La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) investiga las causas por las cuales un lote de 700.000 mascarillas descartables fue distribuido a los hospitales de todo el país para ayudar en la atención de covid-19, a pesar de que traía un rótulo que aclaraba que no eran de uso médico.
El presidente ejecutivo de esa institución, Román Macaya Hayes, confirmó este lunes en conferencia que se realiza esa indagación, cuyos resultados prometió dar pronto a la prensa, sin especificar fecha.
“El informe que tenemos de la Gerencia de Logística, no es que se compraron mal. Se compraron, en buena teoría, de acuerdo a las especificaciones. Fue que se entregaron sin ver que tenían una rotulación que decía ‘non medical’ (no son de uso médico). Ahora, si eso cumple o no con los criterios médicos, es otra cosa.
“No debería haber un daño económico si se compraron bien, pero se entregaron mal. Entonces, en ese caso, la empresa tendría que reponerlas ¿Dónde estuvo la falla? Eso es algo que saldrá en el informe de investigación, porque hay toda una cadena logística, desde las especificaciones, la adquisición y luego el control de calidad y queremos revisar toda esa cadena para ver dónde estuvo la falla, pero no debería haber repercusiones económicas para la CCSS”, manifestó Macaya.
Según informó el gerente de Logística de la Caja, Luis Fernando Porras Meléndez, en entrevista telefónica con La Nación, a la 1:30 p. m. de este lunes, la compra forma parte de una adquisición mayor en la cual la institución invirtió más de $1,1 millones.
La compra total asciende a 2,8 millones de unidades, realizada a la empresa IBT S.A., y es parte de la licitación 2020 CD 64-5101, informó el gerente.
Porras aclaró que no se trata ni de las mascarillas provenientes de la donación china, ni del caso presentado por la Asociación Nacional de Profesionales en Enfermería (ANPE), de mascarillas marca Dicen KN95, objeto de la llamada a cuentas del ministro de Salud, Daniel Salas, a Macaya, el 27 de junio.
Es una compra directa generada por la situación de emergencia por la pandemia de covid-19.
Solo en el lote 20200428-001 se detectó el problema de la rotulación, luego de que se generaron reportes de incidentes desde diferentes hospitales. El primer reporte se recibió desde el 7 de junio, una semana después de que ingresara el producto al almacén de la CCSS, según Porras.
El gerente no especificó si ese lote es el único que ha entrado de la compra mayor. Tampoco, cuántos lotes más, y cuándo, ingresarán al almacén.
La orden de recoger el producto trasciende el viernes 10 de julio luego de que la comisión responsable revisó la información documental contra muestras, explicó Porras.
LEA MÁS: CCSS compró 700.000 mascarillas que no eran de uso médico y corre para retirarlas de hospitales
La CCSS todavía no sabe cuántas de esas 700.000 mascarillas fueron utilizadas en sus hospitales.
Se está en proceso de negociar con el proveedor la reposición de los insumos y su llegada al país.
Porras no supo precisar la fecha de ingreso de los siguientes lotes que forman parte de la compra de 2,8 millones de mascarillas.
El funcionario esquivó calificar el nivel de gravedad de este fallo. Se limitó a repetir, ante preguntas de La Nación, que “es un problema de calidad; es un problema de calidad, es un problema de calidad (del proceso)”.
“Lo que tengo que decir es que hemos mantenido un abastecimiento continuo, en todos los hospitales. Hemos recorrido el país y generado muchas estrategias para garantizar el abastecimiento.
“Esto, como en cualquier cadena de abastecimiento, es un problema de calidad”, insistió Porras.
El gerente aseguró que toda la cadena será revisada para ver en dónde se produjo el “error material” que evitó detectar la etiqueta durante el protocolo que se sigue en el análisis de idoneidad del producto.
“Por el momento, estamos revisando el tema de la (investigación) de la comisión de implementos médicos. Es todo un sistema el que se va a investigar; el proceso completo, no solo personas”, manifestó Porras.
Colaboró en esta información el periodista Diego Bosque