Además del aparato para medir la presión arterial y la báscula para registrar el peso, el técnico en atención primaria, Fabio Vega, carga en su mochila un frasco mediano de gas pimienta.
Lo lleva para protección personal, porque ya son tres las veces en que ha sido víctima de ataques de perros en sus recorridos diarios por San Pablo de Barva, Heredia.
Literalmente, algunos vecinos le echaron los animales encima cada vez que los visitó.
Vega es uno de los seis asistentes de atención primaria en salud (Ataps) del Ebáis de San Pablo de Barva, que la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) dio en administración a Coopesiba.
Últimamente, para él y sus compañeros el trabajo de recopilar la información en salud de una población que ronda los 30.000 habitantes (solo para el distrito de San Pablo) se ha vuelto más difícil.
El ingreso a barriadas peligrosas debido a la delincuencia y la cada vez más numerosa existencia de ciudadelas “dormitorio”, donde es difícil encontrar gente de día, convierten sus recorridos diarios en todo un reto.
Dificultades. En el país, hay 1.011 técnicos en atención primaria: uno por cada Equipo Básico de Atención Integral en Salud (Ebáis), según datos de la Caja.
En el caso de Barva, de 40 casas que, en promedio, visita al día cada Ataps, apenas son recibidos en 10. Ahí les permiten recopilar los datos sobre el estado de salud de los miembros del hogar, dijo Marco Herrera Rodríguez, coordinador de Atención Primaria en Coopesiba.
Los Ataps hacen una visita anual a todas las casas. Esta tarda 30 minutos, aproximadamente, e incluye la revisión de carnés de vacunas, medición de presión arterial y recordatorios de exámenes como la citología vaginal.
Esa información es básica para tomar decisiones en la administración de los servicios de salud.
Coopesiba ha querido equipar a sus Ataps con tabletas para que recojan esa información, pero la amenaza de asaltos le ha impedido concretar el proyecto pues a algunos los han despojado de sus celulares.
En los Ebáis de comunidades de San José y Tibás, como San Sebastián, La Carpio y León XIII, que están bajo administración de la Clínica Bíblica, existen los mismos riesgos que en Barva.
“No hemos tenido problemas grandes, pero sí tomamos medidas preventivas. Tenemos un horario identificado como menos peligroso para la salida del personal e intentamos visitar en grupo las zonas de mayor peligro”, dijo Rodolfo Garbanzo Garvey, jefe médico de áreas de salud a cargo de la Bíblica.
La jefa nacional de Enfermería de la Caja, Carmen Loaiza Madriz, reconoce que los Ataps enfrentan riesgos, pero dijo que esto no debe ser una razón para dejar de ir a las zonas donde más se necesita la intervención del personal de salud.
“Les hemos dicho que hay que visitar precarios y a la población de riesgo porque ahí hay niños, diabéticos, violencia doméstica... Deben organizar las visitas en equipos, porque acompañados es más difícil que los agredan”, dijo Loaiza.
Según la funcionaria, cada zona debe definir las estrategias para garantizar que se realicen las visitas a los barrios.
En los Ebáis de Barva, por ejemplo, se instruyó al personal de salud para que haga visitas domiciliares los dos últimos sábados de agosto, informó Marco Herrera.
La prioridad, dijo Herrera, la tendrán aquellas comunidades “dormitorio” donde es difícil encontrar a alguien en casa durante los días entre semana.