A pocos kilómetros de distancia, dos parquecitos congregaban a motivados y activos grupos de adultos mayores alrededor de máquinas para hacer ejercicio. Es un espacio y un tiempo que toman diariamente.
En un parque de San Juan de Dios de Desamparados estaban Juan Carlos Monge, de 78 años, quien no dejaba de moverse y sudar, a pesar de los nublados del día. Muy cerca suyo se ejercitaba Antonio Valverde, de 68 años, tal y como lo hace cada día. En otro parque de Aserrí, Grace Brizuela, de 72 años, hacía lo propio por fortalecer músculos de brazos y piernas.
Juan Carlos, Antonio y Grace representan a un importante grupo de la población costarricense en acelerado crecimiento. Por ellos, se lanzó este martes un llamado a respetar sus derechos y a promover políticas públicas que les garanticen una nueva mirada sobre lo que es la vejez.
En el marco de la presentación del segundo informe sobre las personas adultas mayores (PAM), elaborado por el Observatorio del Envejecimiento, de la Facultad de Medicina, de la Universidad de Costa Rica (UCR), se instó a construir una nueva conciencia que fortalezca la imagen de las personas adultas mayores.
El rector de la UCR, Gustavo Gutiérrez Espeleta, exhortó a evitar los prejuicios y desterrar lo que calificó como “mitos perversos y estereotipos degradantes”. Se trata, dijo, de propiciar nuevas formas de pensar.
“La vejez y el envejecimiento son asuntos cruciales que debemos valorizar en nuestro tiempo. Este nuevo pensamiento nos permitirá una sociedad costarricense más solidaria e inclusiva, a favor de las personas adultas mayores”, dijo Gutiérrez Espeleta.
De acuerdo con las proyecciones del Instituto de Estadísticas y Censos (INEC), para el 2030 Costa Rica tendrá 723.971 personas adultas mayores. Dentro de dos décadas, la población de 65 años y más superará el millón de habitantes.
Nuevos escenarios
El segundo informe del Observatorio del Envejecimiento detectó entre sus principales hallazgos un mayor interés de esta población por labores de voluntariado, y por el aporte que se pueda hacer por esta vía.
Se trata de participar pero con un estilo de vida saludable. Las actividades de ocio son importantes porque contribuyen con efectos positivos a un mejoramiento de su salud y calidad de vida.
Según este segundo informe, el Estado tiene la obligación de incrementar el desarrollo de programas y servicios que involucren más a esta población.
Carlos Murillo Zamora, director del centro de investigación del Observatorio de Desarrollo, informó que, según la Encuesta Nacional sobre el Uso del Tiempo, del 2022, existe una participación de las personas adultas mayores en actividades de voluntariado.
No solo se trata de ocio, según dijo Murillo. Es voluntariado para ayudar a su grupo de edad y a la sociedad en general.
“El vivir una vejez digna, autónoma e independiente es fundamental en el estilo de vida del siglo XXI. Tal vez, en el siglo pasado la visión de ser mayor de 65 años tenía otras características pero la vida del siglo XXI nos demanda ofrecer una vejez autónoma y comprender los problemas de esa población. Para adoptar medidas que anticipen los retos que afrontan esas personas y el país”, dijo el investigador.
Ante estos nuevos escenarios, el gran desafío para Costa Rica es ofrecer un envejecimiento activo, exitoso y saludable a sus mayores de 65 años en el que se les brinden mejores condiciones de vida a las personas adultas mayores, a sus familias y comunidades.
Poner más atención
Dos hallazgos adicionales de este segundo informe confirman que el riesgo de tener alguna discapacidad aumenta con la edad, y que la mayoría de las personas mayores están aseguradas: un 97,37% está protegido por la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) pero aún hay un 2,6% que no lo está.
Por lo anterior, enfatizó Murillo, los adultos mayores requieren de políticas públicas implementadas científicamente y de manera decidida por las autoridades gubernamentales y otros actores, para atender necesidades como el abandono, la violencia y la pobreza.
El decano de la Facultad de Medicina, de la UCR, Fernando Morales Martínez, considera que las condiciones en las que se encuentran las personas adultas mayores en el mundo y en Costa Rica, en el ejercicio de sus derechos humanos, es preocupante. Demanda que el Estado asuma el deber de garantizar el goce y el ejercicio pleno de los derechos de esta población.
“Corresponde a las autoridades idear cómo responden correctamente ante las violaciones que se perpetran contra estos derechos en nuestro país. Que vivan con dignidad hasta el fin de sus días y se tome en cuenta su independencia y autodeterminación.
“Es necesario enfrentar la desigualdad y pobreza contra los adultos mayores, que año con año, con tristeza, tenemos que verla. Las personas adultas mayores deben ser concebidas como sujetos plenos de derechos pero también con responsabilidades respecto a sí mismos y a la sociedad”, dijo Morales.
Por su parte, Ruth Rivera Víquez, de la Asociación Cartaginesa de Atención a Ciudadanos de la Tercera Edad (Ascate) y presidenta de la Federación Iberoamericana de las Personas Adultas Mayores, denunció que, a pesar de todos los esfuerzos, los derechos de esta población siguen siendo vulnerados.
“No podemos seguir esperando a que desde el Estado se avance hacia una protección y fortalecimiento hacia una sociedad incluyente. Somos nosotros quienes debemos promover la inclusión de nuestras voces, que conozcan nuestras necesidades y perspectivas para crear políticas que atiendan nuestros retos”, reclamó.
Edgardo Morales Romero, de la Junta Directiva de Jupema, recordó la necesidad de reconocer a esta población como sujetos de derechos. Solicitó al Gobierno fortalecer las políticas públicas para ese grupo etario con acciones que, entre otras cosas, frenen la violencia, promuevan su atención integral y les garanticen la seguridad económica y alimentaria.
Colaboró con esta información la fotoperiodista Mayela López.