No tener suficientes mascarillas quirúrgicas descartables para todo el personal de salud o enfrentar un grave escenario de desabastecimiento son riesgos que enfrenta la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
La pandemia convirtió ese y otros equipos de protección personal (EPP) en bienes de difícil acceso y la Caja no escapa a esa realidad.
Por esa razón, desde el 3 de junio la Gerencia Médica envió un oficio a directores de hospitales nacionales, regionales y áreas de salud en el cual indica la estrategia en caso de un faltante: utilizar mascarillas de tela, aunque son poco recomendables.
El 19 de julio extendió ese mensaje a directores regionales, administradores, jefes de Ebáis, jefes de sucursales, agencias y otros departamentos.
En el comunicado se enfatiza que, si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) no recomienda el uso de mascarillas de tela para sitios de atención médica, sí plantea su utilización “en situaciones de escasez severa o falta de existencias de mascarilla quirúrgica”.
Asimismo, el documento asegura que la institución suministrará los tapabocas reutilizables al tiempo que determina el personal que las usaría. Estos serían lavados en los servicios de lavandería internos o los externos contratados por la entidad.
Según datos entregados por la Caja a La Nación el viernes 31 de julio, los centros médicos nacionales cuentan con inventario de mascarillas descartables para un mes.
Asegura que el almacén de la entidad tiene de esas mascarillas para un mes y medio más y esperan que ingresen, en las próximas semanas, pedidos que les permitan cubrir 3,5 meses más.
De acuerdo con la institución, gestionan la compra de urgencia de 25 millones de mascarillas descartables, adquisición que se realiza a través de dos procedimientos de compra directa que serían adjudicados en las próximas semanas.
En la actualidad, el sistema de salud nacional consume aproximadamente, 800.000 mascarillas quirúrgicas cada dos semanas, según dijo Miguel Salas Araya, director de Aprovisionamiento de Bienes y Servicios de la CCSS.
¿Quiénes usarían mascarilla de tela?
Según el documento emitido por la Gerencia Médica el 19 de julio, en caso de faltante, deberán usar mascarillas de tela los funcionarios administrativos que laboren en sitios donde no se pueda mantener una distancia de 1,8 metros o no cuenten con barreras físicas para la atención del público.
Los ingenieros y personal de mantenimiento que realicen funciones en áreas donde no hay pacientes con covid-19, si los trabajos se realizan en zonas donde hay usuarios y no se puede mantener la distancia de 1,8 metros deberán portar mascarillas quirúrgicas.
En la primera directriz, la Gerencia Médica incluyó en la lista de uso de mascarilla de tela al personal que labora en áreas de hospitalización, consulta externa, vacunación, nutrición, preparación de alimentos y a los que atienden pacientes que no presentan síntomas respiratorios. Sin embargo, la entidad cambió de criterio y los excluyó en la nota del 19 de julio.
“Se procederá al uso de mascarillas de tela en caso de que se comunique oficialmente por parte de las autoridades institucionales un estado de escasez, y a la fecha la institución no ha girado en ningún momento este pronunciamiento. Primeramente, porque se ha logrado abastecer hasta a la fecha a las unidades del EPP (equipo de protección personal) necesario para la atención de la emergencia y en segunda instancia porque la institución está en gestiones para lograr la fabricación de mascarillas con los materiales textiles recomendados para la confección de la mascarilla de tela”, dijo Mario Ruiz, gerente médico de la CCSS.
Las mascarillas de tela se fabricarían con los lineamientos del Instituto de Normas Técnicas de Costa Rica.
“En el momento en el que se cuente con ellas y siendo que se declare un estado de escasez se utilizarán solo en los escenarios establecidos”, agregó Ruiz.
Quejas de funcionarios
Asistentes de pacientes y personal de enfermería de varios centros médicos expresaron a La Nación su molestia por el equipo de protección que reciben. Esas personas dieron declaraciones con la condición de no revelar sus identidades por temor a represalias.
Una asistente de pacientes del Hospital de Geriatría y Gerontología Raúl Blanco Cervantes aseguró que reciben una o dos mascarillas quirúrgicas por turno (8 horas), eso implica que deban guardarla cuando van al baño o a comer y luego volverla a utilizar.
“Al inicio de la emergencia nos dieron unas caretas, pero eran de muy mala calidad. Entonces, hemos tenido que buscar caretas por nuestros medios”, expresó la mujer, quien desarrolla funciones como acompañar a los usuarios hospitalizados al baño, cambiar pañales y hasta dar de comer a quienes lo requieran.
