Los hospitales y Ebáis de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) dedicarán más personal y tiempo a la atención de otras enfermedades distintas a la covid-19, para aprovechar la significativa caída en el número de contagios, hospitalizaciones y muertes que se registra desde finales de setiembre. La institución llama este proceso “desescalada”, y ya se había ejecutado en un descenso anterior de casos, entre febrero y marzo pasados.
Las autoridades institucionales anunciaron en conferencia de prensa, este 17 de noviembre, una estrategia en ocho fases, que incluye el cierre técnico del Centro de Atención Especializada para Pacientes de Covid-19 (Ceaco), en una fecha que será anunciada en próximos días. Este miércoles, ese hospital solo tenía 18 personas internadas, de las 88 en capacidad de atender, lo que muestra la reducción “significativa” en la demanda de enfermos de covid, destacaron voceros de la CCSS.
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“Luego de un análisis y considerando la reducción sostenida durante siete semanas consecutivas, la Gerencia Médica presentó a la Junta Directiva un plan para la disminución estratificada de camas para pacientes covid, que fue aprobado el 11 de noviembre. Es una recuperación de camas para aumentar la producción en otras áreas distintas a covid. En caso de que el país presente un nuevo repunte, los servicios están en capacidad de iniciar una nueva reconversión”, explicó el gerente médico, Mario Ruiz Cubillo.
El presidente ejecutivo de la CCSS, Román Macaya Hayes, explicó que el plan de reducción tiene como base un trabajo en red, sobre todo a nivel regional. La atención de covid estará ahora considerada dentro de los servicios ordinarios de los centros de salud, para permitir la recuperación de servicios no covid, agregó Yerlin Alvarado Padilla, asesora de la Gerencia Médica.
Según Macaya, el 25 de mayo pasado, en uno de los momentos más críticos de la última ola pandémica, los hospitales alcanzaron una ocupación de 528 camas en Unidades de Cuidado Intensivo (UCI), y 490, el 15 de setiembre. En camas de salón se llegaron a llenar 911, el 25 de mayo, y 889, el 28 de setiembre. El 25 de mayo, 1.439 pacientes estaban internados, en el “día más alto de toda la pandemia”, en palabras de Macaya. Seis meses después, el 16 de noviembre, 354 personas permanecían internadas (solo dos en hospitales privados); de ellas, 148 en una UCI. Son números muy positivos, por debajo de la capacidad límite reconocida por la CCSS para dar atención óptima, que es de 359 camas en UCI.
Ruiz confirmó la tendencia en el descenso de la demanda por esta causa. Solo en hospitalización la caída es de un 20%, y los fallecimientos en hospitales cayeron un 35%. Según dijo el gerente, mientras en las dos primeras semanas de setiembre ingresaban 239 personas a UCI y egresaban 200, en las primeras de noviembre ingresaron 42 y egresaron 92 pacientes.
Aunque los servicios de salud han mantenido activa la atención de los denominados ‘casos no covid’ durante estos 20 meses de pandemia, lo cierto es que la prioridad la han tenido los enfermos por el coronavirus. Esto disparó los tiempos de espera para operaciones, procedimientos diagnósticos y citas programadas con el especialista, según ha reconocido la CCSS. Solo en la especialidad quirúrgica de Ortopedia, esos plazos rozan los 800 días de espera.
Estrategia en ocho fases
La estrategia contempla ocho fases, en dos escenarios, con el fin de facilitar la recuperación paulatina de todos los servicios y garantizar la atención, oportuna y de calidad, tanto a enfermos covid como no covid.
El primer escenario es uno ordinario, de cuatro fases, que contempla la coexistencia de la atención de todos los pacientes, con la recuperación de servicios y el reforzamiento de capacidad de respuesta local. El segundo escenario, con otras cuatro fases, es uno en condiciones extraordinarias, con un eventual aumento de enfermos covid, y en el cual se considera la reconversión de camas según demanda y la reorganización de la red por si fuera necesario volver a aumentar la capacidad instalada.
Las siguientes, son las ocho fases anunciadas por las autoridades de la Caja como parte de la Estrategia de desescalada estratificada para pacientes covid y la recuperación de otros servicios:
FASE 1, o de distribución en red de hospitalización covid: cada red hospitalaria se organizará para atender las necesidades de su población por covid, al tiempo que recupera de forma paulatina los servicios afectados debido a la pandemia. Incluye el cierre técnico del Ceaco.
FASE 2, o de reducción de camas en hospitales periféricos (por ejemplo, San Carlos, La Anexión o el de Osa): concentra la atención de nuevos casos covid en centros de salud estratégicos: Hospital Tomás Casas (región Brunca), La Anexión (Chorotega), Hospital de Guápiles (Huetar Atlántica), Hospital Nacional Psiquiátrico (Central Norte y Central Sur).
FASE 3, o de reducción de camas en hospitales regionales (por ejemplo, San Rafael de Alajuela o Max Peralta, en Cartago): incluye un cierre técnico del área covid del Nacional Psiquiátrico, esperando que toda la demanda de atención covid se logre atender dentro de la labor ordinaria de los hospitales. Incluye la reorganización de camas en hospitales nacionales.
FASE 4, o de reducción de camas en hospitales nacionales (por ejemplo, México o Calderón): los casos residuales que requieren cuidado intensivo se concentrarán en el Hospital Calderón Guardia.
FASE 5, o de distribución de casos en la red hospitalaria para atención covid: ampliación de la oferta de camas covid en un escenario extraordinario con aumento de casos covid.
FASE 6, o de apertura en camas en hospitales nacionales: el primer centro previsto para abrir camas para atender casos covid en un escenario extraordinario será el Hospital Calderón Guardia.
FASE 7, o de ampliación de casos leves a nivel regional: la atención de enfermos leves y moderados se hará en centros estratégicos en una eventual fase de aumento en el número de enfermos.
FASE 8, o de medidas extraordinarias: se considera esta fase ante un eventual aumento de casos que sobrepase la capacidad hospitalaria, siempre con base en el análisis de las condiciones epidemiológicas y la capacidad institucional, como se hizo con los picos en las olas pandémicas.