El cierre obligado de los parques nacionales debido a la emergencia nacional por el covid-19, le ha dado un respiro a la naturaleza en esas zonas protegidas.
Tanto es así que el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) analiza si convendría, una vez pasada la alerta sanitaria, moderar el ingreso de turistas.
Las autoridades evalúan ajustes con la idea de ampliar la protección de la flora y fauna nacionales ante un exceso de exposición a la presencia humana.
Para tomar la decisión, el Ministerio comenzará a medir el impacto provocado por la falta de visitantes en estas áreas protegidas.
Según el ministro Carlos Manuel Rodríguez, la primera de estas medidiciones se realizará en el Parque Nacional Manuel Antonio, ubicado en Quepos, Puntarenas.
También se considera incluir en el estudio al Parque Nacional Tenorio, el Parque Nacional Santa Rosa (ambos Guanacaste), y el Parque Nacional Corcovado, en la península de Osa (Puntarenas).
“La idea es ir al campo a investigar y, con ciencia y técnica, descubrir cómo ajustamos la visitación turística para beneficio de nuestra naturaleza. La vida silvestre se acostumbra a los humanos, a su comida y a su comportamiento. Eso altera su dieta y estilo de vida y eso es un problema”, manifestó.
Del 23 de marzo al 13 de abril, el Minae cerró por completo el acceso de visitantes a las áreas silvestres protegidas de Costa Rica para apoyar las medidas de mitigación ordenadas por el Ministerio de Salud contra el nuevo virus respiratorio y para resguardar la seguridad de los funcionarios del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac).
La medida alcanza 44 lugares con visitación, entre parques nacionales, reservas biológicas, refugios de vida silvestre y otras áreas silvestres protegidas.
La pandemia obligó al Gobierno a declarar estado de emergencia nacional desde el pasado 11 de marzo.
Dedo en la llaga
Para el ministro Rodríguez, es crítico documentar los beneficios de la ausencia de actividad humana para los parques macionales porque, según dijo, cuando eso se confirme “descubriremos que en realidad estamos haciendo un mal manejo de nuestras áreas protegidas”.
El ministro citó como el ejemplo el caso del Parque Nacional Manuel Antonio donde el Minae, según manifestó, batalla para disminuir el altísimo ingreso de excursionistas.
"Ahí deberían ingresar unas 600 personas al día, pero al final me temo que esa cifra ronda los 2.000. Soportamos una gran presión comercial de los empresarios de la zona para que eso siga sin cambio”, aseveró.
Según Rodríguez, ese parque nacional ejemplifica el tipo de interacción nociva entre humanos y animales que trastorna la vida silvestre porque esta termina acostumbrándose demasiado a los seres humanos.
En ese sentido, alegó que una investigación sobre cambios perceptibles en este período sin visitantes permitirá establecer conexiones y luego facilitar decisiones.
“Yo no requiero un estudio científico para descubrir qué podemos y debemos hacer mejor en Manuel Antonio y en otros parques, pero sí debemos hacerlo con respaldo científico y técnico”, insistió.
Durante esa época, los guardaparques dedican más tiempo a trabajar en mantenimiento y arreglos de instalaciones.
El ministro agregó que solicitará asignar más personal a vigilancia y protección para prevenir delitos ambientales.
“Otro beneficio es que estamos en época de incendios forestales, pero nuestro personal no está atendiendo turismo y en este momento eso es útil porque los guardaparques estarán más atentos a este tema en sus zonas”, explicó.
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Nuevos hábitos
Alexánder León Campos, director del Área de Conservación Guanacaste (ACG) del Sinac, aseguró que durante estas últimas semanas ha aumentado la presencia de animales silvestres en sitios a los que nunca se acercaban, posiblemente por el ruido, las luces y la actividad humana.
Mencionó, específicamente, una mayor presencia de dantas y jaguares.
“Sí puedo confirmar que unas cámaras trampa que hay por esta zona ya han fotografiado jaguares. Puedo decir que hemos visto, en general, una mayor presencia de animales en lugares en donde antes no se acercaban”, agregó León Campos.
Vilmar Villalobos Villegas, administrador del Parque Nacional Volcán Miravalles José Manuel Dengo, también confirmó que esta semana se vieron miembros de una familia de dantas registrada hace unos meses ahí.
Para la directora de Ambiente de Naciones Unidas, Inger Andersen, la naturaleza está enviando un mensaje con la pandemia de coronavirus..
Andersen aseguró que la humanidad viene ejerciendo demasiadas presiones sobre el mundo natural con consecuencias dañinas y advirtió de que, no cuidar el planeta es “no cuidarnos a nosotros mismos” según declaraciones brindadas al diario inglés The Guardian el pasado miércoles.
Según la funcionaria de la Organización de Naciones Unidas (ONU), hoy la prioridad inmediata era proteger a las personas del coronavirus y prevenir su propagación, pero a largo plazo se debe abordar la pérdida de hábitat y biodiversidad en la naturaleza.
“Nuestra continua erosión de los espacios salvajes nos ha acercado incómodamente a animales y plantas que albergan enfermedades que pueden saltar a los humanos”, aseveró.
El propio jerarca del Minae comparte la hipótesis de que la vida silvestre vive muy cerca de los seres humanos.
Sin embargo, cuando los animales salvajes perciben menos humanos amplían su rango de movimiento, de caza y esto les ayuda. "Osos, lobos, coyotes y pumas en todo el planeta hoy ya hacen esto por la emergencia sanitaria”, comentó Rodríguez.
Según expresó, un avistamiento de tres manatíes el lunes frente al Parque Vargas de Limón pudo ser circunstancial, pero también podría ser efecto de la disminución evidente de actividad humana.