“Sí nos limitan a una o dos mascarillas por turno, como máximo, pero si uno se pone a sacar cuentas cuando uno va a desayunar se la tiene que quitar; cuando uno va a almorzar se la vuelve a quitar; cuando uno va al baño se la tiene que volver a quitar. Son muchos los espacios en los que se contamina esa mascarilla y eso nos limita mucho”, añadió.
Otro asistente de pacientes de ese centro médico confirmó los temores, debido a los dispositivos que reciben.
“En realidad no me siento protegido con el equipo que nos están dando, hay un poco de malos manejos porque cuando entra un paciente por problemas respiratorios o con fiebre les hacen el hisopado dos o tres días después del ingreso (...) Pasamos bastante tiempo desprotegidos porque en ese tiempo solo se usa la mascarilla quirúrgica y, en teoría, si un paciente es sospechoso se debe tratar como si fuera positivo y no nos están dando el equipo para hacerlo así”, relató.
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El 22 de julio, se confirmaron en ese centro médico dos brotes que obligaron a aislar pacientes y funcionarios, unos tras dar positivos y otros como contactos.
Hasta este momento, todos los hospitales nacionales y algunos regionales han tenido funcionarios contagiados o sospechosos de covid-19. El caso más dramático fue el del Hospital San Juan de Dios, que para mediados de julio llegó a tener 394 funcionarios de diferentes áreas en aislamiento, 61 eran casos positivos y 333 trabajadores contacto.
Lenín Hernández, secretario general del Sindicato de Enfermería y Afines (Sinae) confirmó que existe malestar entre los funcionarios por la escasez de equipo de protección y temen que, por falta de protección, los profesionales en salud se conviertan en un foco de infección.
Desde marzo, Sinae registra 24 quejas por falta de mascarillas, gabachas, guantes, quimonos, gafas, caretas y otros para la atención de pacientes sospechosos o positivos por el nuevo coronavirus en centros de salud de todo el país.
“El personal dice que no se cuenta con el equipo de protección adecuado (...) Estamos hablando de caretas, gafas, gorros descartables y batas, que son equipos que, prácticamente, solo se han utilizado en unidades especializadas y creemos que ahora casi todo el personal debe contar con él en cualquier área de hospitalización”, comentó Hernández.
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El dirigente sindical declaró que algunos trabajadores han recibido instrucciones verbales para que reutilicen las mascarillas quirúrgicas descartables.
La Gerencia Médica de la CCSS dijo que la dotación de equipos por turno la gestiona cada centro de salud.
No obstante, “en procedimientos quirúrgicos, médicos y de enfermería, preparación inocua de los alimentos, en la aplicación de las precauciones de aislamiento por transmisión de patógenos por gota, entre otros” deben usarse y descartarse de acuerdo a los procedimientos establecidos por las autoridades.
“A diferencia de tareas donde se le puede dar uso prolongado, para las cuales se pueden brindar 3 mascarillas por turno”, detalló la entidad.
La Gerencia de Logística informó de que a lo largo de la pandemia en Costa Rica ha distribuido 45 millones de piezas de equipo de protección personal.
Semanas atrás, la Caja inició una investigación para determinar las condiciones en las que compró y distribuyó cerca de 700.000 mascarillas que tenían rotulación en la que se señalaba que no eran de uso médico.
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Intento de donación
Debido a las carencias expresadas por sus afiliados, Sinae ofreció, a inicios de mayo, una donación de 7.000 mascarillas de polipropileno.
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Hernández afirmó que las mascarillas propuestas pasaron por controles del Laboratorio Nacional de Nanotecnología, pero no recibieron una respuesta positiva de parte de la CCSS.
El 27 de mayo, la Gerencia Médica de la CCSS respondió que “no se aprueba su aceptación por tratarse de mascarillas lavables, las cuales, dentro de los lineamientos institucionales, no se consideran de uso para establecimientos de salud”.
“Cuando Sinae ofreció dicha donación, no se contemplaba por el equipo técnico la necesidad de recurrir a insumos textiles para cubrir los requerimientos, sin embargo la pandemia ha afectado en la adquisición de todas la líneas de EPP, por lo que actualmente nuevas estrategias están siendo tomadas en cuenta”, respondió el gerente médico, Mario Ruiz Cubillo, ante consultas de este diario.