La brecha de género en Costa Rica se hizo más corta con la llegada de la pandemia de la covid-19 a partir de 2020. Sin embargo, esto no se dio por las razones idóneas: en lugar de que las mujeres hayan tenido mejores oportunidades, mejores ingresos económicos y roles en puestos políticos y de liderazgo que las equiparen a los hombres, la calidad de vida de ellos cayó, de ahí que las condiciones se hicieron menos desiguales.
Paola Omodeo Cubero, especialista en estadística del PNUD, advirtió, durante la presentación de resultados, que esto no necesariamente es una buena noticia ni debería tomarse como tal.
“Realmente lo que quiere decir es que tenemos un decrecimiento en desarrollo humano y resulta que las brechas se han reducido por ese decrecimiento que hemos experimentado. Hay que tomarlo en cuenta. Insisto, no podemos verlo como algo positivo cuando siguen existiendo desigualdades y sigue distribuyéndose de manera no igualitaria el desarrollo humano”, expresó.
José Vicente Troya Rodríguez, representante del PNUD en Costa Rica, complementó: “es imposible obviar la afectación que durante este período tuvieron las mujeres, en materia no solo de empleo, tambié de victimización en violencia”.
Dos índices en un informe
Para hablar de brechas y desigualdades de género, el informe construyó dos índices, uno es el Índice de Desarrollo de Género (IDG) y el otro el Índice de Desigualdad de Género (IDG-D). Cada uno de los 82 cantones del país (hasta el momento del análisis) tiene su calificación y clasificación dentro del índice, según las condiciones que tengan las mujeres para vivir y desarrollarse en sus diferentes ámbitos en comparación con los hombres.
A lo largo del informe, los autores hacen especial énfasis a la desigualdad, y el capítulo sobre género no es la excepción. Por eso se presentan dos índices distintos que miden variables diferentes y ajustan el componente de desigualdad. Por eso, los cantones que destacan en un índice no necesariamente destacan en el otro. Además, la pandemia trajo consigo retos distintos en términos de desigualdad.
“Las desigualdades se manifiestan en el acceso a bienes y servicios, especialmente por su calidad, y también en la capacidad de agencia e influencia política”, cita el reporte.
Índice de Desarrollo de Género (IDG)
Refleja las desigualdades entre hombres y mujeres en los logros de las tres dimensiones básicas de desarrollo humano: salud, conocimiento y dominio sobre recursos económicos.
Salud: se mide por la esperanza de vida al nacer de hombres y de mujeres.
Conocimiento: se calcula por los años esperados de escolaridad de niños y niñas, y los años promedio de escolaridad de mujeres y hombres de 25 años y más.
Dominio sobre recursos económicos: medido por una estimación del bienestar material de mujeres y hombres que utiliza como datos el promedio del ingreso per cápita del hogar por región, la población total de hombres y mujeres, el cociente de salario percibido por las mujeres y la proporción de la población de hombres y de mujeres económicamente activa.
Con base en esos datos se obtiene el índice desarrollo humano (IDH) por cada sexo biológico y luego se divide el de las mujeres entre los hombres para obtener el IDG. El ideal es que este valor esté en 1, porque eso es indicador de una igualdad entre ambos sexos. Si está por debajo de 1, el índice beneficia a los hombres, si está por encima, beneficia a las mujeres.
Cuanto más se aleje del 1 mayor es la desigualdad. Por ejemplo, si la diferencia con 1 es menor a 0,25 se tendrá un índice alto, si es entre 0,26 y 0,5 será medio, si está entre 0,51 y 0,75 será medio bajo y si está entre 0,76 y 0,100 será bajo.
De acuerdo con el informe, el IDG promedio cantonal tuvo un comportamiento relativamente estable entre 2010 y 2019, caracterizado por un IDG medio. El punto más bajo lo alcanzó en 2011 con un índice de 0,937; el punto más alto, fue el alcanzado al final del periodo en 2020. En este último año, el IDG promedio alcanzó un valor de 1,004, el valor más cercano a 1 –la igualdad– en todo el lapso.
“Sin embargo, el dato no se debe analizar como una mejora en el indicador como tal. La crisis ocasionada por la covid-19 colocó a los países del mundo ante desafíos sin precedentes, tanto para el sistema democrático, como los derechos y el desarrollo humano, generando que las dimensiones de la vida de las personas y la sociedad se vieron amenazadas y se agravaron problemas ya existentes”, subraya el documento.
