Vivir solo no es lo mismo que vivir en soledad. Hay quienes disfrutan de estar solos pero mantienen sus conexiones con la familia, salen con los amigos y disfrutan de actividades profesionales o en su comunidad.
Tener clara esa diferencia es particularmente importante cuando se trata de mayores de 65 años, pues el impacto del aislamiento social en sus vidas es enorme en su salud mental, física y emocional.
Además, es un hecho que esta situación se profundiza en algunas personas durante estos días de final y principio de año.
La psicóloga Elisa Cortés Amador, del Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología, nos ayuda a dar algunas pautas para encender la alerta en aquellos casos en que el aislamiento y todo lo que este implica comienza a apoderarse de las personas adultas mayores.
Según Cortés, la soledad se visibilizó más después de la pandemia de covid-19 y es una de las causas más frecuentes de trastornos emocionales y mentales. La población adulta mayor, destacó la psicóloga, es una de las más vulnerables.
Entre las herramientas que Elisa Cortés comparte en este capítulo de “Estar Bien” para enfrentar la soledad están los vínculos familiares y comunales.
Estos vínculos, dice, ayudan a detectar cambios en el comportamiento de nuestros vecinos y seres queridos. Por ejemplo, darse cuenta de transformaciones súbitas en alguien que acostumbraba salir todos los días a caminar y tomar el sol y, de repente, ya no lo hace.
También es importante, añade la psicóloga, considerar el punto de vista del adulto mayor porque hay quienes disfrutan de estar solos. Los riesgos se disparan cuando se cae en el aislamiento social, cortando conexiones. Es aquí cuando se debe intervenir.
“Es importante que la comunidad reaccione ante una posible soledad que viva el vecino, la cual puede deberse a muchas razones: una enfermedad o una posible pérdida”, afirma Cortés.
¿Cuándo podemos sospechar que ese aislamiento social es patológico? La psicóloga recomienda observar mucho las conductas del día a día para ver si este nuevo comportamiento de mamá y papá no es igual.
“Si siempre fue solitaria y disfrutaba de actividades solas, el estar en soledad tal vez no sea tan grave. Pero si empezamos a ver comportamientos a nivel cognitivo, como que se le olvidan cosas o no nos reconocen, van más allá de la soledad como tal, hay que buscar ayuda”, recalcó.
Para conocer más herramientas para detectar las causas y efectos del aislamiento social en la población adulta mayor, los invitamos a escuchar el podcast y a ver la entrevista completa de este capítulo de “Estar Bien”.