la investigación clínica no solo se haga dentro de una institución sino que se pueda hacer dentro de la comodidad del hogar del sujeto de investigación. Segundo, tener esa infraestructura electrónica con toda la seguridad para evitar ataques cibernéticos y la protección de la data y su privacidad.
“Todo esto nos lleva a un mundo más remoto, más virtual, y esto es mucho de las enseñanzas que nos dejó la pandemia. Escenarios en donde los tiempos de aprobación de un protocolo sean más expeditos, con certeza jurídica en un país para poder tener una aprobación que nos garantice un mismo lugar en la competencia a nivel global.
“Es por eso que frenar y reiniciar nos puede costar muy caro. La investigación clínica es sumamente importante en un país y no podemos frenarla porque obviamente esa globalización nos deja atrás. Tenemos que estar a la vanguardia para que esto nos permita tener una competitividad internacional”.
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− ¿Qué debemos entender por terapias innovadoras y cuál es el aporte de la investigación clínica en ese campo?
– Un ejemplo claro lo da la medicina de precisión. Vamos a un target. Por ejemplo, el cáncer de mama, donde atacamos ciertos receptores que nos permiten destruir el tumor. Esa es la medicina de precisión. Estos productos innovadores no existían. Solo eran productos que atacaban todo sin ver que había diferentes tipos de cáncer.
“También está la terapia génica, que requiere que los países tengan una regulación clara en cuanto a qué es, a qué tipo de pacientes se les puede dar y cómo. A nivel global seguimos en pañales. Son unos cuantos países los que han estado trabajando en crear una regulación clara. Esto es importantísimo porque le da la certeza al paciente de que estamos actuando de forma clara y transparente hacia ellos”.
− ¿Qué necesita Costa Rica para generar una relación ‘ganar-ganar’ entre centros de investigación y la CCSS?
− Necesitamos un ecosistema que nos permita una comunicación abierta, clara y estrecha entre Gobierno, academia e instituciones públicas y privadas. En donde tengamos certeza jurídica: tiempos regulatorios claros, rápidos y consistencia en esos procesos. En donde todos hablemos el mismo idioma y la regulación no solo nos permita adaptar estas terapias innovadoras, sino descentralizar la investigación clínica con diferentes modelos para la investigación.
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“Que los sitios de investigación cuenten con la infraestructura necesaria para correr la investigación clínica, con aparatos certificados ante un ente, local o internacional, para saber que los tomógrafos y hasta los termómetros han sido certificados.
“Que los investigadores sigan buscando entrenarse y educarse en lo nuevo en investigación clínica. Y que nos permitan en la región tener claridad de que la investigación es algo que está en la agenda de todas estas instituciones para poder lograr una investigación clínica más fuerte.
− El acceso a terapias innovadoras ha sido un punto de discusión. Uno de los debates se centra en dilucidar qué es más importante: ¿comprar lo más barato o lo más eficiente? ¿Cuál es su opinión?
− Me quedo con lo segundo porque a veces lo barato sale caro. En la salud lo que debemos buscar es el medicamento que nos beneficie. Los medicamentos innovadores muchas veces son la solución para tener la calidad de vida que buscábamos. Por algo, se llaman innovadores, porque innovan en la ciencia.
− Ante evidentes movimientos anticiencia que se reactivaron con la vacunación anticovid, ¿cómo recomienda abordar la influencia de esos movimientos en áreas como la investigación biomédica?
− Cada quien es libre de pensar, sentir y hacer lo que quiera. Pero es claro y evidente que acabamos con la pandemia gracias a las vacunas. Gracias a las vacunas y a la innovación hoy podemos volver a abrazarnos, ver a nuestros seres queridos y regresar a nuestra vida. Agradezco haber sido parte de ese gran esfuerzo mundial para traer una vacuna que nos permitió volver a abrazar a nuestros seres queridos.