Trastornos alimentarios como bulimia y anorexia no aparecen en los menores de edad de un día para otro.
Las semillas de estas enfermedades psiquiátricas se siembran varios años antes de explotar el problema. Solo el ojo vigilante de un padre y una madre cercano y cuidadoso con sus hijos lo podría detectar a tiempo, advierte Dalyana Vargas, psicóloga de la Clínica del Adolescente, Hospital Nacional de Niños.
Los trastornos alimentarios de este tipo son la tercera causa de muerte entre los menores de edad, agrega Vargas. Explica que los problemas de la conducta alimentaria se inician con una alteración del pensamiento, que aumentó a lo largo de varios años.
“Cuando ya vemos conductas como tendencia de purga o vómito, hablamos de un trastorno instalado, con uno o dos años de evolución. Muchos de nuestros jóvenes pueden tener estos tipos de pensamientos, de forma obsesiva, y no nos damos cuenta”, agrega la psicóloga.
Vargas asegura que unos padres o cuidadores que logren desarrollar una dinámica de interacción cercana y cuidadosa con niños, niñas y adolescentes, podrían notar conductas sutiles que preceden a las enfermedades ya instaladas y en proceso.
Por ejemplo, desde la forma en que el menor elige la ropa que va a usar, o si pasa muchas horas frente al espejo. También los comentarios que hace sobre hábitos de vida saludable o la comida.
Los padres deben estar al tanto sobre qué hablan y en qué tono se refieren a esos asuntos para guiarlos de manera correcta en la construcción de buenos hábitos, explica Vargas.
Otras señales ya más abiertas incluyen el aislamiento social, que puede estar asociado al problema de autoimagen o a alguna alteración de pensamiento. También cuando comienzan con comportamientos erráticos y tendencias a hacerse daño (cutting).
Múltiples causas
Los detonantes de estos problemas son múltiples, así como las maneras de abordarlos para prevenir que niños, niñas y adolescentes caigan en un círculo sin fin y terminen en un hospital, con su vida en riesgo.
“Cuando llegan a la consulta, descubrimos que entre las causas de estos trastornos hay bullying (matonismo escolar) o historia de familiares con el mismo padecimiento; muchas veces son los mismos padres.
“También es el tipo de comunicación familiar que se tiene porque una de las raíces del trastorno está entre los comentarios en la familia: sobre nuestros cuerpos e imagen”, explica la psicóloga.
Las redes sociales y cómo interactúan en ellas, también está teniendo un peso importantísimo como detonantes de estos trastornos en niños, niñas y adolescentes.
Un 90% de los casos atendidos en la Clínica del Adolescente por estas causas reportan seguir modelos de influencers o de otras figuras públicas que exponen su vida en las redes con imágenes falsas o pretenciosas, explica Vargas.
Para aprender a detectar señales de trastornos alimentarios en sus hijos o en los menores de edad de su familia, y consejos sobre cómo abordar este problema, lo invitamos a ver el video y a escuchar el podcast Estar Bien, con la entrevista completa a Dalyana Vargas.
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