De los 25 cadáveres donados en lo que va del año para utilizar sus órganos, no fue posible aprovechar los hígados de cuatro pues estaban llenos de grasa. Provenían de gente joven y, en apariencia, no eran gordos.
Los cuatro hombres, con edades entre 20 y 30 años, fallecieron en hechos violentos.
A pesar de su juventud y de una aparente buena condición física, esos cuatro cadáveres tenían el hígado graso, producto, muy probablemente, de inadecuados hábitos alimentarios.
“Eran personas jóvenes, sin antecedentes de enfermedades crónicas. Su condición echa a perder el hígado, porque la grasa puede ocasionar una reacción inflamatoria importante y poner en peligro el trasplante.
”Esto lo que significa es que no solamente es la buena voluntad de decir ‘soy donante’, sino que hay que cuidar la salud por dos razones: una, porque se previenen las enfermedades crónicas y la demanda de un trasplante. Y número dos, porque si voy a ser donante, tengo que considerar ser uno de calidad”, dijo Marvin Agüero Chinchilla, coordinador del Programa de Donación y Trasplantes de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
El año pasado, la CCSS encontró dos cuerpos de los cuales tampoco fue posible aprovechar el hígado debido a esa misma condición.
“En estos cuatro casos, se mandaron a hacer exámenes y biopsias como control de calidad y lo que encontraron los patólogos fueron cantidades microscópicas de grasa. El hígado es un indicador de salud”, agregó Agüero.
Según dijo, la CCSS no tiene contabilizado cuánto se pudo haber perdido en términos de localización de donante, receptor y pruebas para descartar, finalmente, el uso de estos hígados.
Los otros órganos sí fueron aprovechados, principalmente, los riñones.
Aumento. Hasta el 19 de junio, el programa de la CCSS había logrado recuperar 25 donantes cadavéricos en los diferentes hospitales de la institución.
La mitad de esos donantes son personas que sufrieron daños por accidente cerebro-vascular (mejor conocido como derrame) o isquemia cerebral. Fueron personas que tuvieron un infarto masivo con secuelas cerebrales.
Un 40% de esas personas son víctimas de accidentes viales y un 10% son resultado de otros hechos violentos, como las riñas callejeras.
Con esos 25 cuerpos, se logró elevar la tasa de donación para el primer semestre del año a 5,1 donantes por millón de personas.
La cifra supera toda la del 2014 que, según Agüero, fue de 3,1 donantes por millón.
Ahora, el reto para el programa es garantizar la capacidad de los hospitales para hacer los trasplantes, si sigue aumentando la oferta de donadores.
El último registro contabilizaba 835 personas en espera de una operación de estas en algún hospital de la CCSS.
El trasplante que más demanda tiene es el de córnea, con 620 personas en lista de espera.