¿Cuántas denuncias surgen por abandono de adultos mayores y cuántas personas han sido condenadas por ello desde que entró a regir la ley que penaliza este tipo de violencia, hace tres años?
Al observar los datos, el doctor Norbel Román Garita, presidente del Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam), lamenta que Costa Rica se esté convirtiendo en “una sociedad menos protectora, indolente, que está perdiendo la solidaridad”.
“Estamos perdiendo lo que aprendimos de nuestros abuelos, cuyas familias eran capaces de sostener a sus parientes desvalidos y hasta desconocidos”, agrega.
Un análisis solicitado a la Corte Suprema de Justicia, por la Comisión de Envejecimiento y Discapacidad de la Asamblea Legislativa, revisó 8.000 casos. Los resultados sorprenden y le dan base a Garita para afirmar que el abandono es un delito impune en Costa Rica.
A propósito del Día Nacional contra el Abuso, Maltrato, Marginación y Negligencia de las Personas Mayores, el pasado jueves 15 de junio, Román conversó con La Nación sobre este tema y reveló números que deben llaman a sensibilizar a las nuevas generaciones. El siguiente es un resumen de la entrevista.
− ¿Cuál es la situación de maltrato y abandono de adultos mayores?
− Tenemos un termómetro, no es el único, una línea de llamadas para todo el país (800-Conapam, 800-266-2726). Necesitamos empoderar a las personas porque también les da miedo llamar. Detectamos una tendencia peligrosa: de todas las llamadas, un tercio tiene que ver con algún tipo de violencia. La gráfica nos muestra una tendencia de crecimiento progresivo en el tema de violencia y abandono.
“Ningún tipo de violencia contra las personas adultas mayores es una conducta que podamos normalizar. Hay violencia que pasa desapercibida. La negligencia, por ejemplo: no te llevo a consulta, no te doy el medicamento. El abandono también es una demostración progresiva, no ocurre en un día, es un proceso en el que no nos damos cuenta. Y está el abuso patrimonial, que es algo de todos los días”.
− ¿Cuáles son los números?
− Al día de hoy, hay cerca de 1.000 personas adultas mayores a quienes la sociedad fue incapaz de sostener en la comunidad y la familia, y el Estado asumió su cuido y protección; pero si esa tendencia sigue, tendríamos que hacer edificios de apartamentos para personas abandonadas.
“Hace tres años, la ley penalizó el abandono (Ley que penaliza el abandono de las personas adultas mayores). En la Comisión de Envejecimiento y Discapacidad, de la Asamblea, solicitaron a la Corte Suprema de Justicia cuántos casos se han revisado y cuántos han terminado en condena, en esos tres años”.
− ¿Qué arrojó ese análisis?
− De casi 8.000 casos analizados en la Corte Suprema de Justicia, ¿cuántos casos terminaron en condena? ¡Dos! Entonces, algo no encaja. Algo no está bien.
− ¿Por qué solo dos? ¿Hay alguna hipótesis?
− Me atrevería a indicar que el abandono en nuestro país es impune. Yo sé que los trabajadores sociales de la red de salud ponen denuncias, pero se sienten frustrados al saber que ninguna prospera. ¿Cuál es el mensaje aquí? Diga lo que diga, me da igual. Ese es el mensaje a la población: que nada va a pasar y que nadie me va a acusar.
− ¿Y qué va a pasar ahora?
− Presenté a la Junta Rectora del Conapam este análisis, y en votación unánime se decidió solicitar una reunión al presidente de la Corte Suprema de Justicia para que nos ayude a entender el fenómeno y nosotros llevar el tema de la sensibilización a los jueces. Tenemos necesidad de detener el reloj, aunque sea un minuto: analicemos lo que estamos haciendo en sociedad. ¿Qué estamos diciendo con esto? Que se pueden violentar a los adultos mayores y no pasa nada.
