Desde que Mariluz Benavides ingresó con dolores de parto al Hospital Calderón Guardia procedente de Guápiles, Limón, no se soltó de la mano de su esposo, Bryan Rosales.
Con él ya tiene dos hijos; las contracciones le indicaban que, posiblemente, ese miércoles 6 de agosto completarían cuatro si sus gemelos decidían nacer.
Un equipo de La Nación la encontró en la sala de labor, rodeada de enfermeras obstetras, quienes revisaban su condición y la de sus bebés.
Rosales seguía a su lado, junto a una bola gigantesca que las enfermeras usan para ayudar a las mujeres en el proceso de dilatación, mediante algunos ejercicios.
Muy probablemente, una década antes Bryan no hubiera pasado de la puerta de emergencias que separa a pacientes y acompañantes.
Mucho menos, Benavides hubiera tenido la posibilidad de usar técnicas de relajación para el parto. Entre ellas, la bola de ejercicios y una ducha de agua tibia para bajar el estrés y la ansiedad.
Acompañante, bola y ducha son tres de las medidas de aplicación obligatoria para el personal de salud de las maternidades públicas, según lo establece la Guía de atención integral a las mujeres, niños y niñas en el periodo prenatal, parto y posparto , de la Caja.
Esa guía es del 2009. Procura cambiar el enfoque medicalizado de la atención del parto a uno más humano.
El enfoque humano incluye, entre lo más importante, que el personal de salud respete la posición elegida por la mujer para dar a luz (acostada, sentada, de cuclillas), y no practicar episiotomías (piquetes), rasurados o poner sueros como si fueran procedimientos de rutina hospitalaria.
La entonces gerente médica de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), Rosa Climent, dijo que la guía es de práctica obligatoria.
Tendencia. Solo en los hospitales públicos se atienden más de 66.000 partos al año; es decir, el 94% de todos los registrados en el país.
El 21% de esos casos se resuelven por cesárea, un procedimiento quirúrgico que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda solo para el 15% de los partos, que son los considerados de alto riesgo.
La atención humanizada del parto no es solo una tendencia en los hospitales de la Caja. Ni tan siquiera es exclusiva del país.
Hay todo un movimiento global de varias décadas atrás, que aboga por promover el parto vaginal y humanizarlo.
Hay evidencia científica de que mejorar el trato y las condiciones ambientales baja las tasas de mortalidad y morbilidad tanto de niños como de madres, manifestó Rafael Salazar Portugués, asesor de la ministra de Salud, y coordinador de la Comisión Nacional de Mortalidad Materno Perinatal e Infantil.
Salazar asegura que se está avanzando, aunque los progresos se ven un poco más rápido en centros privados.
En el Hospital Clínica Bíblica, por ejemplo, las parejas pueden invertir en un parto con presencia familiar en la habitación, una experiencia que marca positivamente a a quienes participan en ella, explicó la jefa de Enfermería de la maternidad, María Solano Pizarro.
Este hospital atiende 1.200 partos al año, la mitad de todos los nacimientos que se producen en centros privados. El 75% de ellos tienen indicación de cesárea del médico ginecoobstetra.
En ruta. Para Griselda Ugalde, enfermera obstetra jubilada y vocera del Colegio de Enfermeras, la guía de la Caja es un buen comienzo.
Pero aclaró: “El enfoque humanizado no es solo hablarle bonito y decirle mi amor. Parte del paradigma del humanismo considera a la persona en su dignidad y derechos. A la gente debe dársele información para que decida”, explicó.
Una de las deudas aún pendientes, dijo Ugalde, es convertir la tradicional sala quirúrgica en sala de labor; esto con el fin de erradicar esa falsa visión de enfermedad que tiene el embarazo y el parto.
Ugalde puso como modelo de atención al Hospital Max Peralta de Cartago, donde se maneja el concepto de familia gestante, con una sala exclusiva para su atención en el servicio de emergencias.
Salazar admitió que la plétora de mujeres embarazadas dificulta la atención en los centros públicos.
El Calderón es uno de los casos más representativos pues su maternidad perdió la mitad de las camas en el incendio del 2005.
El 6 de agosto, cuando atendió el parto gemelar de Mariluz y Bryan, los pasillos estaban llenos de camillas. Aún así, Mariluz tuvo acceso a más de lo que, probablemente, tuvo su madre, varias décadas atrás.