Cinco cantones con mayor IDG
Estos son los que aparecen con una menor brecha de género según los datos a 2020. Todos aparecen con IDG alto, dado que la diferencia con 1 es menor a 0,25 y todos se acercan a ese número.
Cuatro de ellos están en San José –de esos tres están en la Gran Área Metropolitana (GAM)– y uno en Guanacaste.
No obstante, como explica el informe, lo sucedido durante la pandemia y la forma en la cual impactó la salud (especialmente en los hombres), el conocimiento y el acceso a recursos puede estar afectando esta numeración.
- Tarrazú: 1,001
- Mora: 1,002
- Nandayure: 1,002
- Tibás: 0,998
- Goicoechea: 0,998
Cinco cantones con menor IDG
Estos son los que muestran la mayor brecha de género en 2020, bajo situaciones de pandemia que pudieron alterar la situación vivida tanto por hombres como por mujeres. Estos cinco incluyen cantones en cinco provincias diferentes: Puntarenas, San José, Guanacaste, Cartago y Alajuela. De estos cantones, solo El Guarco está en la GAM.
De acuerdo con Omodeo, Osa, Turrubares y La Cruz muestran un índice bajo, los demás muestran un índice medio. Llama la atención que en todos los cantones, salvo en uno, Orotina, la diferencia está en favor de las mujeres.
- Osa 1,101
- Turrubares 1,099
- La Cruz 1,085
- El Guarco 1,074
- Orotina 0,925
Índice de Desigualdad de Género (IDG-D)
El IDG-D incluye la desigualdad en los logros y calidad de vida entre hombres y mujeres, por lo que algunos autores consideran que es una aproximación más cercana a la realidad.
Estas son las variables que mide:
Salud reproductiva: incluye la tasa de mortalidad materna y la tasa de natalidad en las adolescentes.
Empoderamiento: medido por el porcentaje de regidoras y regidores, y la población con al menos algún tipo de educación secundaria.
Mercado de trabajo: medido por la tasa de participación en la fuerza de trabajo.
A partir de estos se calcula el IDG-D, el cual varía entre 0, cuando las mujeres y los hombres presentan igualdad, y 1, cuando las mujeres y los hombres se encuentran en condiciones de total desigualdad. Estos son los rubros:
Muy baja desigualdad: de 0 a 0,175
Baja desigualdad: de 0,176 a 0,331
Desigualdad media: de 0,332 a 0,501
Alta desigualdad: de 0,502 a 0,590
Muy alta desigualdad: 0,591 o más
En los últimos años Costa Rica ha fluctuado entre 0,272 (desigualdad baja) y 0,202 (desigualdad baja, también). Persiste el reto para llegar a una desigualdad muy baja.
Con este índice sucedió lo mismo que con el IDG, al llegar la pandemia, muchos cantones redujeron la desigualdad, un ejemplo de ello es que la mitad de los cantones muestran muy baja desigualdad, pero esta también puede ser entendida no como mejores condiciones para las mujeres, sino como peores para los hombres.
“Es el valor más cercano a cero que hemos tenido, pero como les mencionaba anteriormente este no es un resultado favorable, hay que tomar con mucha cautela, viendo que en términos de afectación sigue existiendo una desigualdad importante. Tenemos 11 cantones en media desigualdad, muchos de ellos en territorios fronterizos”, alertó Omodeo.
Cinco cantones con mayor IDG-D
Todos estos muestran desigualdad muy baja. Todos están en el Valle Central; tres en la provincia de Heredia y dos en San José.
- Flores 0,073
- San Isidro 0,098
- Montes de Oca 0,099
- Moravia 0,108
- Santo Domingo 0,110
Cinco cantones con menor IDG-D
Todos muestran desigualdad media y sus puntajes distan de los cinco cantones en el listado anterior. Ninguno está en la GAM. Hay cuatro en la provincia de Alajuela y uno en San José.
- Guatuso 0,475
- Tarrazú 0,469
- Los Chiles 0,426
- Naranjo 0,403
- Upala 0,400
Para los autores del informe, estos datos ayudarán a una mejor toma de decisiones para poder equiparar las condiciones de género y cerrar las brechas, pero en la que ambos sexos cuenten con mejor calidad de vida y acceso a recursos.