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“Hoy es el momento de hacer conciencia de esto. No me gustan los datos de abandono, no me gusta el camino que estamos llevando y el mensaje que le estamos diciendo a las nuevas generaciones es que aquí todo es posible y nada sucede”.
− Y parece que ya no les van a quitar los ¢6.000 millones. Se temía que ese recorte afectara la atención de los adultos mayores abandonados.
− Esos ¢6.000 millones nunca se han quitado. Históricamente, nunca han estado en el presupuesto. Todos los años hay que ir a buscarlos. Es que el abandono no existía y no había un presupuesto para su atención. Hubo un momento en que, de repente, muchas personas estaban abandonadas en hospitales y tuvo que crearse un presupuesto, que todos los años hay que salir a buscar. Y ya lo tenemos: ¢6.024 millones.
“Pero la ruta no es tener más dinero para el abandono. La ruta es reducir el número de personas adultas mayores en abandono, y hacer un ejercicio contundente del Poder Judicial cuando se comprueba el delito. Cuando evidenciemos que eso tiene un castigo, las cosas empezarán a cambiar”.
– Volviendo a las cifras, ¿cuál es el detalle?
− 4.635 llamadas de marzo a diciembre de 2022. De esas, 32% fue por violencia y abandono (casi 1.500), 9% por consejería legal, 38% pidió algún tipo asistencia. El resto, solo por necesidad de hablar. Quizá el primer año termine con 5.500 llamadas. Yo tengo claro que esto va en crecimiento. Pero le tengo miedo al no resolver la necesidad.
− ¿Cuál es la capacidad de resolver esa necesidad?
− Hicimos más eficiente el uso de recursos. Había dineros que una organización tenía en el banco, con personas adultas mayores con necesidades..., pero persona adulta mayor con necesidad es persona que se debe atender. No hay dinero ocioso. Esto ya cambió. Aunque no nos creció el dinero, hicimos un uso más eficiente y esto da más recursos.
− El escenario más sombrío es que nuestros adultos mayores terminen en indigencia, tirados en las calles.
− Ese es un escenario catastrófico e inaceptable. De momento, no tenemos listas de espera. Hace un tiempo éramos campeones en recursos de amparo por no responder a la reubicación de los adultos mayores. Hoy le puedo decir que hay cero recursos de amparo porque mejoramos la eficiencia.
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− ¿Eso quiere decir que no hay una sola persona en espera de traslado?
− En los hospitales, pueden haber personas en proceso de análisis. Luego, Conapam tiene un mes para definir si está o no en abandono, pero en ese punto no hay pendientes. Sí nos dimos cuenta de que los médicos deben analizar desde el primer día factores de riesgo social, no cuando la persona tiene 60 o 90 días internada. Porque avisan a Conapam cuando la persona tiene 90 días hospitalizados, pero nosotros solo cinco días de saberlo.
− ¿Qué nos dicen esos números sobre el tipo de sociedad en la que vivimos y su capacidad o incapacidad de cuidar a los más vulnerables?
− La vida humana es digna independientemente de cualquier condición y edad. No siempre vamos en la carroza de la victoria, y la vejez, que es un privilegio y deseamos que sea exitosa, a veces no lo es y estamos en vulnerabilidad. Es inaceptable y no es natural la conducta de abuso contra los adultos mayores en cualquiera de los escenarios: físico, psicológico, patrimonial, sexual, y abandono. No es una conducta normal.
“Lo que estamos viendo hoy es una sociedad menos protectora, indolente, que está perdiendo la solidaridad y a lo mejor nos estamos haciendo egoístas. Estamos perdiendo lo que aprendimos de nuestros abuelos, cuyas familias eran capaces de sostener a sus parientes desvalidos y hasta desconocidos. Eran tiempos en que no existían hogares de larga estancia. Les invito a hacer un acuerdo social, muy personal, en el que necesitamos sensibilizar a las nuevas generaciones”.