Más de 1.000 millones de jóvenes corren el riesgo de perder el oído en todo el mundo por prácticas que arriesgan su salud auditiva; principalmente, el uso de audífonos a alto volumen las 24 horas los siete días de la semana, según organismos internacionales de salud. No importa si se usan los dispositivos más modernos o caros. La clave aquí es cómo los usan.
“Son estos muchachos de hoy en día, que pasan pegados a sus computadoras y celulares con esos audífonos 24/7 y que usted, si va en un bus con ellos, oye a lo lejos lo que estos muchachos van escuchando en sus audífonos por el volumen que llevan. Se están produciendo una agresión al oído tremenda y, perfectamente, conforme pasa el tiempo les puede provocar una situación de sordera irreversible a muy temprana edad”, advirtió el médico Walter Monterrosa Ordeñana, de la Fundación Clínicas sin Fronteras, organización costarricense sin fines de lucro.
Las prácticas contrarias a la salud del oído, como esta que describe Monterrosa y que se ha vuelto tan común en nuestros días, se suma a la sordera que muchas veces llega con el envejecimiento, y que también irá en aumento debido a la prolongación de la expectativa de vida en muchos países, incluido Costa Rica. Esto se conoce como presbiacucia: la pérdida de capacidad auditiva por la edad.
Sobre esto último es poco lo que se puede hacer, pero sobre aquellas causas que se pueden modificar, como el uso inadecuado de audífonos, es en lo que hay que intervenir para cambiar comportamientos y prevenir discapacidades, que son irreversibles, como la sordera.
Según Monterrosa, 1.500 millones de personas ya padecen algún grado de pérdida auditiva en el mundo. De ellas, 430 millones tienen necesidad de usar dispositivos para aumentar el volumen de las ondas sonoras y escuchar. Esas cifras crecerán a 2.500 millones y 700 millones, respectivamente, en el 2050, según organizaciones mundiales de salud, informó el médico.
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“Muchas veces, no le damos el debido cuidado a nuestros oídos para que funcionen bien. Una delas cosas que más nos preocupa a los médicos es la pérdida de la audición, leve, moderada o grave. Hay tres tipos de pérdida: una conductiva, la neurosensorial y la mixta. Como todos nuestros cambios en el organismo por la edad, podemos ir perdiendo la agudeza auditiva. Es lo que se llama presbiacucia. Como sucede con los ojos a partir de los 40, con la presbicia.
“Con la presbiacucia no hay nada que hacer. Es una parte que afecta a la población conforme aumenta la expectativa de vida, pero tenemos otras causas por las que podemos perder la agudeza auditiva por puro descuido o por prácticas inadecuadas”, advirtió el médico.
Una persona se puede dar cuenta de la pérdida de agudeza cuando empieza a percibir problemas para escuchar. Por ejemplo, cuando necesita poner la radio o el televisor a todo volumen, cuando repregunta porque le costó escuchar lo que dijeron, o cuando empieza a hablar a gritos porque piensa que los demás no lo oyen cuando es él, o ella, quien realmente no escucha.
Según Monterrosa, las causas que llevan a esa pérdida de capacidad para escuchar, más allá de la edad, incluyen las siguientes:
- Formación de cerumen: es un tapón por acumulación de cera, un material necesario para mantener la lubricación del oído. Estos tapones dificultan temporalmente la audición. Esta es la única causa de sordera que se puede revertir. Las demás, no.
- Infecciones en el oído: otitis crónicas pueden dañar las estructuras del oído.
- Tumoraciones o cáncer.
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- Perforaciones del tímpano: cuando esa membrana está rota, produce distorsiones en el sonido que recibimos del exterior. En los casos extremos, causa sordera.
- Ruidos o sonidos fuertes: el caso de pasar con los audífonos escuchando a altísimos volúmenes.
- Factores hereditarios: padres con problemas auditivos pueden hacer que sus hijos manifiesten problemas similares.
- Ruidos laborales: como quienes trabajan en un aeropuerto, en construcción o en fábricas.
Cualquier daño a la capacidad auditiva tiene efectos en la vida personal y laboral. Alguien que ya no oye bien puede empezar a aislarse socialmente y caer en episodios depresivos. También puede tener dificultades en su vida laboral, en especial en las personas jóvenes, advirtió el médico.
Para proteger la salud auditiva hay que empezar por limitar el uso excesivo de aparatos como audífonos. Lo mismo que evitar al máximo prácticas peligrosas; entre ellas, limpiarse el oído introduciendo aplicadores y otros objetos que pongan en riesgo el tímpano.