Parece que a muchos adultos se nos olvidaron nuestros años de adolescentes. Probablemente, porque ya han pasado muchas décadas desde entonces, pero eso no implica que borremos de la memoria cuando descubrimos nuestros cambios corporales y nos asustamos; o cuando nos enamoramos por primera vez con dramas intensos a lo Romeo y Julieta.
Todo, absolutamente todo, se vive con gran intensidad en ese periodo de la vida, que los especialistas ubican temporalmente entre los diez y los 19 años.
Daniela Carvajal Riggioni, directora de la Clínica del Adolescente del Hospital Nacional de Niños, comparte en este capítulo de “Estar Bien” valiosa información para que los adultos entendamos −y, ¿por qué no?, volvamos a recordar− la adolescencia. Sobre todo, quienes son papás o cuidadores de estos menores de edad.
La pregunta del millón es: ¿Cuál debe ser la actitud de los adultos hacia los adolescentes? Lo primero que recomienda Daniela Carvajal es eliminar un término que desgraciadamente se ha vuelto de uso común entre los más grandes: “aborrescencia”.
Según dice, es una palabra negativa y despectiva para referirse a una etapa muy importante en la vida de cualquier persona, como lo es la adolescencia, en la que el ser humano enfrenta grandes cambios físicos y emocionales.
Quienes convivan con un adolescente en su familia deben entender que en esa relación debe abundar el cariño, la comprensión y, sobre todo, el acompañamiento.
“Hay que pensar que es una etapa que, como todas, pasa, y que parte de los comportamientos que se tienen son propios de ese momento de la vida. No la podemos ver tan negativamente esperando que pase rápido, porque también tiene cosas muy positivas que nos enseñan a todos”, dijo la médica pediatra, quien escribió recientemente un artículo de opinión en La Nación sobre este tema y que le invitamos a leer.
La adolescencia se divide en tres etapas, explicó Carvajal:
- Adolescencia temprana, que va de los 10 a los 13 años y es cuando los adolescentes perciben esos cambios físicos.
- Adolescencia media, de los 14 a 16 años. Es una etapa donde ya está desarrollada la parte física y cuando cobran relevancia las relaciones con los amigos y los pares. Es común, dijo Carvajal, que los padres se resientan porque los hijos quieran compartir más con los amigos. En esta etapa media es cuando la mayoría prueba las sustancias adictivas como licor, alcohol, tabaco o el tan temido vapeo.
- Adolescencia tardía: la viven aquellos adolescentes entre 16 y hasta 19 años. En este periodo sientan las bases del futuro, por ejemplo, al decidir la carrera que quieren seguir. Es una definición de lo que viene, del qué quiere hacer con su vida, y buscan una relación más estable de pareja.
Los lazos familiares no se tienen que perder en ninguna de estas etapas. Los papás o cuidadores tienen que estar presentes en todo momento con una escucha activa.
En todo este proceso de convivencia es importante comprender que no es lo mismo un adolescente de 13 años, uno de 15 u otro de 18. Su manejo es completamente diferente, aclaró Carvajal.
Para conocer más consejos sobre la convivencia saludable con los adolescentes en la familia, lo invitamos a escuchar el podcast y a ver la entrevista con la pediatra Daniela Carvajal en este capítulo de “Estar Bien”.
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