Resulta muy fácil distinguirlo entre el grupo porque lleva una camiseta del Club Sport Cartaginés. Se llama Carlos Humberto Cortés Ortega, pero en Aguacaliente de Cartago lo conocen más por ‘Cali’ y, aunque no reside en San Vito de Coto Brus, su agradecimiento a ‘La Negrita’ lo impulsa a trasladarse en bus casi 270 kilómetros desde su casa hasta el punto de arranque de los peregrinos: la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes, en San Vito.
Son decenas de romeros de ese cantón al sur de Puntarenas los que consumirán nueve días de peregrinación hacia la Vieja Metrópoli. Tienen pensado llegar a la basílica de Nuestra Señora de los Ángeles cerca del mediodía del lunes 1.° de agosto. El grupo salió apenas terminó la misa dominical de las 11 de la mañana, este 24 de julio y, ¡claro!, después de almorzar, porque jamás pensar en salir con el estómago vacío a recorrer los primeros 15 kilómetros de romería.
Este lunes salieron a la 1 a. m. para completar la segunda etapa hasta Paso Real, a donde llegaron a eso de las 7 a. m. y este martes tienen previsto arribar a Santa Marta de Buenos Aires, en Puntarenas.
Con excepción de los dos años en que la romería se suspendió por la pandemia causada por la covid-19, ‘Cali’ Cortés, de 67 años, lleva cinco de acompañar a este grupo. Para hacer esta romería, el vecino del barrio Lourdes, en Aguacaliente, pagó una cuota y presentó su esquema completo de vacunación anticovid. Además, solo lleva consigo dos maletas y un salveque. Esos son los requisitos que se piden a los romeros que van con el grupo.
Esta tradicional caminata solo se ha suspendido tres veces en 238 años de historia. La primera vez fue en el 2009 debido a la pandemia por la gripe AH1N1. En 2020 y 2021, tampoco se pudo realizar debido a la propagación de la covid-19.
Agradecidos con ‘la patrona’
‘Cali’ Cortés lleva a ‘La Negrita’ su propia lista de agradecimientos, aunque también muchos encargos. Según dijo, este año ofrecerá la romería por todo el personal de salud que trabajó para salvar vidas; incluso, hubo quienes murieron por ayudar a los demás.
“También la ofreceré por la salud de toda mi familia y por el gane del Cartaginés, porque lo hizo Campeón, ya que muchos se sentaron en esas graderías pero no lo vieron y ya no están con nosotros. Voy con mis camisetas, banderas y gorras del equipo. Creo que soy el único cartaginés del grupo. Llevo muchas peticiones apuntadas que la gente me da y cuando llego se las dejo a ‘La Negrita”, contó a pocas horas de empezar la caminata.
Su esposa es de Tilarán, en Guanacaste. Él vivió ahí 20 años. Incluso, por 25 años hizo la romería con el grupo de peregrinos que salían desde ese cantón. Luego, empezó a hacerla con los de San Vito de Coto Brus.
“Me pasé del grupo de Tilarán al de San Vito porque buscaba a un compañero con el que me gustaba hacer el recorrido; pero ese primer año no la pudo realizar, igual me inscribí en la asociación y desde ahí hasta la fecha, menos los dos años que no se realizó por la pandemia.
“Me bautizaron en la basílica y siempre me ha gustado mucho hacer la romería. Mis papás me llevaba desde que estaba chiquitillo. Mi mamá alistaba almuerzo y nos llevaba caminando hasta la basílica. Ahí nos reuníamos con otros familiares que solo en esa época del año lográbamos ver. Conforme crecí, me fui para San José y la hacía solo”, recuerda.
Desde hace varios días, ‘Cali’ alistó todo lo que llevaría en su equipaje de romero: por lo menos, tres pares de tennis para soportar jornadas de hasta 30 kilómetros diarios de recorrido. Lleva imágenes de la Virgen de los Ángeles, y lo principal: la fe y el agradecimiento.
Serán nueve días. Por dicha, los romeros de San Vito van acompañados de cocineras y masajistas como parte del su equipo de apoyo. Un furgón lleva sus colchonetas y muchos litros de agua para tomar durante todo el camino, que alternará sol y calor, con el frío y la neblina del cerro de la Muerte, uno de los trayectos que Cortés describe como el más fuerte, por las cuestas y la dificultad de entrar en calor debido al intenso frío de esa parte del camino.
“Siempre trato de mantenerme entre los 20 y 30 primeros del grupo que encabezan la caminata. La parte del cerro es la más dura, yo voy bien abrigado pero aún así cuesta entrar en calor, la gente de esos pueblos sale a darnos asistencia y se siente el calor humano”, cuenta mientras reconoce que para estas caminatas ha tenido que prepararse: caminó hasta tres horas en las montañas de los alrededores de la fábrica de cemento, “para ir aflojando” músculos.
LEA MÁS: Berny agradece a ‘La Negrita’ sus 20 años sin tomar alcohol ni usar drogas
Desde ya, visualiza su llegada junto al grupo a las puertas de la basílica. De hecho, los romeros de San Vito son de los peregrinos más esperados en la plazoleta. Entran caminando en procesión, todos juntos. Ahí la consigna es que nadie se puede adelantar.
Los murmullos de su oración se elevan hasta las cumbreras del templo, mezclados entre las cuentas de sus rosarios. Hasta al más incrédulo tiembla −si es que alguno se logra filtrar entre el gentío− al ser testigo de este testimonio de fe. Es el broche de oro de una jornada protagonizada por decenas de devotos que, como ‘Cali’ Cortés, hará de cada uno de estos nueve días hacia el Santuario una revelación de fe, esperanza y agradecimiento.