De los ¢2,5 billones de presupuesto que maneja la CCSS al año, únicamente el 1% de esa cifra –¢25.000 millones– está destinada al mantenimiento de la infraestructura hospitalaria.
Ese dinero es poco para garantizar la conservación de un millón de metros cuadrados, que tiene la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) en centenares de edificaciones, a lo largo de todo el territorio nacional.
En otras palabras, la institución solo asigna ¢25.000 anuales por cada metro cuadrado que tiene. Con ese monto trata de mantener cada metro cuadrado en óptimas condiciones.
Las fallas en el mantenimiento quedaron en evidencia en un informe del 2012, realizado por la propia Caja, el cual determinó que el 73% de los establecimientos de salud se encuentran en un estado que va de regular a malo .
En dicho estudio, los hospitales y grandes clínicas fueron evaluados desde lo arquitectónico, lo mecánico, lo industrial y lo eléctrico.
Los únicos centros de salud que sacaron buena nota fueron los hospitales San Rafael de Alajuela y San Vicente de Paúl, en Heredia. Ambos son los más nuevos de la seguridad social.
Gabriela Murillo, gerente de Infraestructura y Tecnología de la Caja, reconoció el rezago en mantenimiento y achacó eso al hecho de que, por muchos años, los presupuestos para la conservación eran utilizados por las autoridades de cada centro médico para el pago de tiempo extraordinario a su personal médico y administrativo.
En criterio de Murillo, eso cambió desde inicios de este año, con la promulgación de un reglamento para el mantenimiento de los edificios, el cual establece que el presupuesto designado, para ese fin, no puede ser utilizado en otros compromisos.
Lo urgente, lo primero. ¿Cuánto le costaría a la Caja poner a punto toda su infraestructura?
Estimaciones de la Gerencia de Infraestructura detallan que el monto asciende a $1.500 millones (¢757.500 millones), una cantidad de dinero alejada de la realidad de la Caja, que intenta salir de su crisis financiera.
Para comenzar a atender las fallas, la entidad prioriza aquellos proyectos que ya fueron catalogados como “urgentes”.
Para ello, necesita ¢32.000 millones, pero ni siquiera ese dinero está disponible, por lo que este año se girarán los primeros ¢8.000 millones.
Murillo comentó que en el listado de esos primeros trabajos, está el cambio de techos, pisos y baños, así como el refrescamiento de la pintura en varios centros de salud.
Para el 2014, la Caja destinaría otros ¢8.000 millones a proyectos de esa lista de “urgente”.
Mejoras. Si la crisis financiera también desnudó las fallas en infraestructura, el ordenamiento de las finanzas, que hace la Caja, le ha permitido construir nuevos recintos para mejorar los servicios.
La más nueva es la que alberga el Servicio de Radioterapia del Hospital México, un moderno centro de atención contra el cáncer, que incluye aceleradores lineales, consultorios y tratamientos con quimioterapia. Esa obra fue inaugurada hace poco más de un mes y costó ¢18.000 millones.
Otra proyecto reciente son los nuevos quirófanos del Hospital San Juan de Dios. ¿A qué se debió esa remodelación? Nada más y nada menos que a la clausura, que hace poco más de dos años ejecutó el Ministerio de Salud, debido a las pésimas condiciones en que estaban esas salas.
Lo mismo sucedió el año pasado con las salas de cirugía del Hospital Nacional de Niños, que presentaban problemas en la instalación eléctrica y el aire acondicionado. Esos quirófanos están siendo reconstruidos, precisamente, por la ausencia de mantenimiento e inversión en infraestructura.