La época de los llamados Chapulines marcó el nacimiento del Centro de Restauración a la Niñez Renacer. Eran los años 90 y aquella banda hacía y deshacía en San José. Para entonces, los problemas de consumo se limitaban al pegamento.
Impactados por la realidad de los niños de la calle, un grupo de raíces cristianas se dio a la tarea de rescatar a estos menores. Así surgió Renacer.
Sergio Acevedo se convirtió en uno de los fundadores del centro que hoy, casi 20 años después, se dedica a rescatar a mujeres adolescentes adictas.
Muchas cosas han pasado en estos años, dice el actual director: la demanda de servicios aumentó (pasaron de atender 10 niñas a 40 o más); y es mayor la complejidad de cada historia que toca a sus puertas.
Hasta la semana pasada, la lista de espera para ingresar a la terapia de 15 meses, en este centro en las montanas de Patarrá, rondaba las 20 solicitudes. Ellos intentan que las esperas por uno de los cupos sean cortas pues entienden la urgencia de sacar de las drogas a estas adolescentes.
Renacer es una comunidad terapéutica donde inculcan buenos hábitos de vida : solidaridad, responsabilidad, respeto, autoestima . Su siguiente paso es dar armas para salir a un mundo que no siempre las recibirá con los brazos abiertos.
Para esto, requieren el apoyo de las instituciones del Estado y de la sociedad civil, porque se requiere de sitios que estén dispuestos a darles fuentes de trabajo y de crecimiento personal.Este es el gran desafío para organizaciones como estas, obligadas a sacar a las chicas una vez que llegan a la mayoría de edad. Los 18 años es un límite que marca el fin de la ayuda económica por parte del Patronato Nacional de la Infancia (PANI).