El director del Laboratorio Nacional de Aguas, de Acueductos y Alcantarillados (AyA), Darner Mora Alvarado, fue suspendido de sus labores durante un mes mientras se realiza una investigación administrativa por el evento de contaminación con el fungicida Mancozeb, en el río Barranca, Puntarenas, sucedido el 27 de julio anterior.
Mora confirmó la medida a La Nación; precisó que fue notificado sobre la investigación preliminar este lunes 28 de octubre, en su oficina del Laboratorio, en Tres Ríos de La Unión, Cartago. El funcionario desconoce más detalles de esta pesquisa.
El microbiólogo y salubrista dirige ese laboratorio desde 1989. Explicó que la suspensión por un mes con goce de salario es una medida cautelar mientras hacen la indagación.
“Estoy muy tranquilo. Siento que lo hicimos muy bien”, dijo en referencia al manejo que se dio del caso de Barranca desde ese laboratorio.
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Fue notificado por abogadas de la Presidencia Ejecutiva del AyA, quienes se llevaron su computadora con los archivos relacionados con ese caso. A Mora Alvarado, le prohibieron entrar al laboratorio, y a sus compañeros les dijeron que no tuvieran contacto con él.
En sustitución temporal de Mora Alvarado, la Presidencia Ejecutiva nombró al ingeniero químico Andrés Lazo, funcionario de la subgerencia de Gestión Ambiental, informó Mora.
La contaminación del río Barranca
La contaminación del río Barranca fue provocada por un camión cisterna que se volcó la tarde del sábado 27 de julio, en la ruta nacional 1, entre San Ramón y Esparza. El vehículo trasladaba más de 1.000 litros de mancozeb, un producto utilizado para controlar plagas de hongos en cultivos.
La emergencia obligó a suspender el suministro regular de agua potable y cerrar la planta potabilizadora local que abastece a más de 100.000 personas en distintas comunidades.
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Como resultado de ese incidente, el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) halló grandes cantidades de un fungicida tóxico en los pozos y tomas de agua que se alimentan del río Barranca, en Puntarenas.
Las pruebas de laboratorio detectaron un promedio de 7.000 miligramos por litro cuando la regulación establece que ese valor no puede ser superior a 0,1 miligramos por litro.
Luego de seis días de trabajos, el Instituto informó el 2 de agosto de que la situación había sido controlada y ya no existía contaminación.